Esta es la historia de cómo me tropecé y me caí al suelo.
El día en que caí, sin embargo, no estaba mirando al piso. Estaba caminando, pero distraída y absorta en un par de ojos celestes. Celestes y azules como el mar.
Y por eso no vi la piedra.El día en que caí, no lo hice sola; conmigo cayeron también mi estabilidad, mi equilibrio mental y hasta algunas otras personas.
Confieso que todavía no consigo levantarme del todo. Y todavía me duelen las heridas.Ponete cómodx, porque te voy a contar una historia. Comienza ese día, el fatídico y maravilloso día en el que vi esos ojos marinos por primera vez...
YOU ARE READING
Lo que nunca pude decirte
PoetryAcá están. Todos los poemas que inspiraste en mí, pero que jamás viste. Tus ojos de mar siempre fueron mi mejor musa. Quizás yo fui muy cobarde como para mostrarte mis escritos, o en realidad quizás nunca te importé lo suficiente. Pero acá están...