XXVII. No amanece

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Tengo una teoría:
desde que te fuiste
en mis días no amanece
sólo sale el sol

desde que no te veo
las noches nunca terminan
incluso cuando hay luz afuera siento la misma oscuridad
y las mismas ganas de dormir
para no sufrir al menos por unas horas
esa tortura china a la que le dicen recordar

aunque a veces ni siquiera lo consigo
porque hasta en mis sueños estás presente
-o más bien estás ausente-
en fin, desde que ya no puedo mirarte
veo tus ojos en cada estrella
pero ninguna se te compara
porque simplemente ninguna puede brillar tanto
y todas las canciones que escucho me hablan de vos
y todas las lágrimas que se me caen también

desde que te fuiste soy un témpano de hielo
que lo único que sabe hacer es extrañarte
y ya ni siquiera me alcanzan las palabras
para explicarte lo mucho que lo hago
no me alcanzaría todo el diccionario
ni todos los lenguajes del mundo
para decirte cuánto te necesito

no me alcanzan las palabras y sin embargo me sobran
me sobran las ganas que tengo de besarte
porque esa siempre fue la única manera en la que pude expresártelo todo sin equivocarme
me sobra la impotencia y me sobran mis manos porque ya no tienen a quien acariciar
me sobra la amargura y me sobran los dolores cuando me acuerdo de que tus ojos ahora la miran a ella
me sobra la nostalgia cuando te pienso y me sobra también el costado de mi cama en el que siempre dormías
nunca me había dado cuenta de lo fría que es mi habitación
-es que ahora no tengo tus besos-

me sobran las maneras de autodestruirme y sobre todo
sobre todo me sobran los ojos
porque tengo la teoría de que desde que te fuiste no amanece

y sin amaneceres y sin tus ojos
no tengo nada que valga la pena mirar

Lo que nunca pude decirteWhere stories live. Discover now