XIX. Motivos

46 1 0
                                    

Si me pongo a pensar
lógicamente
coherentemente
no tengo motivos para seguirte extrañando

tus ideales nunca encajaron con los míos
tan bien como lo hacían nuestras manos
y nuestros planes a futuro eran
simplemente irreconciliables

nunca pude realmente entender
algunas cosas que decías
y sé que vos tampoco comprendías
muchos de mis planteamientos

mis ideas eran una maraña
que para vos no tenía sentido
tus ideas eran un enredo
del cual yo nunca podía salir

a veces te miraba
y no entendía nada
pero entonces me mirabas
y lo entendía todo

otras veces me lastimabas
pero no había enojo que tus besos no disolvieran
ni tristeza que durara cuando me hacías cosquillas

los días sin verte siempre fueron inviernos
pero de alguna forma a vos no parecían afectarte
me viste temblando y no se te ocurrió abrazarme
o al menos sentarte a temblar conmigo

yo te miraba hasta dormir como si fueras un tesoro
y creo que a veces vos ni me mirabas

tu cuerpo y el mío siempre fueron imanes
pero tu mente y la mía eran polos opuestos

tus besos y los míos siempre supieron encontrarse
pero tus horas y las mías iban a destiempo

por eso
si me pongo a pensar
fríamente
conscientemente
no tengo motivos para seguirte necesitando

pero si me pongo a sentir
ilógicamente
irracionalmente
encuentro mil y un motivos en tu piel
para no irme 

(quiero que sepas que estoy
pero no porque quiera quedarme
sino porque no quiero irme
y son cosas distintas)

Lo que nunca pude decirteWhere stories live. Discover now