XXXVIII. La llave

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Estás atrapado en mi casa mental
pero no sé bien quién trabó la puerta
¿fuiste vos o fui yo?
¿yo te encerré o vos no te querés ir?
¿quién tiene la llave?

¿existe esa llave?

voy a visitarte a mi casa mental
-el único lugar donde te puedo ver ahora-
y sentados juntos en un sillón
vemos en la tele nuestra historia
todos nuestros recuerdos
como si fueran una de esas películas
que tienen un final muy predecible 
pero yo no lo sabía
y vos no me lo contaste
hasta que fue demasiado tarde

te explico pacientemente
que hay otras personas esperando para entrar a mi casa mental
que va a ser mejor que te vayas
que no te quiero echar a la fuerza
que no quiero tomar medidas drásticas
como quemar la casa o demolerla
pero que de alguna forma te tenés que ir

vos sólo me mirás con esos ojos
y sin decirme nada
me lo decís todo
y yo entiendo
porque no es la primera vez que te lo explico
porque no es la primera vez que no decís nada

y sé que vos también entendés
que en el fondo no quiero sacarte de mi casa mental
que en el fondo me da miedo
la gente que está allá afuera esperando
no sé si quiero que entren
no sé si quiero que te vayas
y capaz por eso te quedás

me levanto del sillón para marcharme
de mi casa mental ocupada por vos
antes de irme me das un beso en la frente
y me explicás pacientemente

que la llave existe
que la tengo yo
pero que como siempre
olvidé dónde está
y yo entiendo
porque no es la primera vez que me lo explicás
porque no es la primera vez que pierdo la llave
porque tampoco va a ser la última

Lo que nunca pude decirteWhere stories live. Discover now