LVII. Mi método de autodestrucción favorito

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Contame cómo era eso
corazón
eso de que ya te estaba olvidando
que ya no me acuerdo
ni de qué se trataba ese verbo

venís a tocar mi puerta
con esos ojos doblegadores
y esa sonrisa esclavizadora
venís a tocar mi puerta
cuando menos me lo esperaba
cuando estaba desprevenida
venís a tocar mi puerta
vaya a saber con qué motivos
vaya a saber con qué intenciones
venís a tocar mi puerta
pero dejémonos de tantos engaños
y tantas vueltas

sabés que no hay puerta

-y cómo voy a decirte que no-

en fin la cuestión es que te dejo pasar
te dejo acomodarte entre mis brazos
(yo te cuido
pajarito
yo te protejo)
y después te permito acariciarme
y después te permito besarme
y después te permito utilizar mi cuerpo
porque dejémonos de tantos engaños
y tantas vueltas

sabés que sólo me estás usando

-pero cómo voy a decirte que no-

e incluso me permito a mí misma acariciarte
con mi oreja en tu pecho escucho tu corazón latir
mientras recorro con mis dedos
los surcos de tu abdomen
(cómo alguien puede ser
tan absurdamente perfecto
cómo la naturaleza puede crear
semejante belleza)
y también me permito a mí misma aspirar tu olor
después de tanto tiempo
después de tanta abstinencia
porque dejémonos de tantos engaños
y de tantas vueltas

sabés que nunca dejé de extrañarte

-y cómo voy a decirte que no-

me dejo caer una vez más en tus ojos
y en tus brazos cálidos rodeándome
se me escapa ese suspiro que grita
ojalá este momento fuera eterno
te sonrío porque sos
mi mejor catástrofe natural
y tenés esa belleza cruel y nociva
de los huracanes o los rayos en las tormentas
te sonrío porque sos
mi método de autodestrucción favorito
y tenés ese sabor a pecado en los labios
al que nunca me pude resistir muy bien

ahora te escucho irte lejos y no me parece raro
que me dejes una vez más acá sola
porque dejémonos de tantos engaños
y tantas vueltas

siempre fuiste libre de marcharte
sabés que nunca hubo puerta

-y nunca aprendí a decirte que no-

Lo que nunca pude decirteWhere stories live. Discover now