XXXIV. Órdenes

20 0 0
                                    

Si me pidieras
que pare de fumar
y que vuelva a comer
con dureza en la voz
con enojo en los ojos
te respondería

"pedímelo bien"

y si volvieras a repetir las órdenes
con dulzura en la voz
con ruego en los ojos
te respondería

tirando mi atado de cigarrillos
comiéndote a vos con alegría
-pero claro
sólo si me lo permitís-
y después desayunaría de verdad
por primera vez en mucho tiempo

pero claro que eso es sólo
una triste fantasía de mi mente
ya no me mirás lo suficiente como para notar
que anoche no probé bocado
y en cuanto al cigarrillo dudo que te moleste
ahora que ya no besás mis labios
y no encontrás sabor a nicotina
ahora que ya no puedo acariciar tu cara
y tampoco sentís olor a nicotina en mis dedos
y aún si te molestara
lógicamente pensarías
que ya no sos nadie para pedirme que pare
que ya no sos nadie para ordenarme nada

en honor a la verdad voy a confesarte
que sos el único al que le obedecería esas órdenes

pero claro que eso es sólo
una triste confesión inútil
porque ya no te importo lo suficiente como para notar
que te sigo mirando con ojos sumisos
que seguís siendo mi eje

así que me siento en mi ventana a fumar
para ignorar el hambre que tengo
mientras siguen resonando en mi mente
esas órdenes
que nunca
van a ser
pronunciadas

Lo que nunca pude decirteWhere stories live. Discover now