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Dejé mi celular al lado mío, quería irme de aquí necesitaba irme. Ese video había arruinado mi reputación y mucho más que eso.

Sentí como tocaban la puerta, me levanté y la abrí encontrándome con la subdirectora del colegio. Tenía una carpeta en sus manos y al lado de ella estaba Scarlet con su cuaderno de siempre.

—Hola Emma —saludó la subdirectora—. Sabemos lo que ocurrió... debido a eso Lidia y Daria, han sido expulsadas del campamento.

—Eso no arreglará nada —miré detrás de ellas, no había nadie afuera, todo el lugar estaba vacío.

—Creemos que lo mejor será que tu vuelvas a casa —bajé la mirada y una extraña sensación recorrió mi cuerpo.

—No es un tema a discutir, sabemos que es injusto... pero no creo que quedarte sea una sabia decisión —miré a Scarlet y asentí levemente.

—Al regreso a clases Lidia y Daria recibirán un gran castigo —la subdirectora, hizo una media sonrisa y se fueron de la entrada de la cabaña.

Cerré la puerta y me quedé parada un instante, solo un instante deseando que esto solo sea una broma, una broma de muy mal gusto. Pero lo era, si Lidia había hecho eso para sacarme del campamento o para alejarme de Noah lo había logrado y había sacrificado su presencia, pero lo había logrado a fin de cuentas.

Fui hacia el armario y saqué todas las cosas para guardarlas en mi bolso, cuando terminé de hacer todo me tiré a la cama.

Noah entró a la habitación y me miró, luego solo se sentó en su cama mirándome. Me sentí muy incómoda, y mucho más al recordar lo que él había visto sobre mi.

—¿Es verdad que te irás? —asentí—. Es injusto.

—Si ellas no me echaban yo hubiera pedido irme —contesté seria.

—¿Porqué? —lo miré.

—Es una pregunta estúpida... pues por todo Noah. Es el primer campamento al que vengo desde hace mucho y al tercer día ya gané que se publicara un video porno sobre mi. No te das una idea de como será volver al colegio después de esto —el bajó la mirada y yo rodé los ojos.

—Ya no tendré pareja para el baile —dijo.

—Lidia se fue así que —me interrumpió.

—Yo quería que tú fueras mi pareja —tragué saliva—. Todavía tengo tiempo de convencer a la subdirectora —me reí irónicamente.

—Con suerte lo harás —me crucé de brazos.

—Lo eh hecho más de una vez —negué.

—Como no —conteste sarcásticamente.

—Es mi madre —abrí los ojos—. Solo debes darme unos minutos y verás que —lo interrumpí.

—No Noah, quiero ir a casa —me paré y agarré mi bolso—. No me siento bien aquí —me acerqué a la puerta y la abrí.

—No es para tanto Emma —tomó mi mano.

—Tu mismo viste el video, todos creen que eliminarlo resuelve el problema... pero no lo hace, ni se acerca. Si mi padre llega a ver el video seguro se volverá loco —el me soltó—. La pase bien Noah, pero hasta aquí llego todo —abrí la puerta y salí de la cabaña.

—¿Que pasará en el colegio? —lo escuché detrás mío—. El trato ¿lo recuerdas?

—Ya no hay ningún trato, en el colegio me comerán viva. Tu y yo sabemos que no podemos ser amigos, nuestros mundos son distintos al igual que nuestras formas de pensar —caminé hacia donde estaba el colectivo.

—Emma —Mel trotó hacia a mi y me abrazo— . Te veo en unos días —asentí tratando de sonreír

—Adiós.

Me subí al autobús, Daria y Lidia estaban sentadas también. Aunque cada una estaba en asientos diferentes muy alejadas una de la otra.
Me senté al principio y saqué mi celular del bolsillo luego me coloqué los auriculares y cerré los ojos. La noche estaba cayendo y solo quería dormir y olvidarme de este momento horrible.

~

Sentí como el autobús frenó, y luego la puerta se abrió. Baje de él y vi mi auto en el estacionamiento, el conductor bajo mi bolso y automáticamente miró mis senos. Me dirigí hacia el auto y abrí el baúl puse mis cosas para después subir al auto y empezar a conducir.

No quería ir a casa, no había gastado nada de dinero en el campamento y era mucho mejor ir a comer algo por ahí que tener que enfrentar a mi padre.

Manejé por la carretera hasta el único lugar que conocía, caffe and sea, era donde siempre solía ir con mis padres. Pero cuando mi madre murió papá dejó de llevarme porque le traía malos recuerdos, así que cuando me compraron el auto esa misma tarde fui hacia allí a tomarme una malteada de chocolate. Fue en ese momento cuando supe que ese sería mi lugar preferido para todo.

Estacioné el auto y bajé con mi bolso, al entrar la campanita de la puerta hizo ruido y Margaret salió con su delantal. Su cara fue de asombro al ver que era yo la que entraba.

—Emma, querida —sonreí y me senté en la barra—. Llamé a tu padre ayer, me parecía extraño que no vinieras los viernes después de clases, me dijo que estabas en un campamento pero creí que eran de más días —sonreí.

—Lo era pero hubo un inconveniente y tuve que irme antes —contesté y ella sonrió.

—Me alegra verte aquí, ahora mismo te preparo tu malteada de chocolate con un riquísimo sándwich —asentí y ella entró a la cocina.

Mi celular vibro en el bolsillo de mis shorts, lo saqué y el nombre de Noah aparecía en la pantalla. Negué la llamada y dejé el móvil en él mesa, lo único que me faltaba era tener que hablar con él.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora