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—¡Hija! —abrí los ojos de golpe y miré para todos lados—, según mi reloj tienes 10 minutos para alistarte eh ir al colegio.

—¡¿Como dices que dijiste?! —me levanté de la cama y miré entre mis colchas— ¿Porque no sonó el des... pertador? —me golpee la frente y entré a mi baño.

—Te aviso que tú comprarás el nuevo teléfono —asentí cepillando mis dientes.

Era justo, al menos así podría limpiar mi conciencia sobre la escapada fugitiva de mi casa. Ya no me sentiría tan culpable, aparte tenía algo de dinero ahorrado, no estaría mal gastarlo en algo importante.

Salí del baño y me coloqué unos pantalones deportivos ajustados grises, una chomba suelta negra y tomé mi sudadera bordó. Oculta todo Emma.

Miré el reloj de mi habitación y solo quedaban 3 minutos, bajé corriendo las escaleras y ni siquiera me despedí de mi padre. Me monté en mi coche y aceleré a no más poder, por suerte las calles estaban casi desiertas así que el tráfico no fue pesado pero no llegaría a tiempo para la primera clase.

Estacioné el auto y corrí hacia la escuela, los pasillos estaban vacíos indicando que todos estaban en sus salones. Busqué dentro de mi memoria el horario de los días lunes, hasta que recordé que tenía historia, un día lunes, historia. Ahora solo me dirigí hacia a mi salón, rezando porque no fuera demasiado tarde pero al asomarme por la ventana vi a la profesora dando indicaciones en el pizarrón.

—Mierda, mierda y mierda —abrí la puerta y toda la atención de la clase cayó en mi—. Hola, perdón y permiso —los silbidos se hicieron sonoros y si antes la profesora estaba enojada por mi retraso ahora lo estaba más

—Toma asiento Smith, que la última semana de clases no sea excusa —asentí y caminé hacia mi silla.

—Pss —miré hacia mi izquierda y ahí se encontraba Mel.

—¿Que sucede? —pregunté.

—Te estuve marcando toda la tarde —susurró.

—Lo siento, perdí mi teléfono —ella rodó los ojos.

~

A la hora del almuerzas los cursos se vaciaron y toda la gente viajó a la cafetería, eso hice yo pero alargué camino, ya que tenía que ir al baño. Cuando terminé, salí del tocador de mujeres y caminé a paso lento por los pasillos vacíos de la preparatoria hasta que unas manos me tomaron del codo y me adentraron al salón de química.

—Casi me matas —me toqué el pecho y pude sentir mis latidos acelerados.

—Lo siento, no te encontré en la cafetería y te vi entrar al baño de chicas —levante una ceja— ¿Que?

—¿Me estuviste observando Centineo? —me crucé de brazos.

—Como si eso no te gustara —se acercó a mi y me tomó por la cintura atrayéndome hasta sus labios—. A sido muy difícil estar con Lidia.

—No me imagino —dije sarcásticamente— ¿Cómo va todo el asunto del video?

—Todavía no avancé en nada, tu solo ten paciencia —contestó y me quitó un mechón del rostro.

—Iré a la cafetería sino Mel se volverá loca —el asintió y me besó por unos segundos—. Nos vemos al rato.

—Adiós —saludó.

Salí del salón acomodando mi cabello, ni siquiera estaba desordenado pero me gustaba imaginar que estábamos en una novela y habíamos tenido un encuentro secreto, en uno de los salones del pasillos.

Caminé a paso rápido hacia la cafetería, cuando llegué la cola se extendía hasta la entrada. No haría semejante cola, pues si me atendían, la hora del almuerzo se habría acabado y todo sería en vano.

—¡Emma! —me di vuelta al escuchar la voz de mi amiga. Mel estaba sentada en una de las mesas con dos bandejas al frente suyo, se había tomado la molestia de pedir la comida por mi.

—Gracias enserio —me senté a su frente.

—De nada, pues desapareciste después de español y tuve que hacer la cola por ti y pedir todo por ti —contestó y yo la miré, era obvio que esperaba una reverencia de parte mía.

—Te amo, ¿lo sabes cierto? —asintió con indiferencia y se llevó un poco de ensalada a la boca.

—Sisi, ahora dime el motivo de la desaparición de tu teléfono —abrí la bandeja que contenía ensalada de pollo.

—Bueno, en realidad se me rompió saliendo de Caffe and sea —ella entre cerró los ojos—. Enserio, callo al pavimento y nunca prendió.

—Que conveniente —sonreí nerviosa—. Hablando de conveniente ¿porqué Centineo no te quita la vista? —me rasqué la nariz y me di vuelta, sus ojos estaban clavados en mi.

—No lo sé —contesté, llevando la atención a mi almuerzo— , déjalo.

Escarbe en mi ensalada de pollo, y una sonrisa se escapo de mi rostro recordando cuando Noah y yo nos besamos. Las veces que lo hicimos y valla que quería más. ¿Más de que? De eso que va más allá que nuestra ropa, me di cuenta de lo que pensaba y llevé mi vista a Mel que estaba entretenida con su teléfono.

—Mike nos invitó a una fiesta, le caes muy bien ¿sabes? —asentí—. Ósea que mañana iremos a una fiesta —negué.

—No, mi padre está enojado por lo del teléfono... bueno no está enojado pero es día de semana y tengo que estudiar para los finales— contesté, Mel rodó los ojos.

—Yo también, ósea hello tal vez me acepten en una universidad de N.Y —reí por  su expresión—. Será divertido.

—Dejando de lado los exámenes iría, pero estaría completamente sola —dije firme, no pensaba pasarme la noche vacilando cuando podría estar en casa.

—No lo estarás, hay muchos chicos interesados en —la interrumpí.

—Mis senos —tragué la comida con dificultad—, no será fácil estar ahí y que todos busquen más que un simple coqueteo.

—Bueno, solo piénsalo —asentí, pero en mi cabeza rondaba un rotundo "NO".

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Where stories live. Discover now