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—¿Entonces este no? —negué, mientras movía mi pelo para que se secara rápido. Mel me había estado mostrando ropa para ponerme esta noche —. No quiero estar así toda la noche.

—No quiero ir a esa fiesta —dije y me acerqué a mi cama.

—No me importa lo que digas, iras y punto... y sabes no me importa lo que pienses te pondrás esto y ya —Mel me tiro dos prendas y yo las agarré. Mis ojos casi se salen de sus órbitas al ver la ropa.

—Estas loca —ella negó—, prácticamente estaré desnuda.

—Lo sé —rió y yo me crucé de brazos—. Esa tela se estira tonta

—Es mas pequeña que mi cuerpo —se la devolví y Mel tocó su sien.

—¿Te das cuenta que esta será nuestra última fiesta antes de que nos vallamos a universidades diferente? —me quedé sin habla, nunca había pensado en eso. No se me había pasado por la cabeza que nosotras dos nos separaríamos, Mel y Emma inseparables desde la salita de 5. Ahora ella se iría a Nueva York a estudiar criminología y yo no estaría allí con ella, ni ella conmigo.

Mel siempre tuvo un amor eterno al diseño de las cosas. Su clase favorita era la de dibujo, y tenía muy buena mano para pintar y crear. Pero luego de estar pensando meses y meses, y de unos cuentos capítulos de C. S. I, ella se dio cuenta que lo suyo era la criminología. Mel es astuta, e inteligente, no se tomó a la ligera elegir una carrera.

—Creo que no pensé en eso —dije con peor animo.

—Entonces dame el gusto de verte con esto, solo una vez... por mi —alargó la i.

—Esta bien —agarré las dos prendas de ropa y me deslice dentro de ellas— ¿Feliz? —ella saltó y asintió

La falta apretaba mis piernas obligándolas a estar juntas, el top de seda juntaba mis senos pero no se veia piel. Mel se colocó un short y un top que le llegaba al ombligo mostrando su pircing. Me miró a mi y asintió de forma graciosa, alargó su brazo hasta su mochila que posaba en mi cama y sacó un estuche algo sucio con base, lo abrió y me sonrió.

—Hora del maquillaje —hay Dios mío.

Luego de 20 minutos las dos estuvimos más que lista para emprender camino a la fiesta. Me sentía terriblemente incómoda con esta ropa, parecía que iba a ir a un prostibulo.

Bajamos  las escaleras con dos botella de tequila en la mano, yo no bebería, necesitaba mantenerme sobria para el examen, si es que pasaríamos de largo. Pero Melanie no se resistiría, estaba algo preocupada por ella, en verdad quería conseguir una habitación en la universidad de N.Y.

Nos montamos en mi auto y conduje con cautela hacia la gran fiesta de Cameron, su casa se ubicaba en uno de los barrios más ricos de Nevada, su mansión era casi como un castillo y la fiesta parecía que iba a estallar la cuadra, una cola se extendía de la entrada pues había muchas personas.

—Vamos —Mel bajó rápido del auto.

—Espera, voy a estacionar el auto...!tú haz la fila —ella asintió y se dirigió hacia la gran cola.

Estuve vagando por unos 5 minutos hasta que encontré un lugar donde estacionar. Cuando bajé del auto me coloqué algo de perfume y caminé hacia la casa de la fiesta. El lugar era demasiado residencial, las casas se alzaban desde el piso y los árboles que las decoraban daban un lindo aspecto al lugar incluso de noche.

—¡Emma! —ví a Mel de puntitas levantando la mano para que me acercara. Di un un suspiro y caminé hacia ella, en verdad ya no quería entrar a ese lugar—. Ya casi entramos.

—Eso es genial —dije sarcástica y ella rodó los ojos.

—Diviértete... suéltate, conocerás chicos —avanzamos unos cuantos pasos—, déjate llevar.

—Si eso haré —contesté casi segura. Una gran parte mi deseaba que al cruzar esa puerta para poder ver a Noah. En estos momentos, estar cerca de él me tranquilizaba.

Habremos pasado unos 10 minutos más haciendo la fila para entrar a la gran mansión. Mel y yo estábamos algo incomodas, especialmente yo, que llevaba un atuendo al que mi cuerpo no se acostumbraba.

Cuando por fin llegamos a la entrada, habían dos chicos parados en la puerta pidiendo dinero, solo 5 dólares. Dudé un poco antes de depositar el dinero en su mano pero al fin y al cabo lo dejé en ella.

—¿Lista? —miré a Mel y asentí.

Entramos a la gran matiné y nuestra visibilidad se nubló, la cantidad de humo artificial que volaba por los aires y las personas que caminaban de allá para acá nos desconcentraban de la tarea de mirar un punto fijo.

—¿Dónde vamos? —pregunté agarrando una botella de tequila en mis manos.

—Buscaremos a Mike —Mel se colocó delante de mí y me guió por la multitud, hasta que pudimos divisar a Mike con unos amigos. Mis ojos divagaron entre sus acompañantes hasta que se detuvieron en un chico con unos jens ajustados negros y una remera negra—. Hola chicos.

—Hola nena —Mike beso la mejilla de Mel.

—Hola —saludé con media sonrisa, Thomas me examinó y me regaló una sonrisa sexi.

—Hola Emma —besó mi mejilla y yo reí algo nerviosa. Me sentía algo incomoda, mis ojos miraban hacia todas partes esperando ver a Noah por algún lado.

—¿Escuchaste eso Emma? —miré a mi amiga.

—¿Qué? No —contesté confundida.

—Lidia vive por aquí, bueno a unas calles —asentí algo desinteresada—. Podremos tirarle huevos a sus ventanas.

—Iré por algo para tomar —todos en nuestra pequeña ronda asintieron y yo caminé hacia la barra. Un muchacho de unos 20 estaba con un trapo en el hombro, y con una sonrisa algo agradable—. Un agua.

—¿Segura? —no parecía convencerle la idea de que yo tomara agua en una fiesta.

—Tengo que conducir —advertí y el asintió pasándome una botella de agua.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora