37

1.6K 78 6
                                    

Hubiera seguido durmiendo, sino fuera por el ruido ensordecedor del timbre. Abrí los ojos y no entendía donde me encontraba, mi cuarto estaba a completas oscuras. Me levanté y tomé mi celular. Eran las 8:28 p.m, descifré quien era el causante de tan insoportable ruido. Me coloqué mi bata y bajé corriendo las escaleras.

Cuando abrí la puerta ahí se encontraba Noah, con una bolsa en su mano y una cara de querer asesinar a alguien.

—Buenos días —me dijo algo molesto—. Media hora Smith, media hora.

—Perdón Noah —me corrí de la puerta y el entró sin problema. Su bolsa olía exquisito, aunque pensando en todo el tiempo que tarde en bajar la comida ya se habría congelado—, tienes un micoondas en la cocina, iré a ponerme ropa.

Subí corriendo las escaleras y me coloqué ropa más cómoda, unos pantalones grises deportivos anchos, una remera azul 3 tallas más grande que yo y mis pantuflas. A la muerdas Noah, estaba muy cansada.

Cuando terminé volví a bajar encontrando a Noah en la isla de la cocina con su celular en mano.

—Te hubieras quedado con la bata, se te veía bien— mordí mis labios y no dejé escapar la risita—. Traje comida mexicana, espero que te guste.

—Me encanta la comida Mexicana —dije algo exaltada, más de lo debido.

Él subió las cejas por mi expresión y dejó su celular en la isla, la rodeó y se acercó a mi posando sus brazos en mi cintura. Me removí ante su toque sintiéndolo algo incómodo.

—No pude preguntarte cómo estabas, después de lo de anoche —negué con la cabeza—. Enserio, que si hubiera sabido que lo harían de nuevo les hubiera partido la cara en 10 pedazos.

—No quiero hablar de eso ahora, creo que lo mejor será olvidarlo —desvíe la mirada y sentí que esta se nublo.

Creo que desde que mi padre se fue de viaje, la angustia me estaba asechando. El encuentro en los vestidores fue algo que me alarmó, y luego lo qué pasó en la fiesta de Cameron me dejó impactada. Ahora estaba con la presión de pasar los exámenes, de que mi padre no pudiera venir a verme en mi graduación, y como olvidar la gran línea que decoraba mi auto.

—Yo... simplemente estos años en la preparatoria han sido comunes o normales, pero cuando la foto se publicó... todo a mi alrededor estalló —sentí que sus manos tomaron las mías—, no hay nada en esto que sea bueno.

—Yo vine con la foto ¿soy bueno? —reí y asentí.

—Simplemente creí que todo terminaría normal y que no habría más nada de que preocuparse, más que en universidades —dije apenada.

—Bueno, me aceptaron en la universidad de Washington—lo miré a los ojos—, arquitectura.

—Eso es fabuloso, me hubieras dicho antes y me ahorraba la escena melancólica —sorbí mi nariz y al acaricio mi rostro con su pulgar.

—No te culpes por lo que te paso, ahora solo concéntrate en lo que vendrá, como en el baile o la graduación y obviamente las universidades —rodó los ojos por lo último y yo volví a reír.
El microondas empezó a hacer ruido, dando a entender que su ciclo había terminado.

—Busca unas buenas películas y yo llevaré la comida —asentí como una niña pequeña y corrí al sofá.

La noche se encontraba en su punto local, mientras los platos sucios estaban en frente de nosotros. La colcha color rosa que nos tapaba no alcanzaba a cubrir nuestros pies, así que los teníamos arriba del sofá mientras mirábamos Rápidos y Furiosos 5. Me encontraba un poco mejor de lo que había estado antes, la comida estaba deliciosa y las tonterías que hacía Noah me subieron el animo.

—El viernes te pasaré a buscas a las 7:00– asentí mirando la tele—. Se puntual, por favor.

—Me dormí —agarré un cojín y lo golpe—, siempre soy puntual.

—Eso lo veremos —me devolvió el cojín— ¿Ya tienes el vestido?

Mordí mi lengua, no lo tenía. No lo había buscado, mierda. Lo tendría que haber encargado. Porque soy tan estupida.

—No —el abrió los ojos.

—Creo que eres la única que no lo tiene— lo fulminé con la mirada—. Okey me callo.

Conseguiré uno, siempre lo hago. Tal vez pueda ir al centro que está al otro lado de la ciudad y buscar alguno bonito. Que tendré que pagar con mis ahorros. Que bien, podrían ir dedicados al rayón que tiene mi auto.

—Lidia siempre combinaba nuestros atuendos, era algo muy cliché —comentó—, espero que no seas como...

—No me compares con esa loca.

—Bueno, lo siento —bajo los pies del sillón y se acercó más a mi—. Pasó algo más Smith, cuéntame.

—No —me crucé de brazos.

—Smith —puso una de sus manos en mi pierna.

—Lidia rayó mi auto —apreté la mandíbula y luego no sentí más su toque.

—Hablaré con ella —lo miré furiosa, no hablaría con ella, ni tampoco yo. Solo quería terminar con esto de una vez por todas y si él hablaba con ella, esto se volvería un infierno.

—Claro que no Centineo —dije alterada—. No tirarás más leña al fuego.

—No puedes dejar que ella te pase por encima —me contestó molesto.

—Lo ha hecho por los últimos 6 años, los dos días seguidos no serán la excepción —volví a mirar la película, aunque no entendía nada.

—Pensé que querrías hablar con ella —se acercó más a mi—. Se que ella ha sido una mierda de persona contigo, y no quería que tú lo des por hecho.

—Tarde —endurecí mi mirada—. Si repruebo, esto será el colmo.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora