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Allí me encontraba yo, con mis zapatos a un costado mío y yo sentada en las tribunas. Casi ni podía respirar, sentía mi corazón romperse cada vez que las canciones cambiaban en el baile. El tiempo pasaba, la noche se volvía más oscura y mis sentimientos se alejaban cada vez más de mi cuerpo. Sentí unos pasos chocar con el césped del campus, me di la vuelta esperando que sea Noah, pero mis esperanzas se desvanecieron como mis ganas de seguir en la escuela.

—¿Sucedió algo? —Thomas se sentó al lado mío.

—Nada, solo los bailes no son lo mío —contesté y me auto abrasé.

—Tampoco son lo mío... ¿quieres ir a tomar algo por ahí? —no parecía una mala idea, ya que debía olvidarme el hecho de que había dejado plantado a, posiblemente, el único chico que logró mover mi mundo por unos días.

—Si —contesté, me coloqué los zapatos torpemente y me levanté.

Caminamos hasta el estacionamiento que no estaba tan lejos del campus, cuando me detuve a ver una desagradable escena. Noah y Lidia comiéndose a besos, parecía mentira que hace unas horas me había citado en el campus y ahora solo se besaba con Lidia. Thomas se me quedo viendo, capto muy bien lo que estaba pasando.

—¿Con qué Noah Centineo? —lo miré—. Vamos—me agarró de la mano y me condujo por todo el estacionamiento hasta llegar a un auto color negro, le desactivó la alarma y ambos entramos.

—Ya se donde podemos ir —el se colocó el cinturón.

~

Comí mi última papa frita y luego agarré mi refresco. Thomas y yo habíamos estado casi toda la noche hablando, de nuestras desgracias como ser humanos y moralmente como persona. No era un chico tan diferente, sus padres estaban divorciados, él vivía con su madre aquí y su padre vivía en Arizona. Tenía una hermana mayor que estudiaba historia en Irlanda y un hermano menor que estaba en 1 de preparatoria.

Se graduaría un día antes que yo así que no dudo en invitarme a su baile pero yo le dije que lo pensaría, no sabía si quería más chicos en mi vida. Con uno me había bastado y me había destrozado, no quería una segunda pasada de eso.

Miré a Margaret y ella se acercó, caffe and sea había sido una muy buena idea después de todo.

—Trae la cuenta —me giré para agarrar mi bolso pero no estaba—. Mierda —Thomas frunció el ceño—. Olvidé mi bolso.

—Pagaré yo.

—Ni lo pienses —pero no tenía manera de pagar.

—Vamos ya es suficiente con que aceptaras salir conmigo —sonreí ante eso y él igual. Se dio vuelta y sacó de su bolsillo una billetera luego se paró y se fue al mostrador.

Se veía bien, el se había sacado el saco y la corbata, dejó su camisa fuera de sus pantalones . Me levanté de la silla y tomé sus cosas, cuando el terminó de pagar salimos hacia su auto y nos sentamos, ya empezaba a amanecer. Vi la hora eran casi las 6:30 a.m, Thomas arrancó el auto, pero no sabía donde iba pues no conducía hacia mi casa, nunca le había dicho donde vivía.

—¿Dónde vamos? —sonrió y aceleró, eso me asustó un poco. Digo no lo conocía lo suficiente—. Thomas.

—Dijiste que olvidaste tu bolso ¿verdad?— asentí—. Iremos por el.

Sonreí de lado y me coloqué el cinturón, al cabo de 10 minutos Thomas estacionó el auto en la entrada de la escuela. Ambos bajamos del y corrimos hacia el gimnasio, al entrar todo era un completo desastre, había vasos por todos lados, comida en el suelo y confeti por doquier.

Me dirigí hacia las gradas y ahí estaba mi bolso, lo tomé y me di vuelta para buscar a Thomas.

—Mira esto —el estaba en el pequeño escenario donde anteriormente estaba el DJ, todavía estaba la consola y la computadora allí.

—¿Que harás? —me acerqué y el empezó a tocar los botones como si supiera que hacia, de pronto los reflectores se apagaron y Rihana empezó a sonar por todo el colegio— ¡Dios mío! —Thomas se bajó del escenario y empezó a bailar , extendió su mano y me hizo una seña para que lo siguiera.

—!Vamos! —dejé mi bolso y me acerqué a él.

Una vez más el me demostró que no era bueno bailando. Al ritmo de Umbrella, nuestros cuerpos se sacudieron. Las demás canciones pasaron casi desapercibidas. Jamás perdimos el ritmo, y no negare que un par de veces el trato de acercarse directo hacia mi boca.

~

—Okey —Thomas apagó todo y yo levanté mi bolso, miré mi celular y tenía más de 15 llamadas perdidas de mi padre.

—Thomas debes llevarme a casa ahora —dije y el asintió, corrimos hacia su auto y luego él arrancó. Ya eran las 8:07 a.m y tenía los nervios a flor de pie. Le indiqué cómo llegar y el se estacionó en la entrada de mi casa.

—Espera —tomó mi brazo antes de bajar del auto— ¿No me darás tu número?

—Yo te escribo —el frunció el ceño—. Me tengo que ir.

Bajé del auto corrí hasta la puerta principal, pero antes de que pudiera tocar mi padre la abrió. Su rostro estaba serio parecía que iba a matarme, me di vuelta para ver si Thomas seguía pero él ya se había ido. Al volver a mirar a mi padre él apuntó el interior de la casa y yo pase algo asustada.

—¿Se puede saber donde estuviste? —preguntó—. Si no hubiera sido por Margaret que me dijo que estabas en la cafetería habría una denuncia de desaparición.

Margaret siempre fue una persona presente en mi vida. La había visto siempre como una abuela de corazón, nunca perdió la comunicación con mi padre y eso la mayoría de veces me juega en contra

—Lo siento —contesté.

—Destruyeron el auto de Lidia —dejé caer mis brazos—. Dime que no tuviste nada que ver.

— Yo... no lo sabía, no hice nada—rezongué y caminé hacia la cocina, esto no podía ser nada bueno—. Pero ella... Lidia no llevo su auto al baile.

—Lo destruyeron fuera de su casa, y ¿quién crees que fue la primera sospechosa? —negué—. Se que no harías eso, pero a esto me refería con respecto a todo.

—Tengo derecho a divertirme, no me puedes tener encerrada —el silencio hacia ruido en la cocina.

—Esta Mel arriba, vino hace una hora pensó que te encontraría —asentí y corrí escaleras arriba.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Where stories live. Discover now