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Estar sentada en la barra improvisada era más divertido de lo que esperaba. Solo me dedicaba a examinar a las personas a mi alrededor, los cuales ya estaban algo ebrios. Pero mis ojos se detuvieron en algo más que solo ebrios, la pelirroja con el morrocho besándose desesperadamente, las manos de él bajaron a su trasero y lo apretaron. Mordí mi lengua y apreté mi mandíbula tratando de frenar una extraña sensación que sentía en mi ser.

¿Fingir? Eso no es fingir. El disfrute que recorre por sus cuerpos se nota a kilómetros.

—¿Te encuentras bien? —miré a mi derecha encontrándome con Thomas.

—Si, solo que no suelo venir a fiestas —contesté—. No a muchas.

—Debe ser duro aparecer en público —fruncí el ceño—, digo por lo del video.

—Pues trataba de olvidar eso, pero gracias —replegué sarcásticamente. Miré al frente y la escena había cambiado, ahora estaban abrazados y charlaban muy animadamente.

—Yo lo siento —sonó algo incómodo.

—Esta bien, no te preocupes —no dejaba de mirarlos.

—Te invito un trago —examiné la situación por unos segundos más y me decidí. Si ella iba a jugar rudo, yo también. No me iba a quedar de brazos cruzados viendo como sus amenazas a través de los años me afectaban, esta noche no.

—Tengo una idea —miré a Thomas y él frunció el entrecejo—, dime donde queda la casa de Lidia.

—¿Qué quieres hacer? —preguntó. Llevo un vaso a su boca y sació algo de su sed.

—Quitarle mi dignidad —me aseguré de que Melanie estuviera distraída con Mike y así lo es, los dos estaban entretenidos en coqueteos, abrazos y besos.

—Solo queda a unas calles —asentí, esperando que me diera más información— ¿Iras allí?

—Si y tú me acompañarás —agarré la mano del chico y empecé a dirigirme a la salida, pasando por el lado de Noah y Lidia. Ellos se dieron cuenta de nuestra presencia y nos observaron.
En este momento estaba contenta de que él sintiera algo de celos, pero sus facciones se relajaron y él volvió a abrazar a Lidia. ¿Esto era un maldito juego?

—¿Estas segura de esto? —cuando llegamos a la puerta Thomas freno.

—Más que segura... demasiado, solo entraremos borraremos el video y nos largaremos —me dije a mi misma. Era la primera vez que hacía algo así, pero no era excusa para retroceder.

—No parece fácil.

—Mira, si no quieres venir esta bi —me interrumpió.

—Buscaré mi auto, tú quédate aquí —sonreí y el se alejó.

Mientras vi como Thomas doblaba la esquina, una brisa de viento chocó con mi cuerpo y me hizo temblar, me auto abrasé para conservar el calor y sentí como mi piel se erizaba. Refregué mis manos y las soplé, pero el movimiento se detuvo cuando alguien tocó mi hombro.

—¿Qué haces con el? —me di vuelta encontrándome con unos ojos avellana que me examinaban.

—Cosas Noah, ve con Lidia. Quizá ya te extraña —conteste fría.

—Me dijiste que te iría a explicar matemática no que te traería a una fiesta —levanté una ceja. ¿Entonces tu puedes revolcarte en un puto sofá con Lidia y yo no puedo estar con un chico?

—No me trajo a una fiesta, vine yo con Mel. Thomas me está haciendo compañía, como tú con Lidia, pero evitando la parte de los besos y el manoseó —frunció el ceño.

—No se que te sucede —un bocinazo se escuchó en la calle, giré mi cabeza y vi al auto negro de Thomas— ¿Ahora se irán juntos?

—¿Eso te interesa? —pregunté levantando una ceja.

—Si, obviamente Emma —rodé los ojos—. No ruedes los ojos cada vez que te digo algo.

—Es la primera vez que lo hago, vuelve con Lidia y déjame —me di vuelta y el tomó mi brazo—. Noah no tengo tiempo para tus estupideces.

—No son estupideces, no quiero que te largues con el ¿Eso en que nos convierte?

—En nada —mordí mi lengua y otra brisa recorrió nuestros cuerpos. Sentí un nudo en la garganta y las ganas de gritar se apoderaron de mi cuerpo. Lo dije sin pensar, pero él nunca me preguntó si quería algo, solo fueron besos a escondidas y una maldita cita, solo una.

Noah al escuchar eso me soltó, y se dio la vuelta, en verdad creí que el primero en marcharse sería yo. Caminé hacia el auto de Thomas y me monté en el, respiré varias veces para mantener la compostura.

—¿Todo bien con Centineo? —lo miré.

—Si, solo me platicaba algo del colegio.

—No parecía una platica escolar —arrancó el auto y manejó de una manera lenta—, no en la manera de como nos miro allí adentro.

—Entonces partamos hacia la mansión de Lidia —traté de cambiar de tema, de veras que no me sentía de humor para hablar con Thomas sobre Noah. Había sido muy estúpido al realizar esa escena fuera de fiesta donde todos los de último año estaban allí.

—Como digas —dicho eso Thomas siguió el camino a una velocidad más alta.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora