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—Está bien señorita, es suficiente Ron para ti —sentí que la botella se deslizó de entre mis manos y el vacío me invadió las palmas.

—Oh vamos —me crucé de brazos—, aburrido.

—Creo que deberíamos volver —sonreí, sentía que mi cuerpo estaba muy relajado. Nunca antes había bebido tanto como ahora.

—Creo que estoy borracha —Noah se paró y se sacudió las manos.

—No lo estás —me levanté con dificultad, todo me daba vueltas.

—Estás feliz —tomó mi mano y empezamos a andar por el campus.

—Estuve pensado en lo que dijiste hace rato —él rodó los ojos—, de que lo nuestro no tiene nombre.

—No, para mi no —suspiró. El aire estaba más fresco que antes, pero aún así tenía calor.

—Deberíamos ponerle nombre —levanté una ceja juguetona.

—No me hagas esa mirada Smith —reí—. Camina.

El empezó a caminar más rápido y salimos al estacionamiento, arrastrándome. Dejó la botella de Ron el auto y luego nos acercamos hasta la puerta del gimnasio. Pero me detuve en seco al ver a Mel y su peculiar acompañante.

—Hola —me acerqué a Thomas, sus heridas estaban más sanas que antes.

—Emm —el me abrazó y yo correspondí su abrazo. Alguien carraspeó la garganta, obligándonos a separarnos.

—Thomas —Noah habló y extendió la mano.

—Centineo —el la aceptó algo dudoso. Sip, esto era incómodo.

—¿Dónde carajos estaban? —Mel se dirigió a mi y a Noah.

—Ooh, bueno, fuimos a la cancha —dije algo aturdida, me costaba un poco armar las palabras.

Ella entrecerró los ojos, y nos miró. Luego apaciguó su mirada y se llevó a Noah con la excusa de que quería unas fotos con el.

—¿Que rayos haces aquí? —miré a Thomas. Llevaba puesto unos Jens negros ajustados y una camisa blanca.

—Bueno, quise pasar a ver cómo estaba todo —sonreí—, no te quise mandar mensajes preguntándote cómo estabas... luego de lo de Cameron —tragué en seco—, quería preguntártelo personalmente.

—Estoy bien... Mel y Noah son muy buenas personas —el asintió—. Me aceptaron en la Universidad de Nueva York.

—¿Bromeas? —negué—. Yo también estudiaré ahí, FBI.

Me estas jodiendo.

No era la respuesta que esperaba —sacudí mis pensamientos. Lo había dicho, no lo había pensado.

—Yo... ósea, es genial —mordí mi labio—, es que Mel irá también, con Mike su novio... y Noah se irá a la otra punta del país.

—Eso te pone triste —asentí.

—Al parecer todo el jodido mundo se va a Nueva York —solté al aire.

—¿Dónde irás exactamente?

—Manhattan.

—Brooklyn —contestó rápido—, existen los transbordadores. Los usaré sabiamente.

—Gracias por lo de Cameron —dije.

—Vi los golpes hacia Lidia —reí recordando esa pequeña pelea—, te sabes defender sola.

—Si, lo se —miré hacia adentro del gimnasio, Mel estaba entre Mike y Noah mientras un flash se disparaba hacia ellos—¿quieres entrar?

—No, yo saldré mañana temprano a despedir a mis abuelos y luego tomaré un vuelo —abrí los ojos—, alquilé un departamento y bueno quiero instalarme antes de que empiece la semana.

—Está bien —me acerqué a él—, espero verte de nuevo en Nueva York.

—Eso de seguro —me dio un beso fugaz en el cachete—, no te librarás tan rápido de mi.

Sonreí y lo vi alejarse hasta que la neblina lo cubrió totalmente. Me acomodé el cabello y luego abrí la puerta del gimnasio ocasionando que la música me envolviera por completo. Caminé hacia Mel y ella me sonrió dándome vuelta como una bailarina.

—¿Se ha ido? —gritó por encima de la música.

—Si —contesté de la misma manera.

—Creo que tendrías que tomarte unas cuantas fotos con Noah —lo apuntó, estaba charlando con Mike al lado de las bebidas—, hay un puesto de polaroid —me mostró la caseta.

Reprimí un pequeño gritillo de nostalgia al darme cuenta de que el baile pronto acabaría. Suspire y me encaminé a Noah quien al verme me sonrió.

—¿De que hablaron? —reí.

—De nada, solo se despidió de mi —levantó una ceja—, pronto se irá a la universidad. No es para tanto.

Entrecerró los ojos en duda y yo negué ante su acción. Iba a ser tan duro irme sin mirar atrás. Dejaría muchas caricias por dar, muchos besos por sentir, muchos "te quiero" por decir. Lo dejaría a él sin tener la oportunidad de amarme, nos dejaríamos sin más.

—Nos saquemos una polaroid —apunté la cabina tratando de distraerme de mis propios temores.

No dijo nada solo tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos. Caminamos a través de la gente bailando y nos adentramos a la pequeña y colorida cabina. Miré los ridículos sombreros en un cesto y luego a él.

—No me pondré nada —apunté mi cabello—, ¿sabes cuanto tarde?

—Como quieras Smith —miró a la gran pantalla y tocó un botón que decía "star". La pantalla dio una cuenta regresiva y al llegar al 3 los dos sonreímos.

—Que linda —Noah negó— ¿qué?

—Esa fue aburrida Smith —levanté una ceja. Otra vez apareció la cuenta regresiva y Noah me tomó de los cachetes apretándolos. Fruncí al ceño y el saco la lengua apretando los ojos. La foto se disparó y me soltó.

—Vuelves a hacer eso y te pego —lo miré enojada y algo adolorida por su agarre, el no dijo nada y soltó una carcajada al aire. Lo siguiente que escuché fue la foto tomada por la cabina.

—No arruinemos la última —se acercó a mi. Y miró mis labios—, muéstrame cuanto puedes retener la respiración.

Negué riendo y el unió nuestros labios en un dulce beso. La cabina nos otorgó la ultima foto y yo rodeé el cuello de Noah con mis brazos fundiéndonos cada vez más en nuestras acciones. Mordió mi labio inferior, paseó sus brazos por mi cintura y se detuvo en la curva de mis caderas, llenándome de una sensación existente e inexplicable.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora