Fin.

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9 años después:

La sala de urgencias era un caos, los doctores corrían por todos lados. Miré al señor a mi costado el cual ya se veía perdido. Los quirófanos estaban saturados al igual que las salas de trauma, todo provocado por el derrumbe de un edificio en pleno centro. Busqué a alguno de los residentes pero con el movimiento no se veía a ninguno, son como unos putos conejos, le quitas la mirada de encima por un segundo y luego desaparecen.

—Señorita —miré a mi izquierda, el hombre estaba a empezando a perder el conocimiento.

—Emma —levanté la vista y vi a la cirujana Kepner llamarme desde la sala de trauma 1.

Arrastré la camilla hacia la sala y entré con la mano dentro del paciente. La sangre no dejaba de salir, mis tenis ya estaban rojos al igual que mi pantalón.

—Hombre caucásico 40 años, inconsciente hace apenas unos segundos, herida por objeto punzante bajo la costilla izquierda, índice de glasgow 2 —Kepner se acercó hacia mi y miró mi mano—, perdió mucha sangre en el lugar. Los paramédicos me dijeron que ayudó a sacar mucha gente de los escombros.

—Tu mano Smith —asentí.

—Se desangraría si no la hubiera metido.

—¿Qué sigue?

—Una unidad de plaquetas y directo a quirófano

—Esta bien, sacarás tu mano cuando yo te diga —di un suspiro —. Uno... dos... tres.

Al escuchar el último número, retiré la mano lo mas rápido que pude. La cirujana tomó mi lugar y yo me alejé un poco.

—Dile a quirófano 4 que se prepare para un trauma, trae tres unidades de sangre y lávate — al decir eso Kepner salió con el paciente en la camilla y yo me dirigí a la mesa de entrada.

Tomé el teléfono y marqué el numero de piso en donde estaban los quirófanos, al cabo de 2 segundos me atendió el encargado. Avisé que subiríamos y luego corté.

—Emma —me di vuelta y vi a mi amigo agitado colocándose la bata —, ¿qué mierda pasó?

—Derrumbe de edificio, esta todo saturado y los inútiles de mis internos seguro están jugando al cirujano en la morgue —me até el pelo en un chongo.

—¿Tienes cirugía? —preguntó Mike mientras yo me dirigía hacia el ascensor.

—Si, trauma. Tuve que meter mi mano en su tórax —comenté fascinada—. Creo que le toqué un pulmón.

—¡Oh por Dios! Déjame entrar —volví a apretar los botones del ascensor —. Desde Mason no entro a un puto quirófano.

—No te cuidaste.

—Han pasado 3 meses Emma —ahora el tocó los botones del ascensor—. 3 meses sin sexo, sin dormir, sin cirujias. Voy a morir Emma, ¿lo entiendes?

Hace 9 años, cuando bajé de ese avión, pensé que toda mi vida había terminado. Tuvieron que pasar unos 5 meses para que mi ánimo volviera a ser el mismo, y no lo logre sola. El primer año de universidad posiblemente se volvió un calvario, pero luego todo mejoró. Mike se convirtió en mi mejor amigo y confidente, creamos un tipo de lazo que a través de los años se fue haciendo más fuerte. Thomas también se volvió alguien cercano a mi, pues estuvimos saliendo casi un año pero los dos nos dimos cuenta que funcionábamos mejor como amigo que como pareja. Hace unos meses que no lo veo, se que está en México investigando un caso.

Por otro lado, la pareja que daba vueltas a mi alrededor era Mike y Mel. Hubo una época en que los llame "los totsicos". Era sorprendente la cantidad de veces que Mike tocaba la puerta de mi habitación en la residencia para decirme que había tenido una pelea con mi queridísima amiga. Sin embargo, como dice el dicho  Después de la tormenta viene la calma, o algo así. Los tiempos difíciles pasaron y hace tres años que Mike y Melanie decidieron irse a vivir juntos.

Pero esto no fue todo, pues hace 9 meses Mel y Mike me dijeron que serian padres, que gran forma de encontrar la calma. La boda que se tenia pensada se tuvo que posponer, ya que, en palabras de Mel No pienso caminar al altar luciendo como un hipopótamo. Mike se lo propuso en la fiesta de año nuevo y justo esa noche se les ocurrió embriagarse y olvidar que en su mesa de luz había condones.

Pero tal vez su embarazo fue un incentivo más para que Mike y yo eligiéramos una especialidad, pues fue a principios de noviembre en donde me tocaba hacer rondas en obstetricia. Me encontraba estudiando en la oficina de residentes cuando me llamaron por un parto, la cirujana titular no se encontraba en el hospital y eso significaba que yo seria la titular allí. Imagínense mi sorpresa al ver que el primer parto que realizaría a solas, era el de Melanie.

No fue nada bonito. Posiblemente fueron las 10 peores horas de nuestras vidas. Mike definitivamente casi se desmaya cuando Mel empezó a coronar. Y yo no podía dejar de llorar al ser la primera en sostener al pequeño Mason.

Definitivamente era cirujia de trauma después de esa experiencia.

Ahora, a tres meses del nacimiento de mi sobrino, Mike no había ingresado a ninguna cirujia, se había atrasado con el estudio y al parecer Mel no quería saber nada con el sexo. Ella me dijo que su vagina seguía sensible, y por lo que vi en el parto, le creía. Mason había unido su relación pero Mel no se tenia que preocupar en estudiar, ella había terminado su carrera hace 4 años y el trabajo le otorgó la ausencia por maternidad. En cambio, a Mike y a mi, nos faltaban 2 años para recibirnos como cirujanos de trauma, y creo que nunca dejaremos de estudiar.

—Me debes una idiota —Mike me abrazó y yo me separé —. Hueles a vomito.

—Gracias te amo —el ascensor se abrió y Mike ingreso.

—Quirófano 4.

El ascensor se cerró y caminé hacia la mesa de entrada maldiciéndome por ser buena amiga. La enfermera Sall se encontraba recogiendo papeles a lo loco y tirando todo lo que tenia a su paso.

—¿Qué tienes para mi, Sall? —ella levantó la mirada y me sonrió.

—Creí que subirías a quirófano.

—Le di el caso a Mike... el lo necesitaba más que yo —Sall me entregó un expediente.

—Camilla tres, necesitamos despejar la sala —miré lo que me importaba y luego levanté la mirada con el ceño fruncido.

—¿Suturas Sall?

—Es un arquitecto, lo necesitan lo antes posible para deducir los daños en el accidente —dijo eso y se marchó con mil carpetas en mano.

Ahora si mataría al jodido Mike, cambié mi cirujia por unas simples suturas. Caminé hacia la camilla tres, y tratando de firmar el expediente entré distraída a la pequeña habitación con cortinas. Luego de lograr firmar, dejé los papeles y empecé a sacar el equipo de suturas. El hombre a mis espaldas se estaba incorporando en la camilla y podía escuchar su respiración entrecortada.

—¿Vino alguien mas a revisarlo señor? —tomé la jeringa y el frasco de anestesia.

—Vaya forma de reencontrarnos Smith —esa voz. Mi corazón se aceleró, mis manos se debilitaron y todo lo que tenía en ellas cayó al piso rompiéndose en mil pedazos.

No puede ser.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Where stories live. Discover now