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ATENCIÓN: CONTENIDO SEXUAL.

Los pantalones de Noah fueron despedidos de su cuerpo dejándolo solo en bóxer y haciéndome nota una gran ereccion. Una sonrisa pícara se formó en su rostro y me colocó debajo de él. Lo miré con intensidad, admirando sus rasgos iluminados por la tenue luz que había en él habitación.

Sus manos se balancearon por mis brazos y luego sus dedos dibujaron un camino hacia mis bragas. Contuve las respiración sin saber qué hacer en ese momento. Su pulgar acariciaba mi cadera y su otra mano estaba apoyada a un lado de mi cabeza.

—Relájate Smith —su cabeza se perdió en mi cuello y su mano se adentró dentro de mis bragas—, solo dime si debo parar.

Su cuerpo estaba acomodado entre mis piernas y podía jurar que temblaba por dentro. Sus dedos rebuscaron en mis pliegues mientras sentía su respiración al lado mío. Uno de sus dedos llegó a mi punto débil y empezó a hacer círculos allí. Mordí mi labio inferior ante esa sensación desconocida y lujuriosa.

No podía negar que me moría de vergüenza al saber que él me estaba tocando pero de un momento a otro mis caderas se movían sin poder contener el extraño placer que florecía de mi. Mi boca y garganta se rindieron, y de mi empezaron a salir pequeño gemidos. Podía sentir la sonrisa de Noah al lado mío, pero en este momento no me importaba.

—Mierda, sigue así —susurró a mi oído. Me aferré a las sábanas en un intento de contener lo que fuera que nacía de mi pero el seso los movimientos para después sacar su mano de allí y observarme—, mira nada más —fruncí el ceño—. Emma Smith, gimes como los dioses.

—Arruinas el momento Centineo —arque mi espalda y desabroche mi sostén. Sus ojos se agrandaron cuando me vio despidiéndome de la prenda que cubría mis pechos.

—Me va a dar algo —se acercó a mi y beso mi cuello ahuecando uno de mis senos. Lo hizo de una manera ruda, ocasionándome algo de dolor. Sin embargo yo seguía exaltada por el pequeño momento anterior.

Sus labios bajaron por mi pecho hacia mi abdomen. Sus manos seguían el ritmo de su boca, llegó a mi abdomen bajo y se detuvo antes de llegar a mis bragas. Allí me miró en buscando una señal de permiso y levanté mis caderas dándole el pase con el que despidió de despidió de lo único que me cubría.

Sentía un ardor en mis mejillas, ahora seguro más rojas que nunca. Y él lo sabía, sabía que tenía control sobre mi.

—Eres tan hermosa —rodé los ojos—. ¿Acaso nunca dejarás de hacer eso?

Noah se paró sobre sus rodillas y bajo sus bóxer, dejándome apreciar su gran miembro erecto. Mordí mi labio inferior sin poder comprender cómo entraría eso en mi. De la nada saco un envoltorio y lo rompió con la boca, pasó el látex cuidadosamente sobre su amigo y luego me miró.

—Puedes decirme que me detenga cuando quieras Emma —asentí como una niña pequeña.

Gateo hacia a mi y se colocó entre mis piernas de nuevo. Respiré pesadamente esperando a que pasara lo que fuera que tenía que pasar. Me sorprendí al ver como lamía sus dedos y luego los dirigía de nuevo hacia mi centro para volver a moverlos.

—Es más fácil si estás mojada —me miró directo a los ojos, sentí cuando bajo a mi entrada y penetro en ella ocasionándome un poco de incomodidad. Levantó las cejas sorprendido—, aunque ya lo estás.

—Solo... —apreté mis labios, aquella sensación volvía a apoderarse de mis muslos— no seas brusco.

—Trataré de entrar rápido así no duele tanto —miré como tomaba su miembro y lo colocaba en mi entrada—. Me detendré cuando tú quieras.

—Estoy lista —bese su boca en forma de aprobación y el entró sin previo aviso. Solté un pequeño grito aferrándome a las sábanas, nunca pensé que dolería tanto—. No te muevas.

—Puedo salir si tú qu...

—No te muevas Noah —tome aire. Debo parecer una estúpida ahora mismo.

Trate de recuperar la poca cordura que me quedaba. Noah tomó mi mano y yo me aferré de ella con fuerza, dolía como la misma mierda.

Sus ojos buscaron los míos y se conectaron dándome una sensación de seguridad que nunca antes había sentido. Yo estaba completamente desnuda frente a él, y aún así, me sentía segura. Y eso solo significaba que estaba teniendo sexo con el chico correcto.

Asentí con la cabeza indicando que podía continuar y lo hizo. Salió un poco ocasionándome ardor.

—Mierda... estas muy estrecha —apreté su mano a media que él se movía.

Sus movimientos no eran bruscos, aunque tuve que pedirle que se detuviera 2 veces. Pero luego de un rato la sensación de ardor cesó. Noah apresuró sus movimientos y pude escuchar pequeños gemidos salir de su boca. El calor me estaba envolviendo de nuevo, la sensación que di por perdida había regresado también. Llevé mis dedos a mi centro e imité los mismo movimientos que Noah me regaló.

Los gemidos no tardaron en salir de mi boca, a medida que mi mano se movía al compás del cuerpo de Noah.

—Sabes cómo hacerlo —acercó su boca a mi oreja y mordió mi lóbulo—, no dejes de gemir. Mierda.

Se apartó de mi cuello y posó sus ojos en los míos. Sentí como mis paredes se estrechaban. Saqué la mano de mi clítoris y me abracé a la espalda de Noah. No podía seguir conteniéndome. Algo estaba creciendo dentro a mi. Los gemidos de Noah se intensificaron y parecía que no se cansaba, solo entraba y salía.

Nuestros cuerpos sudados, la mirada que reflejaba algo más que pura lujuria. Y la casa vacía, podíamos hacer el ruido que quisiera, valla que lo estábamos haciendo. Cada gemido, cada suspiro, cada respiración entrecortada, contaminaba el silencio de mi habitación.

—Noah —sentía que se aproximaba, mi pelvis no dejaba de temblar y mis manos se aferraban con fuerza a las sabanas—. Por Dios, si —llevé mi cuello hacia atrás mientras tratada de recuperar la compostura.

—Dime lo que quieres —sus movimientos aumentaron y sus labios se dirigieron a mi clavícula—. Me encantas.

—Noah —lo miré, ya no podía, ya no aguantaba—. Más rápido.

Se acercó a mi y atrapó mis labios, pero yo no respondí el beso. No podía hacerlo.

—¡Noah! —sentí la explosión en mi pelvis y una cantidad inexplicable de escalofríos me invadió. Mis piernas temblaron y se cerraron involuntariamente atrapando las caderas de Noah, mi pecho iba de arriba a abajo con unas fuertes pulsaciones. Mi cuerpo estaba teniendo un tipo de convulsión.

—¡Mierda Smith! —Noah levantó el cuello y dio un grito ahogado hacia el techo, cayendo encima de mi.

—¿Que mierda me hiciste Centineo?

—Acabas de tener un orgasmo Smith.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Where stories live. Discover now