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—¡Deja eso papá!

—Te hará frío en el avión.

—Maldita mierda... lo primero que hará en Nueva York será comprar una impresora.

—¡Emma Smith!

—¡Que dejes eso! —la impresora expulsó el papel con el boleto—. Al fin, vámonos.

—¿Las valijas? Emma —miré a mi padre.

Esto se había puesto mas difícil de lo creí. Digamos que me acosté a las 4 a.m, justo cuando Mel me mandó un mensaje de que su vuelo había despegado. No había pegado un ojo en toda la noche, solo me había quedado sentada en la cama con la computadora. Unos cuatro capítulos de Grey's Anatomy me ayudaron a despabilarme, y a las 9 a.m ya estaba de nuevo arriba terminando de acomodar.

A las 10 a.m ya me había bañado y terminado de cerrar las maletas que llevaría en el avión. Mel me volvió a llamar y me contó que ella y Mike ya estaban en Nueva York, se iban a pedir un taxi y luego irían a la universidad. No podía negar que en ese preciso momento en que nombro a Mike mi corazón se achico.

Ahora había tardado unos 10 minutos en imprimir los malditos boletos que me llevarían lejos de mi hogar y de Noah. Esta porquería se trabo y casi la tiro al piso para patearla. Me era difícil dejar todo atrás y que esta maldita cosa andara mal me volvía loca.

—¿Tienes el pasaporte? —preguntó mi padre mientras bajaba una de mis maletas.

—Si papa, también el DNI —dije desde mi habitación.

Tome la segunda maleta que llevaría conmigo y metí mi computadora en mi bolso de mano. Cuando estaba a punto de cerrar la puerta me quedé mirando mi habitación, tal vez no había pasado las mejores noches aquí, pero este pequeño cuarto guardaba pequeños momentos únicos e inolvidables. Toque la cadenita de que me dio mi padre antes del viajes y con un gran pésame encima, y salí de mi habitacion.

—¡Emma! —rodé los ojos—. Baja.

—Que ya voy... Dios, no se porque te empeñas tanto en alterarme —dije mientras bajaba con dificultad las escaleras.

Al llegar abajo camine hacia la entrada en donde mi padre me estaba esperando con los brazos cruzados. Le hice mala cara y camine hacia el auto.

—El día en que naciste, tu madre me hizo la misma cara —lo mire extrañada—. Ella tenia antojo de jamón, siempre comía jamón. Y yo la llamaba jamoncito.

—¿Jamoncito?

—En el hospital le dije jamoncito justo en labor de parto... y ella me lanzo esa mirada —reí. Subí mi maleta al baúl y luego lo cerré —. ¿Quieres darle otra mirada a la casa?

—Mmmm —tarde unos segundos en responder —, en realidad... no quiero hacerlo mas difícil de lo que ya es.

—Entiendo

~

—¿Estas segura Emma?

—Si papá —volví a revisar mi celular por quinta vez y no había ningún mensaje.

Pasajeros con destino a Manhattan, Nueva York. Por favor acercarse con boleto en mano a la puerta 3 para ingresar a la sala de embarque.

¿Enserio? Esto parecía una puta película.

—Papá —mis ojos buscaron a esa persona que me supo sostener en los peores momentos.

—Emma escúchame —mi vista se empezó a nublar—. La vida te pone muchas trabas, te las pone con las personas que amas y con las que llegas a odiar. A mi me puso muchas, pero todas las veces que tropecé tu estabas ahí. Todas las veces que caí cuando tu madre murió, tu estabas ahí. No quiero que subas a ese avión pensando que ya nada tiene sentido, no te graduaste con honores y no conseguiste una beca para pensar eso Emma. Quiero que camines segura de ti misma, quiero que conozcas nuevas personas porque llego la hora de que suelte tu mano, cariño. Sube ese avión y no mires atrás lamentándote todo lo que hiciste. Tal vez yo no este contigo pero tu madre si estará Emma.

Soñemos un poco - Noah Centineo (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora