•Capítulo 12•

1.2K 153 72
                                    

Después de haber pasado literalmente toda la clase de deportes corriendo alrededor de la chancha el salón entero se tranquilizó, claro que la mayoría le estuvo gritando cosas a Mingyu durante las treinta vueltas, al menos hasta que se cansaron, má...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de haber pasado literalmente toda la clase de deportes corriendo alrededor de la chancha el salón entero se tranquilizó, claro que la mayoría le estuvo gritando cosas a Mingyu durante las treinta vueltas, al menos hasta que se cansaron, más de una vez el entrenador me hizo poner orden, era la presidenta de clase después de todo, sin embargo estos hombre no se controlaban con nada, Jackson tuvo que intervenir más de dos veces.

Me sentía tan pegajosa, uno pensaría que con este viento helado era imposible que sudáramos y de hecho era verdad, a menos que fueras como el entrenador que no soporto ni una vuelta siguiéndonos, para ser un profesor de deportes no estaba en nada de forma.

Después de la 15ava vuelta yo ya estaba comenzando a sentir las gotas de sudor correr por mi espalda, para la vuelta numero treinta ya estaba sudada, cansada y con ganas de matar a Mingyu. Le agradecía  a mi mamá sus genes por lo que no apestaba cuando sudaba, pero aun así era asqueroso como todos terminamos rojos, despeinados y apestando a sudor, más por los chicos, si no se duchaban están el resto de las clases con ellos iba a ser una tortura.

Mire mi celular, ya había perdido una buena parte de mi descanso por estar ayudando al profesor Wang a recoger las pelotas que los chicos de otros cursos usaron, odiaba no poder decirle que no a los profesores, ahora estaba cansada y fastidiada, nada podía empeorar esta situación.

Camine por las jardineras para ir directamente a los vestuarios, necesitaba sacarme esta ropa y lavarme aunque fuera un poco, daría lo que fuera por una ducha caliente en este momento.

—¡Chou Tzuyu!

Me gire hacia dónde provenía el grito de mi nombre, solo atiné a girar medio cuerpo cuando sentí un montón de agua helada en mi cuerpo, cerré los ojos cuando el agua continuo, golpeo mi cara, trate de cubrirme poniendo mis manos frente a mi cuerpo, aunque fuera inútil, el chorro de agua no paraba y tenía mucha presión. Agua se metía por mi boca y mi nariz haciéndome toser y desestabilizarme en la tierra que se estaba convirtiendo el lodo.

Cuando por fin se detuvo el chorro aún seguía tosiendo, me golpee en el pecho tratando de recuperar el aire que se había marchado de mis pulmones. Escuche risas demasiado escandalosas, me limpie la cara y gire mi rostro encontrándome con Irene y la chica pelirroja, las dos me miraban y se reían abiertamente. El viento helado llego a hacer su trabajo haciéndome temblar al cuando hizo contacto con mi ropa mojada.

—Hay no Rosé —Irene me miro con falsa preocupación. —Creo que se va a enfermar.

—Deberías cambiarte —Rosé me miro de arriba abajo. —No queremos que te de una neumonía.

Rosé se agacho y me aventó lo que parecía ser mi uniforme ¿De dónde lo habían sacado? Este cayo en el suelo, donde estaba yo dejando mi charco con tierra, mi uniforme estaba arruinado.

—¡Ay no! —Rosé me miro con una sonrisa. —Lo siento tanto. Creí que ibas a atraparlo, que malos reflejos tienes.

Ambas se acercaron a mí, me puse a temblar más pensando en lo siguiente que harían, nunca había visto a personas molestando a otras de esta manera, solo en películas y siempre que se acercaban de esa manera venía algo peor, tal vez un golpe. Las lágrimas ya habían comenzado a salir de mis ojos ¿Qué se supone que iba a hacer?

No me mal entiendasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora