Capítulo 7

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No era una pregunta, era prácticamente una orden que volvió a acelerarle el corazón. ¿Pero a quién intentaba engañar? No estaría preparada para un hombre tan viril como Chris ni en un millón de años. Y sin embargo, mientras pensaba eso, su cuerpo se despertó haciéndole creer que él era el único hombre del mundo con el que podría hacer el amor.

Confundida, se apartó negando con la cabeza.

—Lo siento, yo no... —«no hago esa clase de cosas porque nunca antes lo he hecho». Independientemente de lo que su cuerpo pudiera estar diciéndole, su cabeza le estaba advirtiendo que saliera corriendo en la otra dirección.

Chris estaba bajo la farola; tenía unos hombros enormes, un cuerpo esbelto e impresionante, y un rostro apacible. Todo lo que tenía que ver con él resultaba pecaminoso. Recordó las palabras de Joel. ¿Podría ese hombre hacerle olvidar? Sin embargo, mientras pensaba en ello para tomar una decisión, Chris retrocedió. Al parecer, había perdido la oportunidad y eso la hizo sentirse decepcionada.

—Pues, buenas noches, _____.

En ese instante, ella se dio cuenta de que nunca más volvería a ver a ese hombre y de pronto se preguntó cómo sería besarlo. Por otro lado, se recordó que todo eso formaba parte de una fantasía porque él estaba fuera de su alcance y, además, ¿no detestaba a los hombres que entraban en el club? Sin embargo, una voz dentro de ella le decía que tal vez era diferente.

Su recién despertado cuerpo parecía estar pidiéndole a gritos que le dijera: «Sí, espera, acepto tu ofrecimiento», pero en lugar de eso, dijo:

—Buenas noches, Chris.

Se giró bruscamente y se alejó, con la respiración acelerada y el corazón palpitando con tanta fuerza que temió que se le fuera a salir del pecho. Y, por ridículo que parezca, en ese momento se sintió más sola de lo que se había sentido en toda su vida hasta la fecha. Cuando las lágrimas se acumularon en sus ojos, decidió que debían de ser causa de todos sus problemas y de la terrible semana que había pasado, y no de la increíble noche que había surgido como de la nada.

Al pasar por delante de la cola de gente que aguardaba para entrar en el club, oyó a una chica decir:

—Míralo... debe de estar loca para no irse con él...

_____ se detuvo en seco y se giró lentamente. Chris ya no estaba mirándola, y ella podía verlo de espaldas esperando a que le entregaran su coche; podía ver su ancha espalda, su cabello negro, la masculina belleza de su cuerpo y el poder que denotaban su orgullosa pose y su altura. Pensar en no volver a verlo nunca le estaba causando un fuerte revuelo dentro del pecho.

De pronto no fue consciente de que sus pies la estaban arrastrando hacia una inevitable dirección: de vuelta a él. Y al instante se encontraba allí, tras él, aliviada. Le dio un toquecito en la espalda. Inmediatamente él se giró.

—¿Has cambiado de idea?

La arrogancia y el cinismo de su expresión no tuvieron ningún efecto en la patética debilidad que la había hecho volver a él. No pudo responder. Nunca en su vida había hecho algo tan impulsivo, aunque por otro lado, nunca había deseado ni nada ni a nadie con tanto anhelo. Se sentía protegida al pensar que se trataría de una única noche con ese maravilloso hombre y que después dejaría que todo su dolor y toda su pena volvieran. Pero durante las horas que estaban por delante podría ser otra persona. No la chica que se quedó huérfana con dieciséis años, ni la hermanita de la que se aprovechó su hermano mayor mientras ella esperaba que cambiara. Tampoco sería la chica que trabajaba día y noche para obtener una titulación. Ni la chica que se había visto involucrada en un terrible accidente de coche al que sólo ella había logrado sobrevivir.

Quería aferrarse a ese momento en el que podía dejarse llevar por la pasión, y así le respondió: —Sí. Me gustaría acompañarte al hotel.

CRUEL VENGANZAWhere stories live. Discover now