Capítulo 43

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El agotamiento que Christopher había estado sintiendo en el avión de vuelta a Sardinia se había desvanecido como por arte de magia nada más cruzar las puertas de la villa. Ya estaba deseando ver a _____; tal vez estaba junto a la piscina... o jugando en el mar con Doppo... o echándose una siesta, lo que resultaba más tentador todavía...

Pero cuando entró en la casa algo le dijo que ella no estaba allí. Un sexto sentido.

Justo en ese momento la enfermera de su padre salió al vestíbulo.

—Ah, señor Vélez. Si está buscando a su esposa, ha salido... —soltó una pequeña carcajada. —Ha sido bastante teatral, la verdad.

—¿A qué te refieres?

Al ver la expresión de Christopher, la mujer se apresuró a decir:

—Oh, no, no se preocupe, no ha sucedido nada. Es el perro... Estábamos en el jardín y de pronto... se ha desmayado. Lucia y Tommaso habían salido a comprar y yo no podía dejar solo a su padre, así que _____ lo ha llevado al veterinario.

Se sintió aliviado de que a ella no le hubiera pasado nada, pero entonces... le entró el pánico.

—¿Has dicho que lo ha llevado al veterinario?

—Sí, pero de eso ya hace unas tres horas, así que a menos que aún siga allí...

—¿Cómo ha ido?

—Le he dicho que podía llevarse mi coche. No tengo prisa, mi turno no termina hasta las...

Christopher no esperó a que la mujer terminara. Salió corriendo de la casa y se subió a su moto de un salto. Lo único que podía ver era el terror en el rostro de _____ aquel día en Dublín cuando pensó que iban a chocar contra un coche.

Al llegar a la clínica descubrió que _____ ya se había marchado. La veterinaria le estaba explicando que Doppo se había deshidratado y que se quedaría allí dos días ingresado, pero la interrumpió para preguntarle:

—¿Cuándo se ha marchado mi mujer?

—No hace mucho... estaba algo pálida. Le he preguntado si quería que llamara a alguien, pero me ha dicho que estaría bien...

De nuevo en la moto, Christopher se forzó a calmarse y a centrarse para poder encontrarla, pero justo en ese momento vio un pequeño coche aparcado al otro lado de la carretera y a _____ sentada sobre la hierba junto a la puerta abierta; estaba claro que había estado vomitando.

Bajó de la moto y fue directamente a ella para tomarla en sus brazos. Estaba temblando y tan pálida que se asustó al verla así. En un momento de claridad, había sacado una botella de agua de una máquina en la clínica y la hizo beber.

— Christopher...

—Shh. No hables. Ahora voy a llevarte a casa. Ya estás a salvo —le dijo mientras la tomaba en brazos.

—El coche. Es el coche de la enfermera. No lo he golpeado, ¿verdad? —el miedo de su voz hizo que se le encogiera el corazón.

—No, cielo, el coche está bien. Y Doppo está bien.

Se subió a la moto y la sentó en su regazo. Le dijo que se agarrara y ella lo hizo, sin protestar.

Ya de vuelta en la villa, _____ se sentía más fuerte... y también como una verdadera estúpida. En el camino de vuelta, al verse sola, sin Doppo, se había derrumbado y había rememorado el fatal accidente con todo lujo de detalles.

Bajó de la moto sin ayuda y dijo temblorosa:

—Creí que podría hacerlo. Qué estupidez. Ni siquiera era yo la que conducía esa noche, pero no he podido...

—Lo entiendo, pero ¿en qué estabas pensando? ¿Por qué no me has llamado o has esperado a que Tommaso y Lucia volvieran?

_____ miró a Christopher y pudo ver que había palidecido, —¿Estás enfadado porque he salido de la villa?

—Claro que no. Estoy enfadado porque casi arriesgas tu vida por un perro.

—Pero se había desmayado, Christopher, no sabía si respiraba... Y después de todo lo que ha pasado no podía dejar que Doppo muriera sólo porque a mí me daba demasiado miedo conducir.

Christopher murmulló algo ininteligible y la metió en casa para llevarla al salón, donde la sentó antes de servirle una copa de whisky.

—No, gracias —dijo ella arrugando la nariz.

—Bien — Christopher se la bebió de un trago antes de sentarse a su lado. —Creo que es hora de que me cuentes cómo acabaste en el coche con ellos esa noche.

—No quiero hablar de ello —dijo _____ al levantarse. —Eso no te devolverá a tu hermana.

—No, pero creo que has estado castigándote demasiado por algo que no fue culpa tuya.

—Pues hasta hace poco tiempo te hacía muy feliz culparme por ello...

Christopher se levantó, sonrojado.

—Sí, es verdad, pero me equivocaba y lo hacía porque estaba hundido y porque pensaba que eras como tu hermano —se acercó a ella, le tomó las manos y la sentó en el sofá. —_____, si no le cuentas a alguien lo que pasó esa noche, entonces nunca podrás liberarte.

—¿Pero es que no lo ves? Nunca me libraré de ello... si no hubiera estado allí, si no hubiera pensado que tenía que vigilarlos...

—Cuéntamelo, _____. Merezco saber lo que le pasó a mi hermana.

CRUEL VENGANZAWhere stories live. Discover now