Capítulo 31

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Con una última sonrisa burlona que ella deseo poder borrarle de la cara de un bofetón, Christopher dio un paso atrás y _____ tuvo que controlarse para no cerrar de un portazo.

A las ocho de esa noche los dos estaban en la puerta del comedor. A _____ se le encogió el estómago y unas gotas de sudor le cubrieron la frente. Llevaba un vestido negro de cuello alto y por las rodillas. Lo más inofensivo que había encontrado para conocer al padre de Christopher. Era bien consciente del dolor por el que debía de haber pasado el hombre y se sentía culpable en nombre de su hermano, por la estela de destrucción que había dejado tras él.

Christopher la agarró del codo, la metió en el comedor y le presentó a su padre. Ella vio un viejo rostro marcado por las arrugas y oscurecido por el sol, un cabello plateado y unos ojos sorprendentemente brillantes. _____ tuvo la inmediata impresión de que era un hombre bueno y amable. Bueno, pero triste. ¡Dios! No tenía duda de que Christopher iba a disfrutar cada minuto. No tenía duda de que eso era parte de su plan: haberla llevado allí para verse cara a cara con la devastación causada por los actos de su hermano.

A medida que se acercaba, también se dio cuenta de que el hombre estaba sentado en una silla de ruedas. Se detuvo ante él e hizo algo completamente instintivo. Se agachó para quedar a su misma altura y, embargada por la emoción, le dijo:

—Señor Vélez, lamento mucho su pérdida, y yo...

—Shh, pequeña. Fue un accidente terrible —le dijo con un marcado acento. —Perdimos a nuestra bella Valeria, que estaba tan llena de vida.

_____ le dio la mano y él le indicó que se levantara. Después, y sujetándole una mano a cada uno, los miró a los dos antes de decir:

—Los dos se han unido para hacer algo maravilloso: casarse y tener un hijo. Eso me llena de alegría —les apretó las manos con fuerza y se las soltó al decir con tono jovial—: Ahora, ¡vamos a comer!

Las palabras del señor Vélez no dejaron de darle vueltas por la cabeza durante la cena y la afectaron más de lo que había pensado. Se había esperado que el hombre fuera como su hijo, frío, cínico y desconfiado, pero no lo era, y tenía que admitir que ya había empezado a apreciarlo y que odiaría que le hicieran daño.

Cuando estaban terminando de tomarse el café, el señor Vélez dijo siguiendo algo que _____ había comentado:

—Ya basta de formalidades. Tienes que llamarme Leonardo, Y también tienes que disculparme porque me temo que desde mi infarto me canso con demasiada facilidad.

_____ hizo intención de levantarse, pero él le indicó con la mano que no se moviera, Christopher se levantó para ayudar a su padre y una enfermera apareció en la puerta para llevarse a Leonardo.

Cuando se fueron, Christopher volvió a sentarse en la silla y dijo:

—Le has causado muy buena impresión. Es increíble verte en acción. Pero bueno, eso yo ya lo he vivido de primera mano, ¿no crees?

—A diferencia de ti, tu padre es un caballero. Es fácil apreciarlo.

—Ya has visto cómo es. A pesar de sus experiencias, es un viejo romántico y muy sentimental, pero siempre le he dejado claro que no espere eso de mí, Valeria iba a desempeñar ese papel en la familia, era ella la que iba a casarse y a tener hijos. Si tu hermano se hubiera salido con la suya, habría vuelto aquí con los sueños rotos y un divorcio amargo, y sin su herencia. Si intentas aprovecharte de su buen corazón, te hundiré.

—¿Más todavía? —gritó _____.

—¿Con todo este lujo que te rodea? Tu embarazo es la única razón por la que estás aquí, disfrútalo.

—Ya te dije que yo no tuve nada que ver en la vida de Joaquín —dijo con voz temblorosa.

—Tú misma dijiste que sabías qué planes tenía con respecto a Valeria. ¿De verdad esperas que crea que no te utilizó para que fueras su confidente? ¿Para calmar sus dudas y temores? ¿Para animarla a que confiara en él?

—Te juro que apenas conocí a tu hermana.

—Según mis informes, ella pasaba tiempo en el apartamento de Joaquín. Iba a ese club prácticamente todas las noches, el mismo que tú dijiste que era como tu segunda casa. Así que, por favor, no digas que no la conocías bien. ¿Ni siquiera puedes admitirlo? —le preguntó furioso.

De pronto _____ empezó a encontrarse mal, tenía un sudor frío por todo el cuerpo. Se levantó y dejó la servilleta sobre la mesa.

—No sé cómo decirte cuánto siento lo de tu hermana. Y al contrario de lo que puedas pensar, tu maravilloso informe te mostró sólo los aspectos más superficiales de mi vida. La vida social de Joaquín y Valeria no me incluía a mí. Mi realidad era muy diferente a la suya —estaba temblando por dentro. —Ahora, si me disculpas, me voy a la cama. Ha sido un día largo.

Se fue a su dormitorio y cerró la puerta con llave. Se duchó, se cambió y se metió en la cama y, justo antes de dormirse, se juró que haría todo lo que pudiera por mostrarle a Christopher lo muy equivocado que estaba con ella. Sabía que no sería capaz de aguantar todo su embarazo con su desconfianza.

_____ estaba teniendo una pesadilla. Cuando finalmente logró despertar de ella, se sentó en la cama con un terrible dolor en el abdomen y sudor por toda la espalda. Gritaba por la intensidad del dolor y no podía contenerlo.

—¿_____? ¿Qué pasa? —preguntó Christopher desde el otro lado de la puerta.

Intentó hablar, pero otra ráfaga de dolor la recorrió.

—No puedo... no sé qué... oh...

Otra punzada de dolor la hizo caer sobre la cama y fue entonces cuando sintió la humedad entre las piernas. Levantó las colchas y miró. Incluso en la oscuridad pudo ver la oscura mancha de sangre.

¡El bebé!

—_____, abre la puerta, maldita sea. ¿Por qué demonios te has cerrado con llave?

_____ intentó sacar las piernas de la cama, sabiendo que era importante que llegara a la puerta para abrirla. Pero cuando se disponía a levantarse, la habitación comenzó a darle vueltas y cayó en una oscuridad donde no había dolor y Christopher no le estaba gritando.

CRUEL VENGANZAWhere stories live. Discover now