Capítulo 41

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Al verla algo nerviosa y reacia a contestar, Christopher le agarró una mano para tranquilizarla y eso la animó a hablar:

—Joaquín era siete años mayor y yo lo veía como a un héroe. Solía seguirlo a todas partes y no entendía por qué él no quería que yo estuviera a su lado. Era un chico brillante, obtuvo una beca para un colegio privado, pero cuando los otros chicos comenzaron a burlarse de él porque nuestro padre era cartero, comenzó a renegar de nuestra humilde familia. Pero mis padres eran maravillosos. Murieron con un año de diferencia y Joaquín, que ya llevaba tiempo en Londres, apenas vino a visitar a mi madre mientras moría...

Christopher se sentía furioso de ver que una chica tan joven había cargado a sus espaldas, ella sola, con la muerte de sus padres.

—¿Y qué pasó cuando ella murió?

—Me fui a vivir con Joaquín, pero cuando llegué allí no me dejó terminar mis estudios. Me puso a trabajar en su apartamento. Yo estudié por mi cuenta para aprobar los exámenes y acceder a la enseñanza superior y después me matriculé en la universidad a distancia... —se detuvo un momento. —Estaba planeando marcharme, tenía mi título, tenía mi trabajo en el club... y ya sabía que no podía ayudar a Joaquín. Lo único que estaba haciendo era ver cómo se autodestruía. Valeria tuvo suerte de tener un hermano como tú. Yo, en cambio, siempre tuve la esperanza de que él cambiara... Es patético, lo sé.

—No lo es.

En ese momento _____ se dio cuenta de que eran los últimos clientes que quedaban en el restaurante y, cuando salían de allí, Christopher se detuvo, le besó la mano y le dijo:

—Gracias por contarme lo de tu hermano, _____.

Cuando llegaron a la villa, _____ era un manojo de nervios. Durante el trayecto, a Christopher se le había subido la camiseta y sus manos habían estado en contacto directo con su piel. La tentación de explorar esa zona de su cuerpo y la que se extendía justo debajo de su abdomen había sido una verdadera tortura. Después de quitarse los cascos, Christopher la bajó en brazos de la moto y le dijo:

—Ya sabes que esta noche sólo puede terminar en un lugar, ¿verdad?

_____ intentó respirar, intentó darle algo de racionalidad a la situación, pero lo único que veía en su mente era la imagen de Christopher. Sin embargo, le pidió que la bajara y se apartó de él evitando su mirada.

—Mira, no quiero...

—¿Qué no quieres, _____? ¿Esto?

La llevó contra su cuerpo y ella se derritió; intentó resistirse, pero no pudo hacerlo.

—Te deseo, _____ —le rodeó la cara con ambas manos antes de besarla.

Ella cerró los ojos, ¡cómo lo deseaba! Y en esa ocasión, cuando él la levantó en brazos, simplemente asintió. Eso fue todo lo que Christopher necesitó.

La llevó a su dormitorio y en la oscuridad la dejó en el suelo y encendió una lamparita.

Ella comenzó a temblar y su respiración se entrecortó cuando él se situó detrás y, después de apartarle el pelo, la besó por el cuello. _____ podía sentir sus dedos desabrochándole los botones de la camisa y acariciando su piel desnuda.

La sangre de él ardía; estaba tan excitado que sentía verdadero dolor. La giró hacia sí y miró esos hermosos ojos verdes. No ignoraría su boca porque besar a _____ era como saborear el más dulce néctar. Ella abrió la boca de un modo tan inocente que se olvidó de quitarle la camisa y se concentró en saborearla y explorarla. Fue entonces cuando notó que _____ estaba intentando quitarle la camiseta. Levantó los brazos para facilitarle el trabajo e inmediatamente ella sintió sus músculos moverse bajo la piel. Acarició unos duros pezones que se tersaron más todavía cuando se agachó para tocarlos con la lengua, Christopher enredó los dedos entre su cabello y, con delicadeza, le echó la cabeza atrás, ligeramente impactado de lo excitado que estaba.

Mientras le quitó la camisa, ella, con una respiración cada vez más acelerada, no dejó de mirarlo a los ojos. Después, él le desabrochó los pantalones y se los quitó.

El material de su sujetador era muy fino y _____ notó sus pezones rozarse dolorosamente contra la tela. Christopher le cubrió un pecho con la mano antes de acariciar su dura cúspide con el pulgar. Ante la poderosa sensación, _____ tuvo que agarrarse a sus brazos para no caer.

Enseguida Christopher la despojó del sujetador y con un rápido movimiento le bajó las braguitas. A _____ la invadió una ráfaga de calor al verlo desprenderse de toda su ropa con impaciencia hasta que los dos quedaron desnudos, el uno frente al otro.

Christopher se acerco y la besó con intensidad. No podía dejar de hacerlo y a ella no le importó. Que ese hombre la besara era como verse en medio de un torbellino de placer. Su erección ejercía presión contra su abdomen y ella se movía seductoramente contra él

Él tuvo que controlarse para no estallar allí mismo. Cada experiencia con esa mujer resultaba más explosiva que la anterior. Finalmente dejó de besarla con un gemido.

—_____...

—Chris... —respondió ella sin pensar y mientras le acariciaba la boca.

Lo había llamado «Chris», pero él no podía racionalizar nada en ese momento. Para lo único que tenía fuerza era para tender a _____ bajo su cuerpo y tomarla. La levantó en brazos y la llevó a la cama, donde la tumbó. Su cabello le enmarcaba el rostro en un derroche de color. Las zonas más pálidas de su piel a las que el sol no había tenido acceso, sus pechos y esa parte entre sus piernas, lo animaron a besarlas y explorarlas mientras ella se retorcía de placer aferrándose a él desesperadamente.

—Chris... por favor...

Lo único que _____ sabía era que Christopher tenía que adentrarse en ella en ese momento porque de lo contrario se moriría. La había besado ahí abajo, su lengua la había acariciado íntimamente, y él la había estado a punto de caer por el precipicio.

CRUEL VENGANZAWhere stories live. Discover now