Capítulo 38

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Él se giró hacia ella y, justo cuando la habría vuelto a tomar en sus brazos, se detuvo. Vio el deseo que se reflejaba en sus ojos verdes, vio su boca ya inflamada por sus besos... y también vio las bolsas ligeramente moradas bajo sus ojos y la vulnerabilidad de su cuerpo. No podía seguir ignorándolo. Las cosas estaban cambiando: o _____ estaba jugando a ser una completa ingenua o esa chica era algo que él no creía que pudiera existir.

La besó en la frente y la llevó a su dormitorio.

—Duerme, _____. Estás cansada...

Durante un momento ella no dijo nada y entró en su dormitorio, pero tras unos pasos se giró y, sonriendo ligeramente, le dijo:

—Gracias por esto —se refería a los pendientes— y por todo. Lo he pasado muy bien. Y cuando volvió a girarse el mundo de Christopher se puso del revés.

La noche siguiente _____ estaba sentada en la terraza después de haber cenado con Leonardo y terminando la partida de ajedrez que habían comenzado tiempo antes. Estaba enfadada consigo misma. Debería haber estado tranquila, relajada, pero desde que Christopher le había informado de que estaría en Roma durante varios días por temas de negocios, se había sentido muy inquieta.

Leonardo la sorprendió diciendole de pronto:

— Christopher no es un hombre de trato fácil. Soy bien consciente de eso.

—Leonardo, por favor, no tiene porqué...

—¿Sabías que la madre de Valeria y Christopher se marchó cuando él tenía doce años y ella cuatro?

_____ negó con la cabeza, ¿Era ésa la razón por la que siempre se mostraba tan desconfiado?

Leonardo suspiró con fuerza antes de mover la ficha,

—Hacía tiempo que mi esposa y yo no éramos felices. Lo cierto era que el nuestro había sido un matrimonio concertado y que ella estaba enamorada de otro hombre, pero después de casarnos y de tener a los niños, creí que lo había olvidado.

_____ se quedó en silencio y vio en Leonardo una expresión que le dio un aspecto más cansado, más mayor, más frágil.

—Comenzó a actuar de un modo extraño; salía a unas horas muy extrañas y se mostraba distante. Sospeché que se estaba viendo con alguien y se lo dije. Ella admitió que había estado viéndose con el hombre al que siempre había amado, que se había quedado viudo y al cuidado de un hijo, Emilia me dijo que él le había pedido que volviera a su lado y que lo ayudara a criar al niño.

_____ dejó escapar un grito ahogado, pero Leonardo no pareció oírlo.

—Le supliqué que se quedara, pero fue en vano. No sé qué sabían los niños exactamente, pero algo sabían.

El día en que decidió marcharse estaban esperándola en el vestíbulo. Esa mañana se habían negado a ir al colegio. ¿Quién sabe? Tal vez nos oyeron discutir... Se quedaron allí, sin decir nada, los dos agarrados de la mano. Cuando Emilia salió con su maleta. Valeri echó a correr tras ella, gritando y llorando, suplicándole que se detuviera aferrándose a su ropa. Emilia tuvo que apartarla a un lado y fue en ese momento cuando Christopher salió corriendo. La siguió mientras le preguntaba por qué, por qué, por qué, una y otra vez, Emilia iba a subirse al coche; su amante tenía el motor encendido y dentro también estaba el niño, Christopher sujetaba la puerta, no le dejaba que la cerrara. Al final, Emilia se bajó del coche y lo abofeteó... tan fuerte que yo lo pude oír desde dentro de la casa. Sólo entonces Christopher dejó de preguntarle por qué.

Se quedó fría por dentro. Ésa era la razón por la que había pensado que ella sería tan cruel como para abandonar a su hijo.

Miró a Leonardo esperando que el horror que sentía no se reflejara en su rostro.

—No lo sabía.

—¿Y por qué ibas a saberlo? Sé que Christopher nunca ha hablado de lo que sucedió y yo sabía muy bien que no podía pedirle que se casara y tuviera hijos —la miró. —Y ahora... desde que Valeria... todo ha cambiado. Pero _____ por favor, tienes que saber que estoy muy feliz de tenerte aquí.

Antes de que _____ pudiera articular una respuesta, él dijo:

—Ahora, si me disculpas, querida, ya es hora de que me vaya a la cama.

_____ se levantó y lo ayudó hasta que llegó la enfermera para llevarlo a su habitación en la silla de ruedas.

Volvió a sentarse en la terraza y se quedó contemplando la oscuridad durante un largo rato. Podía imaginarse el vínculo tan intenso que debió de crearse ese día entre Christopher y Valeria. Sentía una profunda tristeza por lo que habían tenido que pasar, pero eso no cambiaba el hecho de que ella siguiera sin comprender a Christopher ni su personalidad. Lo único que sabía con seguridad era que había tantas probabilidades de que él se casara por amor como de que ella se librara para siempre de las deudas de Joaquín.

No era de extrañar que le hubiera resultado tan fácil casarse con ella. Para él, el matrimonio no significaba absolutamente nada. Sería cuestión de tiempo que disolviera el matrimonio, aunque por suerte para ella eso significaría que no tendría que volver a verlo. Sin embargo, al pensar en ello se le encogió el corazón.

Y entonces lo único que pudo ver era el rostro serio de Christopher y su poderoso cuerpo. Y cuando intentó reunir el odio suficiente y el deseo de venganza, no pudo hacerlo. Lo único que sentía era un intenso deseo de que la tomara.... pero la noche antes, en aquella impersonal casa, ya le había dejado bien claro que ella no le atraía en absoluto.

Fue esa puñalada de decepción lo que la hizo meterse en la cama, donde estuvo dando vueltas de un lado para otro durante toda la noche mientras sus sueños se burlaban de ella.

CRUEL VENGANZAWhere stories live. Discover now