Capítulo 11

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Como si le leyera el pensamiento, Chris comenzó a quitarle las braguitas, pero ella, movida por una repentina timidez, lo detuvo. ¿Y si lo que estaba sintiendo no era normal? Sin embargo, y con una sorprendente delicadeza, él terminó de desnudarla.

Estaba completamente desnuda. Expuesta. Sintió una mano sobre su nalga derecha y bajó la mirada hacia Chris. Los dos respiraban entrecortadamente y su piel ya empezaba a brillar con una ligera capa de sudor.

Cuando notó la otra mano de Chris entre sus piernas, se le cortó la respiración. Le hizo sentir vergüenza y le trajo recuerdos de las burlas que había recibido de pequeña. Pero Chris continuó en lo que estaba haciendo y _____ también lo olvidó enseguida al sentir esos largos dedos explorando los secretos pliegues de su sexo.

—Dio. Eres increíblemente receptiva...

_____ echó la cabeza hacia atrás y, con una desinhibición que no pudo controlar, separó más las piernas. Los dedos de Chris se deslizaron hasta encontrar el cálido calor de su sexo, moviéndose hacia dentro y hacia fuera mientras ella agitaba las caderas contra su mano.

Levantó la cabeza y lo miró, verdaderamente perpleja ante todas esas sensaciones que parecían concentrarse alrededor de su vientre y entre sus piernas. Sus movimientos se volvieron más instintivos, más desesperados. Perdió el control de su propio cuerpo. Estaba literalmente en sus manos.

Se agarró a sus hombros y después, de pronto, quedó suspendida a una altura que desconocía que existiera. Con un solo movimiento del pulgar de Chris contra ella, cayó en un cúmulo de sensaciones espasmódicas mientras todo su cuerpo se tensaba. El placer resultó tan exquisito que no pudo creer que hubiera esperado tanto tiempo para experimentarlo.

Todas esas estúpidas conversaciones que había oído durante años por fin cobraban sentido, pensó mientras Chris la tendía sobre la cama. Ligeramente adormecida, le vio abrir un pequeño paquete plateado y sacar un preservativo que desenrolló a lo largo de su erección. Agradeció que no hubiera olvidado ese detalle porque eso era lo último en lo que ella habría pensado en ese momento y sabía que el hecho de no haber tenido protección no habría logrado echarla atrás en ese momento. No, cuando ya apenas podía recordar quién era.

Cuando él se tumbó a su lado, _____ sintió un deseo aún mayor recorriéndola y volviendo a despertar su cuerpo. Hacía un instante, se habría quedado dormida, pero ahora el deseo volvía a tomar forma y con más insistencia que antes. De algún modo sabía que lo que había experimentado no sería nada comparado con lo que estaba a punto de experimentar, pero... ¿podría soportar un placer más intenso?

Abrió los ojos de par en par cuando él deslizó una mano sobre su cuerpo, sobre sus curvas y sobre las cumbres de sus pechos, antes de bajar la cabeza y cubrir con su boca uno de sus pezones. _____ gimió y le sujetó la cabeza contra sus pechos con un movimiento desesperado. Él movió su cuerpo hasta quedar entre sus piernas.

—Paciencia... —le dijo al alzarle las caderas y apartarle las piernas con unos poderosos muslos. _____ pudo sentir su pene contra los todavía resbaladizos y sensibles pliegues de su sexo. —Dime cuánto deseas esto — le pidió Chris con cierta brusquedad haciendo que la excitación de _____ se disparara.

—Como no he deseado nada nunca —respondió. En ese momento supo que estaba allí porque sentía mucho más que una simple conexión física con ese hombre,

—Dime que lo necesitas —le dijo, y con un diminuto y sutil movimiento _____ lo sintió deslizarse en su interior.

—Oh... —Él se adentró un poco más.

—Dímelo —le pidió con la voz entrecortada.

Obedeciendo а sus instintos más primarios, _____ alzó las caderas ayudándolo a deslizarse más adentro,

—Necesito esto. Te necesito a ti. Por favor, Chris... por favor...

Con un intenso gemido de masculina satisfacción, Chris sujetó las caderas de _____ antes de tomar uno de sus pezones en su boca mientras se movía dentro de ella. _____ gritó, incapaz de contenerse. Había oído historias sobre el dolor de la primera vez, pero lo único que sintió fue un placer tan intenso y puro que podría haber llorado.

Chris se retiró levemente. —¿Te he hecho daño?

Ella negó con la cabeza enérgicamente.

—No... Nunca había sentido algo así.

Chris la agarró con fuerza de las caderas y volvió a adentrarse en ella, con más fuerza esta vez.

La había llamado hechicera, pero él era un mago por lo que estaba haciéndole sentir. Tenía la piel resbaladiza por el sudor y, con la voz entrecortada ante sus movimientos cada vez más rápidos y desesperados. _____ le suplicó:

—Por favor, Chris... por favor.

Con los ojos abiertos de par en par у conteniendo la respiración, lo miró a la cara. Los pómulos de Chris estaban algo enrojecidos y los ojos le brillaban con un tono tan oscuro que no pudo interpretar esa mirada. Después, mientras él se movía dentro de ella. _____ llegó al éxtasis y lo sintió a él liberando su poder en su interior.

El peso de Chris sobre su cuerpo resultaba delicioso. Tenía las piernas alrededor de él, y los brazos alrededor de su cuello. No quería soltarlo. Su conexión era tan intensa que resultaba abrumadora. Sus corazones palpitaban a la vez contra sus pechos.

Tras unos largos momentos, Chris se apartó y, abrazados, se quedaron tumbados el uno frente al otro. Por primera vez en mucho tiempo. _____ se sintió en paz. Como si hubiera regresado a su hogar después de un largo y arduo viaje.

CRUEL VENGANZAOù les histoires vivent. Découvrez maintenant