𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙙𝙤𝙘𝙚

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𝐀𝐔𝐃𝐑𝐄𝐘.

-Vamos, nena, por favor, quédate.- dijo Boris, mientras estábamos recostados en su cama, junto a Theo, quien dormía como un bebé abrazado a Boris, quien, estaba fijando su vista en mi.

-No puedo Boris, necesito vivir en un lugar en donde no parezca que me escondo de la Policía.- dije, tomando su mejilla- No está tan lejos, y vendré todas las tardes, ¿de acuerdo?- dije, intentando tranquilizarlo.

-No, no de acuerdo, no.- Dijo el un poco a la defensiva- ¿Como piensas irte con un desconocido que inventó aquella historia tan ridícula?- dijo.

-Cállate- dije con rudeza.- Vamos Boris, estoy viviendo en una casa que ni siquiera es mía- comencé a discutir algo molesta, pero me interrumpió.

-¿Y acaso la casa de aquel tipo si lo es? ¿Acaso vivir con un desconocido es lo mejor?- preguntó de manera grosera.

-¡Pues si! ¡Prácticamente mis "padres" me regalaron! ¡Prácticamente me quede sin quien cuidara de mi!- dije, casi gritando- ¡Tú al menos tienes a tu padre Boris!- grite finalmente.

-¡No me saques en cara eso!- gritó de vuelta, despertando a Theo quien nos miraba aturdido, aproveché y me levanté de la cama, ni loca me quedaría ahí recibiendo gritos por parte de Boris.- ¡No es mi culpa ser un maldito problema!- gritó en mi rostro mientras se acercaba, lo mire, enojada.

-¡Eres un imbécil!- grité y lo empuje, para mirarlo, eso dolió- ¡Mis padres nunca fueron lo que se suponía debían ser! ¡Hicieron de mi vida un maldito infierno! ¡No sabes cuantas noches lloré por no ser la hija que deseaban! ¡Ni que tan mal se sentía que me recordaran que no valía nada!- dije casi sollozando- ¡No eres quien para opinar sobre mi maldita vida!- grité y me fui de ahí dejando un portazo como ultimo argumento, ya afuera de la habitación, comencé a correr hasta mi casa, esta vez el camino fue mas largo y no se muy bien porque, pero a punto de llegar, algo se interpuso en mi camino, haciendo que terminara en el suelo.

Aburrida, y sin ganas de llorar, encendí uno de los pocos cigarrillos que me quedaban en los bolsillos, con las rodillas raspadas y el ánimo por el suelo, pero una bonita noche llena de estrellas por encima mío, cerré los ojos y escuché unos pasos venir, quise creer que Boris se disculparía.

-¿Estas bien?- preguntó Theo mientras me veía, preocupado.

-Es un imbécil.- ignore su pregunta y me abrazó por los hombros.

-Si, pero te quiere.- dijo sonriendo levemente.

-No parece, si me quisiera, me estaría apoyando en esto.- dije, el se robó mi cigarrillo

-Quien sabe, quizá no quiere que te vayas, quizá piensa que las cosas van a ser distintas.- dijo y negué con la cabeza- Audrey, para nadie es un secreto que las cosas cambiarán- dijo y lo miré.

Tenía razón.

-No quiero hablar con el ahora.- dije desanimada.

-Esta bien, dale un tiempo, tranquila.- dijo el, sonriendo.

-No quiero irme sin dejar las cosas así.- dije, como si me fuera lejísimos-.

-Estarás a 10 minutos de aquí, tranquila.- dijo, riendo un poco.

Un poco más tarde, estaba en aquella casa, en la cama casi vacía, acurrucada contra la pared, pensando, en que el no tiene idea de que lo he vivido, como yo tampoco se que ha vivido el, pero... ¿Por qué demonios me voy a disculpar yo? No fui cruel, y no dije nada hiriente, punto para Audrey.

Cuando me di cuenta, era de día, no había nadie mas que yo y el frío del lugar, me sentí vacía de nuevo, como no me sentía hace semanas ya...

Eso me puso demasiado triste, una mañana sin Boris ni Theo, sin que el chico ruso me acompañara cuando tuviera pesadillas, estaba tan cerca, pero quería que el fuera quien se disculpase, pero... No lo se, solo no me quería levantar en todo el día, mágicamente Boris se llevo mi felicidad y fuerza.

O quizá el se estaba convirtiendo en mi felicidad, lo cual, me haría enloquecer poco a poco.



𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora