𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙘𝙪𝙖𝙧𝙚𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙩𝙧𝙚𝙨

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𝐁𝐎𝐑𝐈𝐒.

-Ty chuvstvuyesh' sebya luchshe?- Me preguntó Víctor mientras terminaba de vendar mi brazo nuevamente, habían pasado casi dos semanas desde nuestro "robo estrella", no he sabido nada de Audrey, pero no podía verla hasta terminar con el desastre que yo inicié.

Asentí, si, me sentía bien, así que él se fue y me recosté en el sofá, tomé el teléfono, e hice lo que debí hacer desde hace mucho tiempo.

La llamada fue rápida, simplemente informé sobre el cuadro robado, ofrecí darlo con la condición de que todo fuera anónimo, la policía acepto y me levanté para vestirme, después de esto, iría por Audrey y Theo, y finalmente, seríamos libres de esto.

Cuando la policía llegó al punto de encuentro, fue Yuri quien les dio el cuadro, nadie dijo nada incluso cuando apareció cubierto por una bufanda hasta la nariz, y un sombrero lo suficientemente grande para ocultar su rostro. Finalmente se fueron con el cuadro, y yo suspiré tranquilo, no fue cuestión de horas para que el mundo se enterará que el Jilguero había sobrevivido una segunda explosión.

Tranquilo, y libre de culpas, caminé tranquilo al hotel en donde se hospedaban mis dos preciadas personas, esperaba verlos de nuevo ahí, esperaba que no se hayan ido, por lo que, fume un poco antes de llegar para calmarme.

Llegué y pregunté por la habitación de Audrey, la recepcionista me dio el número y subí en el ascensor junto a una agradable mujer mayor.

-¿Besuchst du?- Me preguntó y asentí.

-zu meiner Freundin- Respondí- und ein alter Freund- la mujer sonrió y soltó una risa dulce y cansada.

-Ah... Junge Leute...- Se quejó antes de que el ascensor abriera.- Sie sollten Blumen mitbringen, sie sind immer ein gutes Detail-.

-Das werde ich, danke.- Le dije y salí, con su risa detrás, siendo callada por las puertas del ascensor.

Al estar enfrente de la puerta de mi querida Audrey, tomé un respiro y toqué la misma esperando a que ella apareciera, claro que, ella no abrió, la puerta estaba sin cerradura y podía pasar sin necesidad a que alguien abriera por dentro.

Entré, mientras que le miedo me dominaba por completo, no quería imaginar la peor situación, la busqué en el cuarto, pero no encontré a nadie, fue hasta que abrí la puerta del baño.      Audrey estaba con el cabello húmedo, vestida como solía hacerlo, pero toda su ropa era negra, la miré, y ella me miró sorprendido.

-Audrey.- La llamé y sonrió con nerviosismo- ¿Que sucede?- pregunté, sus manos estaban temblando mientras se acercaba a mi, sin más, se tiró a mis brazos, su respiración se volvió irregular, desesperada, temblaba y estaba fría.

Al no saber como reaccionar, la recosté en la cama, y le ayudé a respirar como alguna vez, Xandra me enseñó a mi, con delicadeza de no asustarla, tomé su mano y ella la apretó con fuerza mientras hacía su mejor esfuerzo para respirar, en una voz delicada y afectada por la falta de aire y sus sollozos, exclamó que sentía que se estaba muriendo, afirmación que tuve que negar rápidamente para convencerla de que no era así, poco a poco, se fue abrazando a si misma, cada vez, más calmada, hasta que finalmente era una bolita, sollozando con suavidad y timidez, como si no quisiera ser escuchada, yo me apresuré a abrazarla  con cariño.

-Todo está bien, pequeña, todo está bien.- Le dije mientras acariciaba su cabello.

Solo se acercó a mi rostro y me dio un suave beso, acaricié su rostro y ella suspiró, finalmente tranquila, sin decir nada, se levantó y me llevó consigo.

-¿A donde vamos?- Pregunté y tomó mi mano, entrelazando ambas.

-Por Theo.- Dijo y sonrió con suavidad.


Al llegar a su habitación, golpeamos, pero nadie abría, de nuevo, el miedo me dominó, Audrey comenzó a forcejear la puerta, pero nada, la aparté y abrí la puerta de una patada, ambos entramos con rapidez y escuché como Audrey ahogó un grito;
Theo estaba tirado en la cama, cayendo suavemente de ella, Audrey no tomó tiempo para correr hacia él, lo tomó en brazos y comenzó a llamarlo, estaba teniendo una sobredosis.
Con dificultad, ambos tomamos a Theo en brazos y lo llevamos al baño, en donde lo obligué a vomitar cada maldita pastilla que se tragó, Audrey me miraba aterrada, y sabía perfectamente que esta situación no era desconocida para ella.

Theo finalmente reaccionó y llamé a Audrey para llevarnos a Theo a dar un paseo, a pasos suaves y torpes, fuimos afuera, acababa de nevar y las calles estaban blancas, Theo poco a poco comenzaba a reaccionar.

-Es un paseo, uno tranquilo, todo está bien, Theo, solo... Solo sigue caminando.- Dije intentando tranquilizar a ambos, pues sabía que Audrey no podía dejar de llorar.

Cuando ya todo estaba mejor, ayudé a Theo a cambiarse, mientras Audrey se quedó en el baño sollozando. Cuando Theo estaba vestido, le llamé a Audrey y salió, entre los tres, nos abrazamos, sabía que a Theo le dolía tanto como a mi escuchar los sollozos de la chica más preciada en nuestras vidas.

Sin más, los invité a una cafetería, nos sentamos juntos,  Audrey a mi lado y Theo en frente, Audrey tomó mi mano y la acaricie, rogando por mantenerla tranquila, sin lograr mucho, pedí un café con leche para que se sintiera algo mejor, a Theo le pedí un desayuno, el cual le obligué a comer, antes de hablar, besé a Audrey en un costado de la cabeza.

-Bueno...- Les llamé.- Tu querido Jilguero está yendo a Nueva York, finalmente volverá a donde siempre tuvo que haber estado, podrás verlo cuando vuelvas, y ya... Todo esto acabó, y... No van a creerlo, pero había una pequeña recompensa por encontrar el cuadro.- Dije y los ojos de Theo se iluminaron, estaba feliz de haber terminado con esto, supongo. - Ya no tienes porque preocuparte, todo está bien ahora, feliz navidad, Theo.- Dije y solo comenzó a reír con nervios.

Audrey sonrió al ver a Theo, y luego me volteó a ver a mi, sin más, me besó como tanto extrañaba que lo hiciera, al separarnos comenzamos a reír, éramos libres de toda culpa, y finalmente, sentí que Theo y Audrey podían ser felices.

Por petición de Audrey, paseamos por Ámsterdam, con cuidado de no ser vistos por la policía o algún mafioso, o algo del estilo, a pesar de todo, tomamos bastantes fotos, nos embriagamos, y pasamos los días sonriendo hasta terminar los tres, tirados en la cama de hotel de Theo, tomados de las manos mientras reíamos bajo el efecto del pequeño cuadro que se nos deshizo en las lenguas, jugando con el humo de nuestros cigarrillos, me sentí vivo, como todas esas tardes después de la escuela.




-¿De visita?- me preguntó y asentí.

-A mi novia- respondí. -Y un viejo amigo- la mujer sonrió y soltó una risa dulce y cansada.

-Ah... Gente joven...- Se quejó antes de que el ascensor abriera.- Deberías traer flores, siempre son un buen detalle.-.

-Lo haré, gracias.- Le dije y salí, con su risa detrás, siendo callada por las puertas del ascensor.


𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]Where stories live. Discover now