𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙘𝙪𝙖𝙩𝙧𝙤

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𝐀𝐔𝐃𝐑𝐄𝐘.

Después de la cena, quise dormir junto a Tom y Malcolm, fue bastante cómodo, pues ambos emitían suficiente calor para no morir de frío, no hacían ruido mas allá de sus respiraciones leves, y cada tanto, Tom me abrazaba levemente, lo cual me pareció adorable.

Con ojeras, sueño, y un instinto asesino creciendo, despertamos a las 5 am, Tom estaba emocionado con la idea de decorar el departamento, yo solo me quería quedar dormida hasta la tarde.

Nunca me había dado cuenta de que los muebles eran sencillos, solo brillaba el color café, el blanco y el crema en el departamento, aunque era demasiado, no me molestaba, y sabía que pronto la casa iba a tomar color, me iba a asegurar de que fuera así.

Eran las 8 de la mañana y la casa estaba lista, tenía el toque "Rogers" y "Armstrong" para no dejar afuera a Malcolm, esta sería su nuevo hogar, lo cual, me parecía increíble... Digo, no todos los días tu padre adoptivo conoce a un chico que acepta que tenga hijos y se muda con ellos.

Malcolm y yo nos acostamos a dormir otro poco, cubiertos por las sabanas recién puestas, pues no teníamos la energía que Tom, mientras el preparaba el desayuno, nosotros tuvimos una maravillosa siesta, de la cual desperté con energía suficiente para no andar con cara de odio por ahí.

El desayuno fueron tostadas con huevos revueltos, tomate y pimentón, una combinación extraña pero deliciosa, con jugo de naranja acompañando (el cual me parece un acompañante terrible) tuvimos una maravillosa mañana.

Un rato más tarde, estaba en mi cuarto poniéndome mi vestido de flores junto a mis botas y un abrigo, pues iríamos a ver a la abuela, y no tenía nada más decente que aquel vestido, Tom y Malcolm insistieron en ir de compras más tarde, y la verdad, es que quería un armario nuevo, la ciudad era algo fría, así que mis shorts no iban a ser de mucha ayuda.

Después de un buen rato, los tres estábamos listos, en el auto que nos había llevado a casa ayer, todos estábamos nerviosos, ¿Que nos esperaba? No creía que mi abuela fuera una mujer malvada o alguien loca, quizá podría ser como Cruella de Vil, pero esperaba que ningún perrito fuera parte de sus atuendos.

Al llegar, llegamos a una casa bastante grande, aunque no lo suficiente para ser una mansión, pero si grande.

-¿Aquí?- pregunte al hombre que manejaba, el asintió y dejamos el auto enfrente de la casa.

Salimos y subimos las escaleras que llevaban al frente de la casa, el hombre nos abrió la puerta y entramos, habían varios muebles que se veían viejos, estantes llenos de floreros con rosas y tulipanes, y muebles llenos con porcelanas y juegos de te en perfecto estado, sentía que de tan solo mirar, todo se iba a romper y eso me aterraba de cierto modo, me distraje al escuchar unos pasos bajar las escaleras, y una mujer con el cabello apenas llegando a gris, pues aún tenía rastros de cabello oscuro, más unos ojos alegres y una sonrisa joven, apareció ante mi, me sorprendí, pensé que iba a ser más vieja, pero pienso que no pasaba de los 50.

-¡Audrey, pequeña!- Exclamó contenta antes de abrazarme y besarme repetidas veces en el rostro- Dios... Estás tan grande, y tan hermosa, como tu madre, eres idéntica a ella.- Dijo con nostalgia, la cual me pegó fuerte ya que sentí un nudo en la garganta ante sus palabras.

-Hola abuela, un gusto conocerte. Respondí sonriendo de forma ligera, pero sincera.

Clarisse, era su nombre, pero desde ese momento me pidió que la llamará "Nana", "Abue", "Abu", incluso "Clari" a lo cual, opte por llamarla "Nana Clarisse".

Seguido a eso tuvimos una tarde llena de anécdotas de mi madre y lo maravillosa que fue en vida, aunque dolía, me hacía feliz que todos hayan conocido a tan hermosa y amable mujer.

𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]Where stories live. Discover now