𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙩𝙧𝙚𝙞𝙣𝙩𝙖 𝙮 𝙨𝙚𝙞𝙨

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𝐁𝐎𝐑𝐈𝐒.

Ya habían sido un mes, quizás dos desde que Audrey y Theo habían dejado las Vegas.

Desde el día en que Audrey rompió la puerta de cristal, las cosas habían cambiado bastante, o quizá era yo el que estaba cambiando.

Esa noche papá no llegó a casa, lo cual me salvó de una golpiza. Me quedé leyendo un millón de veces la carta que estaba entre los vidrios rotos, y aunque Hayley estaba a mi lado, no me importaba, tenía una carta de la chica que amaba, ¿Por qué demonios ella me va a importar?

-Has leído eso un millón de veces.- Se quejó mientras dejaba salir el humo de su cigarrillo.- ¿Puedes dejarla de lado? Estoy aburrida- dijo y puse los ojos en blanco.

-Si tan aburrida estás, ¿Por qué no te vas con ese chico?- Pregunté, por si alguien no sabía, ella tiene un novio, y es un patán total, todo el daño que le hice a Audrey eran pequeñeces a comparación, Kotku me miró de mala manera, solo le devolví la mirada- ¿Que? ¿No tengo razón?

La chica se levantó y me miró mal, acto seguido, apagó su cigarrillo en mi rodilla descubierta, solté un grito y la empujé, tirándola al suelo.

-¡Largo de mi maldita casa! ¡Si crees que tu puto juego puede seguir, te equivocas! ¡No quiero volver a saber nada de ti!- Le grité con fuerza y con todo lo que mis pulmones me dejaron, ella me miró con asco, y miedo, para finalmente levantarse.

-¿Crees que así va a volver?- Me preguntó, sabía que hablaba de Audrey, si no tenía rabia suficiente, ella colmó mi paciencia.- Déjame decirte que no lo hará, ¿Crees que volvería por un idiota que la abandonó y la cambió? Pensé que eras más inteligente.- Y se fue, dejándome solo y lleno de enojo.

Porque tenía razón, Audrey era lista, y no iba a volver por un idiota como yo.

Finalmente, dejé la carta de lado y fume un poco para poder dormir, sabía que las cosas iban a ser difíciles y tenía que aprender a defenderme sin ella.

Los días pasaron y papá nunca volvió, a la semana me di cuenta de que sus cosas no estaban, su encendedor de oro que quería regalarle a Theo, sus camisas blancas, sus botellas, todo se había ido, todo, menos su hijo, por lo que me quede solo.


-¿Que demonios haces aquí?- Fue lo primero que me preguntó Xandra al verme en su puerta, pensé quedarme con ella, no era tan mala idea, ya que no conocía a nadie más en las Vegas.

-Pensé que podía quedarme, papá se fue.- Dije y me miro con una sonrisa burlona.

-¿Enserio crees eso?- Preguntó riendo sin ganas.- Se llevaron mi dinero, mis cosas, y mi perro.- dijo, molesta y solo suspiré.

-No fui yo, fue Theo.- Me defendí.- Sabes... Sabes que yo solo tomaba tus cigarrillos.- Reclamé y puso los ojos en blanco, cuando comenzó a cerrar la puerta, me desesperé.- Vamos, Xandra, por favor, no tengo a nadie, Theo se fue, Audrey igual- Dije y su expresión se volvió triste al escuchar sobre la chica.- Por favor, Xandra, no me dejes aquí...- Rogué, desesperado pues no quería volver a quedarme solo nuevamente.

Finalmente abrió la puerta y se hizo a un lado para que pudiese entrar, sin más, la abracé.- Gracias, gracias, gracias- Repetí y ella me dio palmadas en el hombro.

-Solo no te robes mis cigarrillos- Pidió y asentí.

Desde ese día vivimos juntos, cada cuanto menciona a Audrey y lo mucho que la extraña, yo le dijo que la extraño igualmente, y me da un pequeño golpecito de apoyo en el hombro, nunca voy a entender como Theo no la quería, si era una mujer maravillosa.

𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora