𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙙𝙞𝙚𝙘𝙞𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚

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𝐀𝐔𝐃𝐑𝐄𝐘.


Resiste, vamos, eres una chica fuerte y vas a salir de esto, por favor, despierta.

Es bastante curioso, como la tristeza no se siente como deberías de sentirla, no tenía ganas de llorar a menos de que mi organismo estuviera lleno de alcohol y ciertos tipos de sustancias ilícitas, tampoco quería llorar en casa, solo podía llorar cuando Boris me hacía llorar, era extraño, pero era lo que me sucedía.

Mientras todo se sentía lejano, como si estuviera debajo del agua y los sonidos parecieran estar sucediendo en otro lugar, recordé algunas cosas, como no podía jugar con mi triciclo, porque no era algo que hacían las niñas educadas, o como ponerme el maquillaje de mamá eran los pasos a seguir de una niña promiscua y mal educada.

Todo aquello me hacía sentir triste, porque sabía que no era así, y de saberlo en ese entonces, tampoco hubiera sido así, quizá, en esos momentos estaría feliz.

Cariño, por favor, despierta.

A los diez años había decidido cortar mi cabello, quería verme como se veían los niños de mi clase, mayormente todos tenían el cabello corto y se veía genial, además no se veía de mucho cuidado, cosa que para una floja niña que odiaba como su madre tiraba de su cabello para hacer peinados molestos, era el paraíso mismo, y así lo fue, a pesar de la desaprobación de mis padres y todos los apodos de mal gusto, me sentía como me siento muy pocas veces.

Feliz, y aunque no duro mucho, ahora me doy cuenta de que la felicidad nunca dura mucho, dura su momento, dura lo que debe durar en tu vida y luego la tristeza toma su lugar y te hace sentir como si no fueras suficiente para sentir el placer de ser feliz, desde hace buen tiempo no sentía ese placer.

Por aquí, sala 12, ¡Abran paso! Muchacha de... 15, 15 años, inconsciente y con ritmo cardíaco leve, no presenta señal de sustancia alucinógena, temperatura en aumento, ¡Oxígeno!

Todas las noches con Boris y con Theo eran un caso curioso, porque me sentía bien, podía reír, podía gritar y bailar, podía dejar mi labial color rojo en las mejillas y en los labios de Boris con gusto y podía actuar como si mi vida fuera la mejor vida que una chica como yo pudiera tener.

Pero debajo de todo eso, no había nada, no había ni una pizca de aquella felicidad que tanto expresaba, dentro todo era oscuro, vacío, y parecía ser un lugar sin esperanza, en donde solamente la tristeza podía vivir, así era la forma en la que realmente me sentía, supongo, ¿Como puedes ser feliz cuando el mundo te dejo tirada en el desierto casi muerta? Ser feliz sonaba a algo estúpido, incluso teniendo una familia, incluso teniendo a quienes te aman, ser feliz sonaba a un privilegio que yo no tenía derecho a tener.

No, ella no usa nada de eso, si, hoy había comido, Boris, ¿antes de esto le había pasado algo así?... Ya veo, no....

Una chica como yo no podía ser feliz, no tenía el derecho y no había justificación en contra, solo estaba destinada a sentir la misma miseria cada día de mi vida, por más que ame con mis fuerzas a todos a mi alrededor, por más que me ría en las tardes bajo la luz naranja del día creciente, por más que viva y por más que intente, la tristeza vivía en mi como un pequeño pájaro vivía encerrado en una jaula, no se iría nunca, incluso con la puerta abierta, no sabría como volar, era la mejor forma de expresarlo, estaba destinada a morir como un pájaro con alas inútiles, encadenada a la tristeza con la que había nacido.

Sin poder aguantar más la realización de mi vida, abrí los ojos como pude.

Esta... ¡Tom! ¡Maldita sea Tom ven!

-Mi cabeza me va a matar... ¿ya es lunes?- pregunté, no estaba en casa, todo era blanco, ¡Estoy muerta! ¡No puede ser!

-¡Audrey!- Tom llegó sonriente, ¡Tom esta muerto! Luego Boris, ¿Que demonios? ¡Todos nos morimos!

-No despertabas, no se que pasó y te trajimos al hospital- El chico ruso me abrazó- pensé que te iba a perder.

-¿Ah?- Entonces no estoy muerta, genial, suspiré.- Gracias chicos- dije, contenta de no estar muerta.

-Tom, ¿me dejas un segundo?- preguntó Boris y el mayor se fue- Me mataste del susto.- dijo y me besó en la mejilla.

-Lo siento.- dije.

-No, no lo sientas, Audrey- dijo y tomo mi mano, le hice un espacio a mi lado y se acostó- ¿Recuerdas algo de lo que pasó?-.

-Me dormí.- dije confundida.

-El doctor dijo que te habías descompensado, ¿has dormido bien? ¿O comido bien? ¿Has tomado agua o algo más que no sea vodka?- Preguntó y no respondí, la verdad es que no, no por que cada vez que cerraba los ojos, veía los labios de Boris presionados sobre los labios de alguien mas, tampoco podía comer un plato entero porque me daban nauseas, y el vodka se había convertido en jugo de manzana, uno que te hace perder el sentido y comenzar a llorar o a golpear al chico que te gustaba.

-He tenido mucho trabajo últimamente, y no quiero arriesgar eso- Dije como excusa que en parte era cierta, Boris suspiró.

-No te puedes descuidar tanto, Audrey.- dijo y comenzó a acariciar mi cabello, logrando que el sueño se apoderara de mi.

-Lo siento.- dije como respuesta, el beso mi frente y siguió jugando con mi cabello.

-No lo sientas, solo, por favor, cuídate- dijo y me quede dormida.








Lo siento si este capitulo es confuso, por si quieren saber que sucedió, son recuerdos que Audrey recordó en ese momento, lo que esta en cursiva, es la realidad, lo que sucede afuera de la mente de Audrey, y lo que no, es todo lo ocurre dentro. Esto es como un pequeño pedazo de lo que pienso acerca de estar triste por mucho tiempo y de lo que es se estar deprimida sin saberlo, tengan bonita noche uwu.

𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]Where stories live. Discover now