𝘾𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙩𝙧𝙚𝙘𝙚

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𝐀𝐔𝐃𝐑𝐄𝐘.


Estaba comiendo el cereal que Theo me había dejado hace poco, mientras veía la ventana, aburrida, y sola.

-¡Audrey!- ese grito repentino me hizo sobresaltar y tirar la taza al suelo, mis vans estaban llenas de leche y hojuelas, con el corazón en la boca y un enojo creciente (Era MI cereal, y ahora esta en el suelo)- ¡Abre la maldita puerta!- gritaron, y los golpes comenzaron a ser fuertes, vale, esto es suficiente, voy a vengar mi cereal, decidido.

Enojada, baje las escaleras y corrí hacia la puerta, de un tirón la abrí, Boris me miro sorprendido y lo tire al suelo, para luego comenzar a caminar a pasos fuertes hacia mi habitación, antes de nada, Boris cerró la puerta con fuerza, y me tomo de las muñecas, comencé a resistirme, haciendo que cayéramos al suelo, el encima mío, y mi cabeza golpeando el piso con fuerza, aunque seguía luchando para librarme de él.

-¡Suéltame maldito idiota!- grité, enojada, esto estaba yendo demasiado lejos.

-¡No hasta que me escuches, maldita sea!- grito él-.

Lo golpeé como pude, haciendo que cayera de lado, corre Audrey, corre maldita sea.

Corrí escaleras arriba siguiendo sus pasos en mi espalda, cerré la puerta pero el se interpuso para que no la cerrara totalmente, aun demasiado nerviosa, corrí intentando buscar con que golpearlo, solo un golpe en su estomago y otro en la mejilla, él me devolvió el golpe, pero en una de mis piernas, y vaya que fue fuerte, para, de nuevo, tomar mis muñecas y dejarme sin posibilidad de escapar, el comenzó a apretar con toda su fuerza, para tirarme a la cama con rudeza, encima mío, con la respiración agitada y rabia en su mirada... Si la situación no fuera esta, estaría dispuesta a caer a sus amargos ojos marrón.

-Vas a escucharme- suspiré- Lo siento- dijo él, y descanso un poco, dejando de apretar mis muñecas, las mire, estaban rojas.

-Boris- dije y me puse las manos en el pecho- Eres un imbécil- dije, enojada.

-Lo soy- dijo él- Pero, entiende, no quiero tenerte lejos, es egoísta, si, pero no quiero que alguien mas sea quien te vea abrir los ojos en la mañana, nadie mas merece verte sonreír o tenerte cerca, ni yo lo merezco, soy un maldito chico de 15 que se la pasa bebiendo y tiene los pulmones podridos, pero te quiero, Audrey, te quiero como jure no querer a nadie más, adoro tus ojos profundos, tus lindos labios y tu cabello desordenado, adoro cuando me golpeas y cuando me gritas, adoro verte ebria y ser quien sostenga tu cabello cuando vas a vomitar, adoro verte morder tus uñas cuando te concentras, se que soy un imbécil, pero te quiero, te quiero de la misma manera en la que quiero que me perdones, pero, siento que voy a perderme, cariño, y no puedo soportar esa idea- dijo de una sola vez, con los ojos aterrados y la lengua suelta, lo mire, impresionada.

Me quería.

Sin más, sin necesidad de palabras, lo acerque a mi y lo besé, con tanta necesidad como el día anterior, con miedo, y con cariño.

Me quería, increíble.

Él se relajó un poco sobre mi, y sentí sus mejillas húmedas, estamos bien, Boris.
Todo esta bien ahora.
Sin más, me separé y lo abracé, mientras sentía como el lloraba y se tiraba lentamente a la cama, haciendo un movimiento extraño para que yo fuera quien quedara arriba, mientras él lloraba, escondí mi rostro en su cabello, intentando calmarlo, él merecía algo mejor que esto, quizá, solo quizá, yo era capaz de dárselo.

-No llores, cariño, por favor.- dije.

-Estaré mejor después de esto, soy un imbécil, nena, un imbécil total- dijo y no negué nada.

No hice ruido, nuestra compañía lo decía todo, y sabía, que estaba mejor.

Estábamos mejor estando el uno con el otro. 

𝕽𝖔𝖇𝖇𝖊𝖗𝖘 [𝕭.𝕻]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن