24. Mayo

50 19 6
                                    

El camino sigue y sigue, como decía Tolkien, y es un camino tan largo. Este país es tan grande que siempre te lleva al menos un día ir de aquí hasta allá. Pero es tan hermoso, también, y es un alivio alejarse de la orgullosa Buenos Aires.

Tan pronto la dejas atrás, las cosas son más simples, la gente es más amable, el tiempo más largo.

El camino sigue, los pueblos pasan, y no tengo la menor idea cuándo terminará este viaje. Por ahora seguimos recorriendo el país, tocando en cuanta festividad local Mariano descubre a tiempo para incluirnos, y de paso tocamos también en todo escenario que encontramos disponible, para diez personas o para mil.

Y conforme pasa el tiempo y pasan los kilómetros, voy conociendo mejor a mis nuevos compañeros, y poco a poco aprendemos a trabajar en equipo. Hasta ahora todo funciona mucho mejor de lo que nadie se atrevía a esperar cuando partimos.

¿Sabes? Me he dado cuenta de algo gracioso: ¿cómo es que, siendo los dos escritores, nunca nos hayamos escrito? Quiero decir, con excepción de la carta que te di en el 2017. ¿Es por eso que me cuesta escribirte? ¿O es a causa del tiempo y la distancia que siguen creciendo entre nosotros?

Y el silencio.

¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que tuvimos una de nuestras conversaciones?

Leí que te lesionaste el brazo y tuviste que cancelar la gira por Australia. Lo lamenté mucho, y me preocupó. Espero que no sea nada serio, y que pronto estarás en condiciones de volver a tocar. Me alegró saber que estabas en condiciones de realizar la gira por la Costa Oeste con SC.

Me gustaría mucho saber cómo estás. Tal vez por eso finalmente me decidí a escribirte. Me gusta que tus hijas y Nahuel sigan en contacto como siempre, pero no me parece correcto preguntarles por ti. Suelo asomarme a saludarlas cuando llaman a Nahuel, pero nada más. No quiero utilizar su amistad como excusa de mi inseguridad.

Echo de menos estar en contacto contigo, porque en realidad te echo de menos a ti. Y sin embargo, no termino de decidirme a llamarte. Cada vez que lo pienso, aparece otra cosa que debo hacer en ese preciso momento, y continúo dilatándolo.

Se hace difícil, después de todo un año de estar tan unidos y compartiendo tantas cosas, sobre todo en los últimos meses.

Ha quedado un hueco en mi vida que nada puede soslayar. Y no importa cuánto lo niegue, allí está, hablando alto y claro de cuánto te extraño, cuánto te necesito, porque te

Cerré la libreta y solté la lapicera. Ni me molesté por terminar la oración.

Sólo era otra carta que jamás te mandaría.

Una más.

A Un Lado - AOL#3Where stories live. Discover now