47. La Recta Final

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Hizo falta todo el poder de persuasión de Finnegan para evitar que Stu cancelara la presentación en el Festival por el Golfo y se tomara el primer avión a Buenos Aires. Tuvo que ser razonable, brusco, chistoso. Inventó sobre la marcha una serie de presentaciones que mantendrían a C alejada de la ciudad los siguientes diez días. Y para su sorpresa, se vio obligado a inventar una justificación porque esas fechas no aparecían en la web de MØRE.

Pero logró convencerlo de que C sólo estaba un poco engripada y necesitaba descansar todo lo posible para poder cumplir con sus obligaciones de la semana siguiente, y por eso no podía trasnochar por quedarse hablando con él.

Le recordó que había sido él quien enloqueciera a Sophie para que participaran en el Festival, y argumentó que era imposible cancelar con tan poca anticipación, las entradas agotadas y la prensa ya en la calle.

Stu se resistía a rendirse a los argumentos de su amigo, y se negaba a explicar su repentina urgencia por cruzar el mundo para ir a ver a C. Pero Finnegan no cejó hasta que le arrancó a regañadientes la promesa de que irían a México.

Y luego, si todavía seguía empecinado, podría irse a Argentina.

Ese domingo por la tarde el guitarrista llamó a C.

La encontró bien, sólo cansada por el show de la noche anterior.

Se dedicaron a intercambiar cuanta información tenían para el fin de semana siguiente. Stu estaría con las niñas y planeaba llevarlas a México, así que Ashley los acompañaría para no tener que depender del servicio de babysitters del hotel. Finnegan explicó que al tener con él a sus hijas, era esperable que Stu pasara la mayor parte del tiempo con ellas en el hotel, y se presentaría en el Foro sólo a la hora de probar sonido el viernes y de tocar el sábado.

Antes de olvidarse, le advirtió a C que al parecer ahora Stu visitaba con regularidad la web de su banda, lo cual le causaba mucha gracia. Los afiches y flyers con la grilla del Festival estaban en circulación hacía varias semanas, pero ambos sabían que Stu jamás le prestaba atención a la prensa de sus presentaciones. O ya habría advertido que ella también participaría. De modo que si C insistía en mantenerlo en secreto, tenía que hallar la manera de que no apareciera en la web ni las redes sociales de la banda.

Ella le explicó que para cubrirle las espaldas, Mariano había decidido que no publicarían hasta el jueves, el mismo día que llegaban a México, dónde tocarían ese sábado. Hasta entonces, lo que ella llamaba el Team Sheldon se dedicaba a crear suspenso y promover especulaciones, de las más modestas a las más fantasiosas. Y a partir del jueves por la tarde comenzarían una maratón virtual que se prolongaría hasta el cierre del Festival.

Mariano y Cristian habían apelado a toda la influencia y los contactos de Vector y habían logrado permisos para transmitir en vivo cuanto quisieran, con la única excepción del Festival en sí, que ya tenía los derechos de televisión y stream vendidos.

C le contó que con el platino por End brillando en su oficina, por una vez Ragolini no había reparado en gastos, considerando que sería la primera presentación de la banda en el exterior. Así que les permitía un acompañante a cada uno, cinco asistentes en vez de los dos de siempre, y se alojarían en habitaciones, no suites, por supuesto, pero sí habitaciones de buena categoría en el hotel cinco estrellas con el que trabajaban los organizadores del Festival. Y como por rara ocasión Slot Coin se alojaría con el resto de las bandas, descubrieron muy contentos que podrían pasar juntos todo el fin de semana, y no sólo el tiempo que estuvieran en el Foro del Sol, como habían creído.

Los músicos extranjeros llegarían durante el jueves y probarían sonido a lo largo del viernes. El mismo jueves antes de la cena se harían dos conferencias de prensa en un salón del hotel, primero una en inglés con las bandas americanas, luego otra en español para los latinos.

C era un manojo de nervios de sólo mencionar el momento de volver a encontrarse con Stu, y Finnegan opinó que tenían que dejar que las cosas se dieran solas. Alojándose en el mismo hotel para tocar en el mismo Festival, era natural que no tardaran en encontrarse. Ella no quería verlo antes del mismo sábado, y el guitarrista tuvo que apelar de nuevo a toda su persuasión para tranquilizarla y arrancarle la promesa de que no pasaría el fin de semana jugando a las escondidas.

C confesó que tan cerca del reencuentro, no sabía cómo haría para hablar con Stu al día siguiente sin delatarse. Y Finnegan se descubrió a sí mismo ofreciéndose a ayudar.

Y eso hizo, con la asistencia del nuevo enrolado en El Secreto.

Pasó a recoger a O'Rilley el lunes por la tarde, y tan pronto como C le escribió para avisarle que se disponía a llamar a Stu, ellos dos se dirigieron a la casa de su amigo. Interrumpieron su conversación con C sin escrúpulos y le recordaron que era elcumpleaños del hermano de Red, y él era el único que faltaba en lo de Harry. Apenas le dieron tiempo de disculparse muy compungido con C. Ray se las compuso para guiñarle un ojo desde atrás de Stu, y tuvo que aguantar la risa al ver que se ponía colorada como una colegiala.

A Un Lado - AOL#3Where stories live. Discover now