32. En Vivo

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Stu suspiró pasándose las manos por el cabello y aceptó continuar. Ya les había contado sobre su regreso a San Francisco y el capítulo del zorro, y el relato los llevó a Europa. El viaje de Florencia a Roma sumió a los otros dos en un asombro incrédulo que llenó la sala de protestas.

"¡Vamos, hombre! ¿Qué dices?"

"¡Que te den, Stu! ¡No me lo creo!"

"¿Vieron a ese cabrón de cabello largo que le dio la libreta?" replicó Stu señalando el televisor. "¿Notaron que intenta parecerse a mí cuando era joven?"

"Es cierto," concedió O'Rilley. "Imita tu look de fines de los noventa."

"Pues ése fue el tipo que ella se echó esa noche."

"¡No seas pendejo! ¿Cómo podrías saberlo tú?"

"Porque me lo mostró durmiendo en su cama." Stu sonrió de costado. "Y un momento después me dijo que estaba enamorada de mí."

"¿Qué?"

"¡Vamos, Stu! ¡Dijiste que nos contarías la verdad!"

"Y es lo que intento hacer, pendejo, si tan sólo cerraran la boca."

Finnegan fue por más cerveza y en el relato de Stu pasó Buenos Aires y la semana solos junto al mar, la gira solista, los tres meses separados y los primeros sueños compartidos. Pasó la reunión en Hawai a fines del año anterior, pasó la gira de verano de C con su banda.

Mientras tanto, en Buenos Aires pasaron la segunda y la tercera banda, la del pelilargo de la libreta. Cada banda cerraba con un cover de un clásico del rock alternativo, con el cantante de la banda siguiente como invitado. La tercera banda, la del pelilargo, tocaba sólo covers de Slot Coin, y C se les unió para el final, arrastrando nuevos aplausos y que el contador, que había caído a mil espectadores, duplicara el número en menos de un minuto.

Tocaron No Choice, y al parecer había suficientes coiners en la audiencia para reclamar que se respetara la tradición que Stu impusiera diez años atrás, de hacer que el público cantara la primera estrofa y el primer estribillo. Al pelilargo no parecía gustarle privarse del sonido de su propia voz durante todo un minuto, pero fue lo bastante sensato de imitar a C.

Ella se sentó en el retorno con las piernas hacia afuera y cantaba con un brazo en alto, como una más del público. Y sólo usó el micrófono durante el primer estribillo para cantar con mucha suavidad la segunda voz, acompañando a la gente, que terminó con un aplauso cerrado y prolongado.

Hasta que entró la banda y atacó el resto de la canción con energía. Ella se incorporó de un salto para sumarse al pelilargo. Terminaron la canción con varias vueltas instrumentales. Entonces el pelilargo le tomó la mano y bailó con ella delante de la batería, mientras el guitarrista punteaba en primera línea, con un pie sobre su retorno.

O'Rilley notó que Stu terminaba su cerveza de un largo trago, se paraba con brusquedad y volvía un momento después con una botella de vodka y claras intenciones de no compartirla.

La gente pareció enloquecer cuando la banda tributo se despidió y los demás integrantes de MØRE salieron al escenario. Saludaron a la gente con sencillez, abrazaron alegremente a los otros músicos y se pusieron a enchufar sus instrumentos.

"¿Y esos quién mierda son?" gruñó Stu. "¿No dijiste que la próxima banda era la de C?"

Finnegan lo miró de soslayo, sin rastros de sonrisa. "Ésa es la banda de C, por si no estabas enterado," replicó con sequedad, y el bajista tomó nota del reproche en su respuesta.

Un asistente se asomó lo indispensable para decirle algo al oído a C, que se demoraba despidiéndose del pelilargo entre risas. Al escuchar al asistente pareció olvidarse de su colega y se apresuró hacia su micrófono. Se volvió hacia la cámara más cercana con una gran sonrisa. Kurtie volvió a traducir en inglés cuando ella renovó su saludo a sus compatriotas y demás espectadores en el resto de Latinoamérica. Una vez más cambió español por inglés sin transición. Y las pantallas laterales mostraron el chat del stream, con la traducción de sus palabras al español.

El contador se había disparado, mostrando que los espectadores aumentaban de a docena por segundo o poco menos.

"Bienvenidos todos nuestros amigos en el extranjero, también, y muchas gracias por seguir nuestra transmisión en vivo." Su sonrisa se hizo más cálida. "Me dicen que un gran amigo nuestro nos está viendo desde San Francisco, California." Se volvió para mirar directamente a la cámara y guiñó un ojo. "¡Hola, Súper Ray! ¿Cómo estás?"

La gente gritó y aplaudió, dando por sentado de qué Ray hablaba.

"¿Súper Ray?" repitió O'Rilley riendo.

Finnegan asintió rezongando, apresurándose hacia su computadora para tipear algo. "¡Esta pendeja! ¡Sabe que odio que me llame así!"

Apareció su respuesta en el chat y en las pantallas laterales, y la traducción de Kurtie al español. La gente estalló en carcajadas. C se asomó cuanto pudo, tratando en vano de ver las pantallas. Así que le preguntó al público qué decían, y la gente más cercana al escenario le leyó la respuesta muerta de risa: "Aquí estoy, esperando que te calles y toques."

C rió también y se volvió hacia la tecladista, que le dijo algo. Asintió, retrocedió para tomar su guitarra y regresó a su micrófono colgándosela. Kurtie tradujo al inglés lo que dijo a continuación: faltaban un par de minutos para comenzar, así que se proponía darle gusto a su amigo con una canción hasta que estuvieran listos. Volvió a enfrentar la cámara más cercana.

"¿Qué quieres que toque, Súper Ray?" preguntó.

"Y lo pregunta," resopló Finnegan tipeando cinco letras.

Una vez más, C buscó la respuesta en la gente, que gritó: —¡Lanes!

Ella asintió sonriendo de costado y señaló la cámara para señalar directamente al guitarrista al otro lado del mundo.

El contador superó los tres mil espectadores online cuando ella comenzaba a rasguear con suavidad, y el pequeño estadio en Buenos Aires se sumió en el silencio más completo.

Stu soltó un suspiro entrecortado al verla cerrar los ojos y cantar para todos esos miles de personas tal como cantara dos noches atrás sólo para él, haciéndole compañía mientras él cocinaba. Oyó que la gente cantaba con ella.

O'Rilley se entretuvo observando a Stu, notando que parecía tratar de decidirse entre la melancolía de la canción y su mal humor.

Porque esa mujer era su secreto más querido y mejor guardado desde que Jen lo dejara, y de pronto se veía forzado a enfrentar que ella ahora distaba de ser sólo suya, y que en realidad no tenía la menor idea cómo era su vida desde que se separaran, al extremo que ni siquiera conocía las caras de sus compañeros y lo asombraba su popularidad.

Stu siempre había sabido que Finnegan seguía en contacto con ella, pero jamás había imaginado que la relación entre ellos se hubiera hecho tan fluida y estrecha.

Mientras él la recordaba con nostalgia, Finnegan formaba parte activa de su vida, compartiendo tantas cosas con ella a pesar de la distancia. Esa noche quedaba en evidencia cuánto ignoraba, y eso disparaba un cúmulo de preguntas y emociones en su interior, muchas de ellas contradictorias. Y no podía evitar volver a sentirse excluido, marginado, viendo a su amigo intercambiar guiños de amistad y confianza con C.

¿Cuánto más era lo que no sabía de ella? ¿Y cuán importante? ¿Por qué ella ni siquiera había hecho un comentario sobre tantos cambios en su vida?

Pero sabía que no podía culpar a nadie por su ignorancia. Él se había exiliado de la vida de C por propia voluntad.

A Un Lado - AOL#3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora