Prólogo

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Han pasado ya ocho lunas desde la presentación de los jóvenes a las manadas. Ocho lunas, desde que comencé a vivir como un lobo solitario con el nombre de Sajer, para que Kaila siguiera con vida. Ocho lunas en las que no la he visto directamente para no meterla en problemas.

Liv no quiso volver a hablarme desde que supo quien era yo.
Y Shaya se la pasa metiéndose en problemas, a pesar de ser más pequeño que los demás lobos que conozco.

Recorrí el bosque buscando a Tommen en busca de compañía. Vivir solo es complicado. Pero con el tiempo aprendí a sobrellevar la soledad, y a volverla mi compañera. Luego de tanto tiempo buscando, recordé que Tommen había dicho que se dirigiría a las montañas para averiguar sobre los extraños cambios que estaban ocurriendo en el bosque. Entonces mi viaje comenzó. O como Tommen dice, "mi aventura".

Las montañas eran frías, y casi no había comida. Necesité solamente media luna para salir de ahí y llegar a un lugar totalmente nuevo y extraño.
Durante una luna estuve explorando el lugar. Pero no hay rastro de Tommen, ni siquiera un indicio seguro de dónde encontrarlo.

Ahora entiendo a Tommen. Y por qué casi nunca lo veo alterado. La soledad te quita las preocupaciones de todo, hasta de tí mismo. Probablemente estoy perdiendo la cordura, o tal ves no. Esto es algo confuso, así que intento no pensar mucho en eso.

Entre lobos... (2)Where stories live. Discover now