Capítulo 122

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Shaya

Volvimos. Y al parecer, ya no había límites entre territorios. Ahora éramos una sola manada. Y papá era el alfa de ella.
- A dónde vas... - preguntó
- A cazar, tengo hambre.
- Te acompañaré... - nada había cambiado.
- No necesito que me protejas. Puedo hacerlo sólo. - se quedó viéndome - ya no soy un cachorro, papá. Te lo voy a demostrar - le di la espalda y me interné en el bosque que tanto había extrañado. - claro que se lo voy a demostrar...
Mientras caminaba, no cuidaba de hacer ruido o algo. Sabía que eso no me ayudaría a atrapar nada; pero estaba intentando controlar mi mal genio. Cuando llegué a unos arbustos, un gruñido me detuvo. Era Unan. Estaba con el lomo rizado, gruñendo, enseñando los colmillos hacia todas direcciones, nervioso, con miedo.
- ¿Estás bien? - volteó hacia mí y cambió su expresión.
- Sí yo... Estoy bien. - recogió la liebre que había cazado.
- Tienes miedo.
- Claro que no. - dejó caer la liebre, indignado por lo que dije - no tengo miedo. ¿Qué haces aquí?
- Cazar... Tengo hambre.
- Como todos... - volvió a tomar la liebre y se dispuso a irse; pero se detuvo cuando frente a él se escuchó un ruido extraño. Nuevamente, dejó caer la liebre y se puso a la defensiva.
- ¿Qué haces...?
- Ten cuidado... - no entendía por qué debía tener cuidado. Me preparé para saltar. Ya sabía lo que era.
Una liebre salió sorprendiendo a Unan. Yo salté sobre ella y le rompí el cuello de un mordisco. Unan respiró aliviado; pero la repentina aparición de Sever nos tomó por sorpresa a los dos.
- ¡Qué mierda haces...! - dijo Unan con el lomo en el suelo.
- Aprendo a cazar... Tengo hambre - parecía avergonzado. - ese conejo es mío. - me dijo.
- Pero yo lo atrapé. Tendrás que buscar otra liebre para comer.
Sever y Unan me miraron sorprendidos por mi respuesta. Luego, Sever comenzó a gruñirme. Me sentía nervioso y tenía un poco de miedo al verlo. Miré a Unan, por su expresión, no haría nada. <<cierto>>, pensé. Ericé el lomo y gruñí en respuesta.
- Yo la atrapé primero... ¿Quieres pelear por él? - lo reté. Sabía que Sever no estaba acostumbrado a pelear por su comida. Y solo en ese momento, me di cuenta de que era una pelea que no podía ganar.
- Bien, bien, bien - se interpuso Unan - ya es suficiente. Sever llévate mi liebre, puedo cazar otra.
- ¿Qué estás...? - no vi qué clase de mirada le dio Unan a Sever, pero éste pareció rendirse ante ella. - Como sea - tomó la liebre y se marchó.
Cuando quedamos solos, Unan me miró con el ceño fruncido.
- Está bien querer hacer las cosas por ti mismo... Pero no iniciamos peleas que no podremos ganar ¿En qué pensabas? Sever es tres veces más grande que tú, era obvio que te dejaría inmóvil con una sola pata.
- Lo sé...
- Sé más cuidadoso con lo que haces...
- ¿A dónde vas?
- A cazar... Aun tengo hambre.
Me di cuenta que con la aparición de Sever, Unan había evadido lo que le dije. Desde que lo conocí, nunca lo había visto asustado.
Tomé la liebre, y lo seguí de cerca. Quería saber qué le pasaba realmente.

Entre lobos... (2)Where stories live. Discover now