Entre lobos... (2)

Capítulo 84

Shaya

Ya éramos libres de los bozales; pero no de las cadenas. Y a pesar de los esfuerzos realizados por Sever, no hubo forma de quitarlas.
- Es inútil... - dijo Sever - siempre son los humanos quienes las quitan.
- ¡Pero no podemos esperar a que ellos vengan a quitárnosla voluntariamente después de tres lunas ¿o si?! - dijo Unan completamente irritado. - ¡ahora todo se arruinó porque tu hermano no pudo controlar su impulso como lo haría un lobo!
- ¡¿Quieres calmarte?! - alcé la voz - ¡enfadarte no hará que salgamos de aquí más rápido!

- ¡Llevamos más de dos lunas aquí encadenados, con una miseria de comida y agua que a penas nos mantiene con vida, restringidos de todo lo que conocemos...! - me sorprendió ver que Unan sumido en la desesperación. En sus ojos había miedo y desesperación que nunca esperé ver en alguien como él. Aquellos debieron ser mis ojos cuando llegamos el primer día. - ¡alejados de todos y todo lo que...! Todo lo que...
- ¿Unan?
- Estoy... Creo que...
Unan se desplomó frente a nosotros dejando su cadena extremadamente tensa. Un ruido provino de la cadena; y Unan comenzó a respirar con dificultad. Se estaba asfixiando.
- ¡Unan! ¡¿Qué le pasa?!
- Llegó a su límite.
- ¡Se... Se está asfixiando!
- Sígueme...
Sever comenzó a ladrar y a caminar al rededor de nosotros. Estaba llamando la atención.
- ¡¿Qué esperas?! - dijo - ¡tu amigo va a morir si no hacemos que un humano venga!
- ¡Pero tú...!
- La cadena que rodea su cuello lo está asfixiando. Lo último que debería importarte en este momento, es lo que pasará conmigo.
Los constantes ladridos de Sever, y los aullido de mi parte, acabaron por llamar la atención de esos tres perros que habían llegado el día anterior. Y por suerte, los ladridos emitidos por ellos, nos ayudaron a hacer que los humanos llegaran. La parte mala, también vinieron otros perros.
- Es Buddy. Creí que se había ido con el otro grupo.
- Debes irte - dije
- Ya es tarde...
Luego de que Sever terminara de hablar, un perro igual o aun más grande se lanzó sobre él; y todo se volvió un lío.