Entre lobos... (2)

Capítulo 123

Liv

Unan regresó a la guarida mucho después de que anocheciera. Trajo con él una pequeña liebre, el pelaje sucio y enmarañado, y un carácter como el de un jabalí.
- ¿Qué pasó? - entró a la guarida y dejó caer bruscamente la liebre en frente de mí.
- Nada - se recostó apartado de nosotros.
Sai y Unne se tambalearon hasta llegar junto a él; pero él los miró fríamente y los apartó. Evidentemente, no iba a dejar él tratara así a mis pequeños. Me levanté, ericé el lomo, y lo hice salir de la guarida.
- ¡¿Qué te...?!
- ¡¿Qué es lo que a ti te pasa?! - no me respondió.
- Entiendo que lo que sufrimos fue difícil.
- ¡Oye qué...!
- Entiendo que la vida de nuestra familia entera estuvo en peligro.
- Liv, yo...
- Entiendo que después de todo tengas miedo.
- Yo no...
- ¡Pero olvídalo si crees que voy a permitir que trates a mis cachorros como se te plasca! - terminó bajando la cabeza y pegando el cuerpo al suelo. - te quedarás afuera hasta que dejes de comportarte como un lobato.
Entré a la guarida, y cada vez que Unan intentaba entrar, le tiraba mordidas al aire para evitar que entrara.
Unan estuvo frente a mí desde afuera, viendo cómo devoraba la liebre, viendo cómo los cachorros se alimentaban, viéndome a mí. En silencio. Demasiado orgulloso como para admitir que le temía a algo.

- Perdón... - dijo por la mañana - estaba enojado.
- Me di cuenta - debía ser firme en mi voz. Aún seguía molesta.
- Tienes razón - no pude evitar sorprenderme. - tengo miedo.
- ¿Y crees que yo no? ¿Crees que no temo porque esas criaturas pudieran volver? ¿Crees que no estaba asustada cuando estaba en ese lugar? Tenemos cachorros por los cuales ser fuertes ante nuestro temor, Unan. No negaré que siempre fuiste un lobo bastante valiente y orgulloso; pero conociste el temor al estar en una pelea que no podías ganar. Superalo.
Sabía que mi voz había sonado muy fría; pero si le hablaba como siempre, habría parecido que sentía lástima. Aún así, cuando intentaba entrar, yo no se lo permitía.