Capítulo 119

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Shaya

- ¿Qué es lo que quieres...? - pregunté con la mirada en mis patas - déjame sólo.
- ¿Es así como luchas contigo mismo? ¿Esperando a que alguien venga a ayudarte? - dijo Unan.
- Ese no es asunto tuyo.
- Claro que no lo es; pero voy a entrometerme para hacer que te des cuenta de que ya no eres un cachorro.
- El que estuviéramos encadenados por tanto tiempo no nos hace amigos. Tú no conoces nada de mí, ni yo nada de ti.
- Y porque no soy tu amigo estoy aquí. No voy a ser condescendiente contigo por todo lo que estás pasando. - me volteé bruscamente hacia él.
- ¡Mi hermano está muerto! ¡¿Cómo quieres que me sienta con eso?! ¡Él era mi guía...! Él me prometió siempre estar ahí - me forcé a gruñir para no gemir.
- ¿Sabes cómo me hice esta cicatriz? - no era necesario que vambiara de posición para que pudiera verla. Negué con la cabeza - ese día, cuando probablemente tu eras un cachorro de no mas de dos lunas... Un oso atacó a Liv en su guarida. La iba a matar - mantuve la mirada entre el suelo y la cicatriz de Unan - no pensé en lo que hacía. Me lancé sobre el oso y logré salvarla.
- ¿Y eso que tiene que ver conmigo...?
- Ese día estaba con mi hermano menor, Zyner. Cuando llegó la manada, él desobedeció al alfa, nuestro padre, y se lanzó para ayudarme. El oso me arrojó sobre el, impidiendo que nos pudiéramos levantar rápidamente - miró su cicatriz - con un zarpazo nos mandó a volar a los dos. Yo estaba muy mal herido, y nadie creía que sobreviviera.
- Él...
- Murió al instante. - fijó la mirada en mí - él y yo siempre ibamos por el territorio haciendo toda clase de travesuras, como molestar al hermano de Liv, ese que tiene un pelaje extraño - rió amargamente - yo era un lobo muy ambicioso y soberbio. Es posible que aun lo sea. Cuando me enfadaba, me desquitaba con el primero que se me cruzaba, y varias veces ese era Ciro, mi padre.
- No respetabas a tu alfa...
- Muchas veces me tocó dormir bajo la lluvia porque él no me permitía entrar en la guarida. Muchas veces tuve peleas contra él que perdí sin mucho esfuerzo. A diferencia de ti, no tuve un padre que me soportara cada altanería; o un hermano que me guiara como si fuera su propio hijo. De hecho, yo debía ser quien guiara a Zyner, y está muerto por mi culpa.
- Pero no es tu culpa que él muriera. - le dije.
- Pero debí ser más inteligente al momento de actuar. - continuó con esa sonrisa que extrañamente me hacía sentir culpa - No digo que sea malo el que cuidaran tanto de ti por ser pequeño de estatura, o deficiente en cosas que normalmente hacemos. Pero sí lo es cuando te das cuenta de que dependes de los demás.
- Creo que es tarde para eso.
- Sobreviviste dos lunas a esa criaturas, al hambre, a la sed, a esos perros. Incluso resististe más que yo. - se piso de pie - hay cosas que debes aprender. Y créeme, siempre hay tiempo para aprender cosas nuevas - volteó la mirada. Vi a Kaila y a Sever hablando amistosamente; a un par de lobos con cachorros y a Liv junto a ellos - la ira y el miedo nos cega a menudo. Debes aprender a controlar eso si de verdad quieres demostrar que eres un lobo de esta manada. - miró las ramas. - vámonos, o nos van a dejar atrás. - golpeó suavemente mi nariz con su cola y comenzó a caminar. Yo lo seguí sin pensarlo.
La charla de Unan me había calmado bastante. Tenía razón, siempre dependí de los demás, y nunca demostré que podía hacer las cosas por mi mismo.
Sabía muy bien que él no era mi hermano; pero era como tenerlo conmigo. Un Sura que no iba ayudarme a cruzar el río. Sino, un Sura que cruzaría solo, y se sentaría en la otra orilla para verme intentarlo hasta cruzar.
Lo que necesitaba, no era un amigo que se sentara a ser comprensivo conmigo. Lo que necesité siempre, fue a alguien que me tratara como a un lobo cualquiera, y no como al lobato pequeño y débil por el cual sentir lástima.

Entre lobos... (2)Where stories live. Discover now