Prólogo

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¡¡Bienvenidos!!

 — Me voy a casar con él, aunque no quiera.

— Está prometido con tu hermana desde hace eones de años, desde que eráis más pequeños para ser más exactos— le recordó su buena amiga Emma Capshaw —. ¿Cómo se va a casar contigo? ¿Cómo?

Sasha la miró mal por hacerle recordar ese "pequeño" detalle. Se paseó por el salón lujoso de su amiga. Nunca la había invitado a la suya porque se hubiera muerto de la vergüenza. Aunque ella sabía el estado en el que se encontraba, en ningún momento le hizo mención de ir. Era conocido por muchos, el gran orgullo que tenía la joven.

— La promesa que le hizo lord Wade  a mi padre está desfasada — hizo un gesto con la mano como si le restara la importancia que tenía el asunto —. Además, nunca ha cortejado a mi hermana y ella no quiere saber nada de él.

— ¿Te lo ha dicho?

— Sí — no exactamente —. Está pendiente de sus cosas. Ella no quiere casarse.

— Sasha, desiste.

— ¡Nunca! Él es perfecto para mí. Es guapo, tiene los ojos más bonitos que he visto en mi vida. ¡No lo entiendes! 

— ¿Si es feo ahora? — ella respondió como si le hubiera dicho que la luna fuera plana —. Ojos que viste una vez en tu vida. ¿No te acuerdas que casi lo estrangulas cuando su padre y él os visitó? No quisiste separarte de él. ¿No ves que si rompes el acuerdo, estás lanzando a las hienas a tu hermana?

Las mejillas lozanas se ruborizaron como dos manzanas.

— No quiero hacerle eso. Tiene que haber una manera para romper el compromiso.

— ¿Y otra cosa? ¿Cómo piensas casarte con él, una vez roto el acuerdo? ¿No pensará mal tu futuro suegro de tu familia? ¿De su palabra?

Si creía que iba a menguar la decisión de su amiga, estaba equivocada.

— Veré cuando sea el momento. ¿Sabes cuándo vendrá?

— No, mi primo no me lo ha dicho — el primo de Emma Capshaw había sido compañero de Vicent Wade y es un buen amigo —. Vete a casa, Sasha y olvídate de él. Seguramente, ni te recordará.

— Jamás.

— ¡Dios, qué pesadilla! — exclamó Emma, llevándose una mano a la cabeza —. Me rindo.

— ¡Qué dramática eres! — le echó un cojín que estalló en la cara de ella —. Debes ayudarme.

— ¡Sasha! — las dos comenzaron una guerra entre cojines que acabó en risas, aunque no fueron risas cuando llegó lady Capshaw, la madre de Emma, y les echó una bronca a las dos.

Por más que les echara regañinas, ellas seguirían siendo amigas. 

***

De regreso a casa, Sasha esbozó una sonrisa al imaginarse que su vida  sería diferente a lado del hijo de lord Wade. No lo había vuelto a ver desde hacía años, como unos ocho años, cuando los dos fueron hacia su casa para pedirle un favor. Un favor que significaba un perdón, que acabó siendo un acuerdo matrimonial. Un acuerdo del cual ligaba la vida de su hermana con la de él. Al pensarlo, se le cambió el humor y notó un frío recorriéndole por dentro. No quería que se casara. Nunca había sentido aquello cuando sus miradas chocaron por primera vez en ese encuentro. Fue explotarle el pecho, fue sentir la calidez del fuego extenderse por cada extremidad. Él era calor, la esperanza y... ¿el amor? No lo sabía. Había creído ciegamente en el amor de sus padres cuando realmente era una mentira. Solo sabía que al casarse con él, se alejaría de los miedos, del horror padecido. Sí, dejaría el pasado atrás, las equivocaciones, los errores. Además, había otros motivos. Su hermana no estaba enamorada de él, ni lo quería. Había aceptado por ser la mayor de las dos y no decepcionar a padre. No creería que sería  dichosa. Así que si conseguía su objetivo, tanto su hermana como ella tendrían sus finales felices. Lo que no sabía era que no sería tan fácil como se imaginó.

 Ni tan fácil, ni tan feliz.

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora