⬅️⬅️⬅️ Hay un capítulo anterior, por si os aparece este antes. Perdóname, si lo encontráis aburrido y repetitivo 🙏🙏🙏 Quería reflejar los pensamientos de Sasha y Vicent. Os dejo con él, ya me despido hasta mañana o hasta la semana siguiente. Besitos 😘😘😘😘
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El consejo que le había dado su suegra era valioso, muy valioso, pero no lo pondría en práctica ahora cuando todavía se sentía herida. Además, ¿era conveniente en su estado? La pregunta le dejó con cierta inquietud. Entendía que las caricias de su marido, de antaño, no fueron peligrosas. Se sonrojó ella misma al recordarlo, pero eso era antes de que tuviera el amago de aborto. No quería poner en peligro a su bebé. ¿Sería dañino para él o para ella? ¿Por qué no se lo preguntó? Tampoco tenía amigas que hubieran pasado lo mismo que ella. ¿A quién podría preguntar? Se encogió de hombros; dejaría el tema a un lado. Porque no iba a seducirlo, ¿verdad? Pasó una mano por su estómago redondeado y una sonrisa floreció en sus labios, al imaginarse que estaría tan cómodo dentro, sin ningún disgusto de por medio.
— No te preocupes, mi vida, que no me voy a enfadar más. Te lo prometo. Quiero que estés bien y nazcas sano o sana. Aun así, espero que entiendas que no puedo perdonar al tonto de tu padre de momento. Tiene que aprender a luchar por mi perdón y mi cariño, si él los quiere.
Su mirada vagó por la habitación y reconoció que no podía permanecer más tiempo encerrada, marchitándose. La propuesta de irse a la casita de campo no le pareció tan descabellada, aunque eso significara que estaría más tiempo con su marido.
A solas.
Tragó saliva al sentir un nudo en la garganta. Un hormigueo trepó por sus entrañas.
¿Cómo iba a tolerar su presencia?
¿Cómo podría seguir siéndole indiferente cuando su cuerpo no había entendido aún su traición?
Tenía un problema muy complicado.
Todavía estaba divagando cuando alguien cerró la puerta. El sonido la alertó, pero se tranquilizó al segundo que sería la sirvienta que se habría llevado la bandeja.
Tendría que ser fuerte, contra viento y marea. Por más que lo deseara a pesar de su orgullo, por más que el consejo de la madre de Vicent sonara muy tentador, sería tenaz.
***
Vicent lo había sabido.
No le había dado su perdón como él había querido.
¿Qué esperaba?
— Señor, ¿le ayudamos en algo?
Watson estaba mirando la bandeja que llevaba aún en las manos. Carraspeó y se la entregó. Anduvo hacia la biblioteca donde el hogar estaba encendido. Las palabras de su esposa nadaron por su mente, encogiéndosele el corazón.
Se percató de que el mayordomo lo había seguido.
— No deseo nada, Watson.
— ¿Y la señora?
— Pregúntale a ella; a mí no me quiere ver.
No añadió más; la situación entre lady y lord Wade seguía igual, sin ninguna muestra de haber mejoría entre ellos. Fue hacia el escritorio y recogió la carta de que su abogado le había mandado a primera hora de la mañana de ese día. Le había dado la noticia que su ex amante había sido informada de las medidas legales que tomarían si incumple con la orden de mantenerse a distancia respecto a su esposa y respecto a él. La decisión llegaba tarde. Lo hubiera hecho tiempo atrás. Por su desconsideración, se había ganado su odio.
Te lo habías ganado antes con tus acciones.
Soltó la carta y la lanzó a la mesa. Él mismo se lo había buscado y él mismo tenía que lidiar con ello. Aunque su esposa no lo quería ver, él le demostraría que estaba equivocada. No iba a rendirse. No lo iba a hacer. No solamente quería tener su perdón o su cariño, quería que Sasha, a la que había conocido, regresara a su lado.
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Me casaré con usted © #1 Saga Matrimonios
Historical FictionUna nueva novela que será un borrador. Basada en la novela turca: Hülya, las llamas del deseo. Todos los derechos reservados a Aria Blanc.