Un trozo más

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Antes que nada, feliz día de la mujer

Espero que estáis teniendo un gran día.  Ojalá no fuera el único para disfrutar, para cumplirse nuestros sueños... Algún día acabaremos con esas barreras que todavía están, ese techo de cristal que mantiene la desigualdad en todos los ámbitos. Deseo que en un futuro más cercano que lejano, no haya más muertes, más discriminaciones, más ofensas y humillaciones hacia nosotras, que no seamos un número de una estadística.

Feliz día de la mujer

(No solo hoy, sino todo el año)

😘😘😘😘😘

Os dejo con el capítulo.

Hasta el fin de semana siguiente!!

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No era necesario girarse completamente para "cerciorarse" de que estaba ahí, con ella. No había sido una ilusión o producto de su imaginación. Estaba ahí. Aunque, tampoco, estaba del todo despierta para hacer el amago de averiguarlo.

¿Cómo iba a hacerlo?

La calidez que recibía, la mantenía en un delicioso sopor, como si estuviera en una nube esponjosa, suave y muy acogedora, a la vez, abrigada. Por no decir, que tal sensación tan agradable se lo producía el cuerpo de su marido, que no se había alejado de su espalda. Le recordó a estar en una tarde apacible y soleada. Era más que una tarde primaveral. Incluso, la mano masculina, que tenía apoyada en su barriga, era una clara señal que la tenía cerca de él.

No había sido un sueño.

Ni lo estaba siendo.

Antes de despertarse, su cuerpo se movió acorde al movimiento de Vicent, que remoloneaba, acariciando su mejilla con la suya. Había apoyado su barbilla en el hueco de sus hombros y no se estaba quieto. Su mandíbula raspaba por la barba incipiente que le estaba creciendo. No le era incómodo, le hacía cosquillitas en la piel. Ladeó la cara para notar más de esa textura rasposa. No se fijó porque tenía los ojos cerrados; subió una de sus manos para que sus dedos, ansiosos por tocarlo, se enredaran en sus cabellos, animándolo que no parara. Notó más movimientos, más aire fresco. Se quedó tumbada y, fue cuando, abrió los ojos, medio adormilada.

Vicent tenía un codo apoyado en la almohada para tener una mejor perspectiva. Ella no iba a quedarse atrás. Se giró hacia él. Cuando estuvieron enfrente, este le acarició la sien, desnudando su piel de sus cabellos sueltos. No era un gesto para seducir, ni para provocar; era tierna, tranquilizadora. Aun así, la presión que ejercía sobre su piel, era hormigueante.

— ¿Mejor?

Tuvo que acordarse del porqué venía esa pregunta. Asintió y él no se detuvo en acariciarla.

— Gracias por haber estado conmigo.

— No las dé; no ha sido por compromiso, sino porque quería que estuviera bien. Me alegra que haya sido así.

Sintió un leve empujecito de su otra mano que la atrajo suavemente hacia él, sino fuera porque su barriga era un obstáculo. Se miraron en silencio mientras los rayos del sol intentaban adueñarse de la habitación. Las cortinas no estaban corridas, y todavía no había venido alguien para correrlas, manteniéndolos en una media penumbra.

— Sasha...

Su nombre en sus labios fue otra caricia más para sus sentidos. No fue la única invisible; su mirada.

— ¿Qué quiere... decirme? — tenía la garganta tan seca.

Se humedeció los labios, que los tenía también secos, atrapando su atención. No articuló palabra, solo la sábana crujió y él se acercó más, inclinándose sobre ella, sobre sus boca, caletándola con su aliento.

Iba a besarla; ¿lo detendría?

Nunca llegó a saberlo porque en ese instante la puerta se abrió, rompiendo la burjuja.

— ¡Oh, Dios! Lo siento, yo no sabía... — la doncella se llevó las manos a la cara avergonzada.

Sasha contuvo en hacer una mueca mientras que Vicent retrocedió con una sonrisa torcida.

— No se preocupe, me iba ya, a mi habitación. Nos vemos en el desayuno, Sasha.

¿Eso quería decir que volverían a comer juntos?

La idea la espantó y la ilusionó, a partes iguales. Acertó en asentir mientras que su mente procedía con todo lo que estaba ocurriendo.

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now