Capítulo 1

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Y vino la inspiración, aunque no sé cuándo comenzaré a publicar con más continuidad.

¡Feliz día de Reyes! ❤❤❤❤

Sus nudillos tocaron y golpearon la puerta principal, abriéndola un señor alto y espigado, trajeado y mirándola con sorpresa. Por lo que dedujo de su aspecto era el mayordomo.

— Lady Wade — por su tono de voz, no había esperado su llegada. Era eso o que su marido le había ordenado que no recibiera ninguna visita viniendo por parte de ella.

Se volvió hacia los lacayos y ordenó que subieran sus maletas sin haber recibido respuesta del empleado. Atravesó la distancia y pasó por delante del atónito hombre.

— ¿Mi esposo? — entró y miró el interior de la casa.

 El vestíbulo, para su gusto, quedaba pequeño. Demasiado austero y sencillo. Pero como no, era un piso de soltero que su marido se había buscado, a espalda de ella y de su familia, en el último segundo para alejarse de su esposa y de los compromisos sociales. El muy... La había puesto en una tesitura que nadie quería pasar. La había abandonado, humillado, avergonzado, yéndose en su noche de bodas, dejándola solamente con una escueta nota en su tocador y un fajo de billetes. Paró sus recuerdos de un solo plumazo. Era hora de enfrentarse a él.

El pobre hombre tosió porque no había esperado que la "esposa", la "cazafortunas", como la había tachado lord Wade fuera a buscarlo.

Seguramente está despilfarrando el dinero que le dejé. Rezo que le dé suficiente para una temporada y no la vea.

— Su esposo dice...

Ella tuvo que tener mucha paciencia para no cortarle y demandarle a que se lo dijera ya.

— Lord Wade no está aquí, milady.

No era ninguna novedad.

— No está, bueno, eso no es mi problema. Soy su esposa, como comprenderá, tendré que estar a su lado. Le esperaré de mientras. Le encantará verme. No quiero que me recrimine mi falta de atención por haberle desatendido durante mi ausencia— dijo sarcástica —. Uy, ¿cuántos sirvientes hay?

— La ama de llaves, una criada y yo, milady.

— Muy pocos. Haz el favor de contratar más personal...

— Watson, milady.

— Watson, gracias. Eso, ¿hay habitaciones desocupadas? Me gustaría descansar en una de ellas. No se preocupe si todavía no está condicionada.

— En la planta de arriba, hay unas cuantas desocupadas.

— Si fuera tan amable, querría la que estuviera cerca de mi marido.

Eso al señor lo llevaría a lo mil demonios, pero como no estaba, tuvo que hacer la vista gorda y cumplir con la orden. Le daba la impresión que la llegada de lady Wade iba a provocar una gran tormenta. Debería avisar a los demás de ello.

Sasha subió y fue a la habitación que había pedido. No sin antes de ir a la de su marido, que estaba a lado de la suya. Solamente una pared las separaba. Contuvo la respiración y entró. Era un dormitorio normal, masculino, sencillo. A diferencia de la mansión que vivían sus suegros, esta era menos lujosa y con menos muebles, podía decir. A ella no le importaba la falta de bienes o de lujos, aunque su marido pensara lo peor de ella.

Fue hacia la cama de él y se sentó, pasando la mano por la colcha. La apretó con un puño, al recordar sus palabras...

— Lo tenías planeado, ¿verdad?

Después de vestirse, rápidamente, con los rostros desencajados porque los "había" pillados.

— ¿De qué me hablas?

— De tu perfidia, mujer. Sabías que no quería a tu hermana, que no quería una esposa, y vas como furcia y te metes en mi cama.

— ¡No me insultes! — le hubiera sacado los ojos, sino fuera porque él las sujetó con sus dos manos. Atrapándolas. Su furia chocó con la de ella.

— ¿No te insulte? ¿Cómo se llama el hecho de que una mujer sin invitación alguna esté en mi cama y me seduce?

— ¿Te hago recordar que tú no apartabas las manos de mí? ¿Qué me besabas?

— ¡Eres...!

— Vamos, insúltame o golpéame, que yo responderé igual.

Cerró los ojos angustiada, porque ella solo quería cumplir sus sueños. Había sido egoísta. Muy egoísta. Él tenía en parte razón porque había sido su plan de cazarlo, sino no hubiera sido otra manera de ser su esposa. Al menos no había destrozado la reputación de su hermana porque una semana antes de su "perfidia", los dos prometidos acordaron de cancelar la boda, a pesar de las protestas familiares que hubo. Fue un escándalo, pero el que siguió fue el que acaparó todos los chimes de Londres.

Sasha, tu marido no te quiere; te aborrece.

Con ese desolador pensamiento, se acostó, deseando que él empezara a perdonarla y comenzar una vida juntos como pareja. Pero eso era imposible, por sus acciones, había matado cualquier esperanza que pudiera haber entre ellos como marido y mujer.

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now