Capítulo 4 (mini)

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Capítulo breve

Se había citado con su amiga, Emma, en una cafetería céntrica de Londres. Sabía que iba a haber gente, y de ahí, su motivo principal para que la viera en público después de haberse desatado unos rumores que la dejaban a ella en una mala y humillante posición.

Mantuvo una fachada de aparente calma cuando por dentro quería gritar y deslizar toda la cubertería al suelo. Era el foco de sus miradas. Claro que lo era, gracias a su marido, se había convertido en el foco de su atención. Apretó la mandíbula, al segundo, sonrió falsamente.

¿Cómo le había podido hacerle aquello?

- Hola, amiga - el saludo de Emma la atrajo hacia el presente.

- Hola - le dio los dos besos y se sentaron.

El camarero tomó nota de su pedido y las dejo a solas. Lady Capshaw fingió ordenar su bolso, quitarse los guantes para preguntarle en un susurro.

- ¿Cómo estás?

- Estupendamente - amplió más la sonrisa y alzó la barbilla con altivez -. Feliz como el primer día en que me casé.

Lo dijo lo suficiente alto para que las alcahuetas del lugar supieran "realmente" que no estaba llorando por los rincones, aunque lo había hecho cuando se enteró por carta que su marido le era infiel con una famosa cantante de ópera extranjera.

Había pasado un mes desde que se instaló en la casa de soltero, un mes en el cual su marido trataba de no verla el mayor tiempo posible. Sin embargo, había otro motivo más por el que estaba ausente. Estaba jugando al ajedrez con la dichosa mujer.

- Me parece increíble el valor que sacas para mostrarte de cara al público. Yo en tu lugar no querría salir ni por todo el oro del mundo. Lo que ha hecho tu marido, sin vergüenza alguna, es para pedirle el divorcio y que se quede tieso.

Pero ambas sabían que esa opción las dejaba aún peor. En esa pausa que hicieron el camarero les trajo lo que habían pedido.

- Ojalá fuera así, que se quedara sin nada - masculló entre dientes -. Sin embargo, si lo pido, acabaré en la miserable ruina y ostracismo social. Además, el divorcio es su ferviente deseo para deshacerse de mí.

- Lo siento, amiga. Lo debes estar pasando muy mal.

- Sí. No me ha dado ninguna oportunidad de demostrarle que soy una buena esposa para él. Lo he intentado, pero lo hace imposible. Ahora, me humilla delante de todos y no se digna en pedirme perdón. No se lo voy a perdonar.

Emma le dio pena al ver la tristeza en los ojos de su amiga. Ella que siempre intentaba ser firme, orgullosa, poderosa e irrompible. Había pasado por penurias como la pobreza de su famila, el malestar y la tensión que creaba esa situación y más... que ella solamente sabía. Por si no fuera poco, el destino se encargaba de poner más piedras en su camino. Lord Wade no se merecía a Sasha.

- ¿Qué planeas hacer?

- Aceptar todas las invitaciones y demostrarles que no estoy rota, ni infeliz. Por más que me humille, saldré con la cabeza en alto. No me van a pisotear ni él, ni su amante. Si quiere el divorcio, no se lo daré.

Emma asintió y se quedó callada un largo rato.

- ¿Le has confirmado que estás encinta?

- Cuando me instalé en su casa, le solté que podría haber esa posibilidad.

- No se lo has dicho.

- No. Ni se lo diré. ¡Qué disfrute con su amante el tiempo que pueda! - aunque lo dijo con un tono superficial e indiferencia, las dos se dieron cuenta de que había amargura y rencor en sus palabras.

Lord Wade había cometido el error de subestimar y humillar a Sasha.

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now