Capítulo 17

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¡Cómo  me  gusta enredar más los problemas y crear malos entendidos!! Tengo que releer los capítulos para que no se repitan. ¡Hasta el sábado o el domingo! 🙈🙈🙈🙈


No fue consciente de su alrededor hasta que se despertó por fin del sueño. Nada más abrir los ojos, se topó con que esa era su habitación y no la de su marido, como creyó antes de haberlos cerrado y quedarse completamente dormida en su lecho.  Lo que no contó era con que su marido, vestido formal y elegante, la observaba desde su posición, sentado en su cama. No estuvo preparada para verlo a primera hora de la mañana. Ni el efecto que tuvo en su cuerpo. 

Tampoco le dio tiempo el asimilar que estaba ahí  cuando él dijo:

- He pedido a la criada que te trajera el desayuno.

No movió la cabeza, ni encontró la voz para replicarle. Se sentó como pudo, acomodando la almohada tras su espalda. Se peinó con sus dedos los cabellos, echándole un vistazo entre los mechones sueltos. No podía negar que estaba irresistible. Los recuerdos de la noche  anterior la asaltaron sin remedio, acelerándole más el corazón. 

- ¿No me va a hablar? - preguntó con una sonrisa que le calentó la sangre y el rostro.

Dejó de peinarse y lo miró.

- ¿Qué quiere que le diga? Después del episodio de anoche, ¿cómo voy a tomar su buen gesto? ¿Quiere que le dé las gracias?

- Entiendo su recelo y sus dudas.

Porque le dio la sensación de que estaba atrapada. 

- No son dudas. Invadió mi sueño y me ... - ya se sonrojó hasta las raíces de sus cabellos -, luego en su dormitorio. Me vuelve loca. Lord Porte tuvo un bonito detalle del cual no ha tenido conmigo.

- No mencione ese nombre - aunque le hubiera alegrado su mueca de disgusto, en ese instante, se sentía impotente -. No quiero saber nada de él. 

- Está bien.

Se calló, y sus ojos fueron a sus manos posadas en su estómago, las apretó. Por el bebé, no debería tener más rencillas con su marido. Aun así, no olvidaba. Ojalá, pudiera ser menos rencorosa. Oyó un suspiro por parte del hombre y el sonido de la puerta al cerrarse. Se había ido. Otra vez. Le dolía como los rayos solares que entraban en ese momento a través de las ventanas. A pesar de la calidez que transmitían, no era esa calidez que deseaba.

***

Conforme pasaba la tarde, se vio aburridamente sola. Vicent no estaba como era lo normal. Tampoco supo el porqué de su ausencia. En cuanto a ella, había tomado la decisión de no salir de la casa debido a su  casi nula precaución de haber aceptado el día anterior un regalo de otro hombre que no era el de su esposo. Tenía que reconocer que la había liado un poco. 

Lo que nadie le dijo era que recibiría varias visitas. Una de su hermana mayor, y otra, que si fuera por ella, la hubiera echado a patadas a la calle a la mínima oportunidad que hubiera tenido. Estaba con Tania, preguntándole cómo estaba la situación en la casa de sus padres cuando el mayordomo les anunció otra visita. Nada más reconocer el nombre en la tarjeta, se le puso la vista roja.

- Respira hondo, me estás asustando.

Tenía el rostro lívido. Además, respiraba acelerada.

- ¡¿Cómo se atreve?! - se levantó por pura indignación -. Dígale que pase a ver qué desea porque aquí no está lo que busca, evidentemente.

Su hermana se puso pálida al ver atravesar por la puerta  la famosa cantante, la que estuvo relacionada con su cuñado. Se llevó una mano a la cara, avergonzada. La mujer que no se amilanaba, presentaba  una singular belleza y de porte altivo. Con sus negros cabellos peinados en dos hermosos rodetes trenzados, sus mejillas maquilladas sutilmente por un rubor y sus labios eran voluptuosos. 

Sasha intentó no echarse un vistazo y gruñir por las repentinas inseguridades. Puso los ojos en blanco y esperó a que la doña perfecta se dignara a hablar porque lo que hizo fue pasearse y observar con una ceja enarcada.

- ¿Quiere un té? Uh, lo siento. Se ha acabado el agua, no la puedo invitar a quedarse.

La otra mujer, porque no la consideraría como dama, se rio.

- ¿Me manda a marcharme sin saber el porqué he venido? ¿No tiene curiosidad?

- Lo único que se me viene la cabeza es la poca consideración que tiene al venir a mi casa - dijo con la mirada encendida -. Y Vicent, lamentablemente, no está. Otra razón que le dicta a marcharse.

- Oh, querida. Es un personaje que cualquier actriz podría tomar  de ejemplo. 

Tania fue cauta y no abrió el pico para intervenir. Notó que sobraba ahí, pero no se atrevió a salir y dejar sola a su hermana.

- ¿Qué quiere? - no le hizo gracia su burla.

- Mostrarle mis cartas - sin haberle dado su permiso,  se sentó enfrente de ella -. Aunque tenga a Vicent por ahora, volverá a mis brazos tarde o temprano.. No creo que - le envío una mirada desdeñosa - se haya acostado con usted.

- Señora, espero que respete a mi hermana y se vaya.

La dichosa cantante no le hizo caso, sino que siguió mirando a su rival con una petulante sonrisa.

- ¿O me equivoco?

- Precisamente anoche me hizo el amor como nadie se lo puede imaginar. No creo que se pueda comparar con las veces que estuvo con usted.

- No la creo - la sonrisa le tembló una chispa -. Es más, si fuera cierto, no estaría aquí.

¡La iba a coger de los pelos! Cuando iba a hacerlo, su hermana se puso en medio de las dos y la detuvo.

- No caigas en su trampa- llegó a oír -. Te está provocando.

- No se lo diré otra vez. Salga de mi casa o pediré que la echen como se merece.

La maldita se fue riendo, no sin antes de lanzar su último estoque que la dejó sin defensas alguna.

- ¿Cómo podrá desearla si la aborrece desde el primer segundo de su matrimonio con usted?

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora