Capítulo 8

8.2K 1K 29
                                    

No creía que os fuera a encantar. He escrito un nuevo capítulo :) Espero que os guste. Si todo marcha bien, hasta mañana!!! 😘😘😘😘


Las fiestas de lord y lady Giles se las conocían como fiestas privadas, que los propios anfitriones organizaban para sus amigos más exclusivos y cercanos, por no decir sin sonar redundante, íntimos. También, se resaltaba el libre albedrío de las acciones de los invitados. Estas fiestas no eran de todos los gustos. Los más recelosos, pudorosos, pegados a unas normas rancias y anticuadas no irían aunque fueran pagados. Hubiera sido un insulto para ellos  si hubiera llegado a esto último.

- ¿Cómo que su esposo no la acompaña?

La voz de su pareja de baile la atrajo hacia el presente. Compuso una sonrisa, aunque no la sentía. Curvó los labios y alzó la mano hasta posarla en su hombro.

- ¿Por qué molestarnos en pensar en él cuando estamos disfrutando de la velada? No lo mencione, por favor. Es tan aburrido hablar del mismo tema. 

Era una burla en toda regla que preguntara por él cuando la mayoría de los presentes sabía que lord Wade tenía un amante, y estaba con su compañía. Por otra parte, ella había ido con la clara intención de coquetear, de pasárselo bien para que llegara a los oídos de cierto individuo que lo que hiciera, le importaba un rábano. Es más, quería devolverle cada humillación sufrida con la misma moneda. Eso sí, un sutil coqueteo no haría nadie daño. 

- Si le sirve de consuelo, me alegra que esté sin él.

- Yo, también - dijo, aunque por dentro sintió como una especie de retortijón, que ignoró con un encogimiento de hombros y siguió bailando. 

Era una pena que no se sintiera atraída por su pareja de baile. Lord Porte no era el hombre que le hiciera hervir la sangre. No. Su marido se había encargado muy bien de ello. Aunque no estaba ahí. Pero no fue culpa de él, que se enamorara estúpidamente de él. Encima, en la primera vez que lo vio. ¿Podía ser que cupido erró en su tiro? No podía haber tenido peor gusto. Hizo un esfuerzo para no apretar las manos, enfadada. Aún estando lejos, seguía en su cabeza. 

- Cuéntame, lord Porte, ¿qué planes tiene esta noche? No quiero prescindir su compañía  tan rápidamente. 

Ojalá estuviera su marido para que la escuchara y la viera con otro que no fuera él. No todas las venganzas eran perfectas. Algunas podían ser muy cutres.

La mirada del hombre larga e intensa que le echó, le indicó que ella estaba incluida en uno de sus planes. Sí, era una pena. Intentó no llevarse por el desánimo, en cambio, se animó a continuar con esa farsa. ¿Por qué no podía divertirse? Su marido estaría jugando a las manitas con su amante. Merecía que le demostrara que no era el único. 

No lo era.

-  Coincidimos en lo mismo, milady. Es gratificante saberlo, ¿qué le parece...?

Asintió a lo que le iba diciendo, aceptando su proposición. ¿No se había dicho que fuera un sutil coqueteo? Al diablo con todo, quería quemar el navío entero.  Dentro su marido. 

- Espérame - le pidió el caballero que sin duda quería acabar con lo que había empezado, con otro baile diferente. 

Sasha lo miró irse entre el gentío. Había quedado en una de las habitaciones de la planta de arriba condicionadas para eso. Respiró hondo y contuvo una náusea. Aunque intentaba mantenerse firme, las molestias del embarazo seguían en su curso, ajena a ella. Posó una palma por encima del vestido, en su estómago.

- Bien, con el estómago revuelto - inspiró nuevamente. 

El recuerdo de ella misma haber salido del salón atestado de gente, haber subido por esas escaleras la azotó, haciéndole recordar de su locura y de su acto inmoral. Si no fuera porque había seguido a los pasos de lord Wade y había subido, entrando en esa habitación en la que estaba él, no sería la esposa de él. 

La calma regresó a ella pasados unos minutos. Alzó los hombros y se preparó para el siguiente acto. Caminó resuelta, aunque antes de salir, se tropezó con una persona que no vio, disculpándose de paso, continuó con su camino. Volviendo a subir las escaleras sin ser consciente de que alguien la había estado observando, que tomó otra dirección.  

Sasha, de repente extrañada, echó un vistazo por encima de su hombro, deteniéndose en medio de los escalones, encontrándose con el vacío y las sombras del edificio. Movió la cabeza y reanudó la caminata. No fue difícil encontrar la estancia. Iluminada como el resto, con velas en sus candelabros, observó el lujo presente en el escenario. Un lujo desproporcionado para encandilar a los más pudientes. Ojalá, ella estuviera extasiada. Pero no lo estaba. En otro tiempo, había estado maravillada en ver cada objeto de valor. 

Se acercó a la cama y deslizó una mano hacia uno de los postes que sostenía el techo de la cama y las cortinas de esta, agarrándose a él. Miró la colcha con impasibilidad mientras otro recuerdo resurgía del pasado y la volvía a dominar con más fuerza que nunca. En otra cama. En otras sábanas. Gimió para sus adentros y cerró los ojos, dejándose llevar.  

- Maldito seas - dejó escapar en un susurro.

No estaba bien maldecir. No estaba bien que una señorita fuera al encuentro con un desconocido. Pues ella misma se reía de lo que estaba bien. Había intentado actuar como una buena esposa (sin tener en cuenta los antecedentes de ese matrimonio). ¿Qué tenía a cambio? El desprecio de él, su humillación. Así que cuando oyó la puerta abrirse, sin volverse, y lord Porte entrara, no lo pensó.

Ni una, ni dos veces.

Ni siquiera cuando se acercó a ella y la giró a sus brazos, besándola, no pensó. Sin esperarlo, en ese beso, en ese choque de labios y dientes, en esa fiereza, sintió arder, arder como la mantequilla a fuego ardiente. 

¿Cómo podía ser?

Quería pararlo, pero él no se lo permitió, atrayéndola más contra su cuerpo, que le supo conocido. Un segundo... lo empujó, rompiendo el contacto de sus labios, y jadeó. Los ojos que chocaron con los suyos, no eran los de lord Porte.

Sino los de su marido.

Lord Wade.

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now