Capítulo 10 (primera parte y mini)

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La segunda parte se subirá esta noche o el domingo 😘😘😘

Ante cualquier desafío, Sasha no se iba a acobardar, especialmente si le había tirado el guante su querido esposo, que se había ido como si no hubiera hecho nada - un angelito sea dicho-, dejándola con el deseo ardiendo en sus carnes. Se levantó con el porte de una reina y no lo buscó. No quería darle ese gusto. No iba a rogarle para que acabara de lo que no había terminado. Su orgullo se lo impedía; su dignidad, también. 

— Milady, lord Wade pregunta por  su hijo.

Su suegro había venido sin previo aviso. Se arregló como pudo y, echó de menos una chaquetilla porque, al menos quería tener una imagen delante de su familia política correcta y elegante. No se podía hacer mucho, se encogió de hombros. 

— Hazle pasar. 

Él mismo se había encargado de entrar.

— ¿Dónde está mi hijo díscolo?

— Oh, lord Wade — lo saludó y el hombre negó con la cabeza, contrito con la actitud que ha tenido su primógenito —. ¡Qué alegría de verle!

— ¿Estás bien? Blanche está preocupada por ti. No le he pedido que viniera para no recibir otro disgusto de nuestro hijo. Lo de la amante era lo último que nos esperábamos de él. Créeme que no aceptamos dicho comportamiento. 

Lord Wade, había soñado que su primogénito  siguiera sus pasos. Pero, ya desde adolescente, no quiso seguirlos. Lo primero con el negocio familiar. ¿En qué cabeza se le había metido en ser profesor, metido entre libros, en enseñar cuando tenía un trabajo a su disposición, con un sueldo mejor y más comodidad? Siempre le  había gustado en contradecirle. 

— ¿Acaso los esposos prometen fidelidad?

El hombre se ruborizó. Aunque él había sido y le seguía leal a su esposa, su hijo y amigos suyos no lo habían sido tanto. Carraspeó al darse cuenta de que había metido un poco la pata. Había esperado que  con el matrimonio, su primogénito se reformara y aceptara de una vez sus responsabilidades. 

— Mi hijo te lo prometió ante Dios, en un iglesia con centenares de invitados. No puede ir pregonándolo a los cuatro vientos. Es deleznable.

— No entiende de razones.

— Pues una mano dura antes de tiempo le hubiera cortado de raíz su actitud libertina. Ha sido un niño muy consentido. Se acabó toda esa tontería que tiene en la cabeza. Mereces su respeto— metió barriga y carraspeó para gritar:— ¡Vicent, sal de una vez! ¿No te da vergïenza en no recibir a tu padre? 

— Mejor que lo espere en la salita, ahora le diré que lo reciba.

— Es un irresponsable. No sé como lo soportas. Encima, obligarte a estar en una casa que a leguas se nota que es un piso de soltero cuando debería haberte llevado a  la que es suya por derecho. Fue herencia de su abuelo. 

Ni ella tampoco lo sabía. 

— No se preocupe más.

— Lo que me saldrá serán más canas antes de tener nietos, claro está, si ese bribón se decide por fin y se tome en serio sus deberes como esposo — ahora le tocó a ella ruborizase porque aún no les había comunicado la noticia de su estado.

— Ahora regreso.

— Sí, ve a por él no vaya ser que se escape de su padre. 

Buscó al mayordomo para que le diera el aviso. No lo iba a hacer ella. Sonrió para sus adentros porque Vicent iba a recibir un rapapolvo, y bien que se alegraba, y mucho. No tendría un esposo que la defendiera, ya tenía a sus suegros que daban la cara por ella. Eso seguramente le sentiría como una patada a su maridito. Se alejó de allí con una sonrisa en sus labios y fue a otra habitación a leer un rato. Quería disfrutar de esa pequeña victoria, un momento a solas. 

Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosWhere stories live. Discover now