Capítulo 32 (último capítulo)

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Chic@s siempre aviso con antelación el final, pero en esta ocasión no ha sido así. Antes que nada, quería daros las gracias por haber estado conmigo en esta historia, cuyos principios han sido revoltosos. Doy fin a una historia donde sí existe el perdón en un matrimonio, a pesar de que sus inicios no eran los mejores.

Quedan dudas por resolver, por ejemplo, ¿qué han sido de lord Porte o la cantante (cuyo nombre creo que no lo puse y si lo hice fue poco)? De todas formas, son personajes puntuales, que hicieron de las suyas. Aun así, no quería haberla alargado cuando lo más importante era para ellos: el amor.

Una vez más: gracias 

❤❤❤❤


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Sasha nunca creyó que pudiera ser tan dichosa. Sus sueños se habían cumplido, bueno, excepto uno, quizás. 

Inspiró hondo y acarició con su nariz a su hijita que estaba despierta y miraba con curiosidad lo de su alrededor. Sus suegros se habían marchado con el resto de invitados, dado que se había celebrado el bautizo de la pequeña damisela Daphne Wade. Había sido muy emotivo, aunque no había llorado, no quitaba lo especial que había sido para ella. En general, para todos. Hasta habían ido sus padres de los cuales no tenían relación. Al menos, se habían comportado. También, su hermana, Tania y su amiga, Emma Capshaw, que manifestó su alegría de saber que tanto su esposo como ella habían arreglado sus rencillas. 

El piar de un pájaro que volaba por el cielo, las distrajo. 

— Eso mi niña es un pajarito que vuela bien lejos. No sabemos dónde, si a su casa o a otro lugar lejano. Esperamos que llegue bien.

La miró sin comprender nada y su manita se topó con su mejilla. Le besó sus deditos. 

— Se han ido todos — anunció Vicent y se acercó a ellas.

— ¿Estará contento porque sus padres se han ido a Londres?

— No mucho. Quién me lo iba a decir que echaría de menos al grandullón de mi padre. Es muy fácil enfadarse con él, pero también, se le quiere por igual. Al menos, podré disfrutar de mis chicas.

Sasha sonrió y le tendió a su hija, que seguía vistiendo un trajecito de color crema con volantes. Le había quitado el gorrito y los patucos. Lo observó con ella y ese familiar sentimiento la embargaba con esa calidez. No podía pedir más... 

— ¿Qué piensas? — la pilló en su escrutinio.

— En cómo ha cambiado nuestro matrimonio — mientras él sostenía a la bebé, ella acarició la mejilla rechoncha de su pequeña —. En cómo hemos resuelto nuestras dudas, nuestros recelos y discusiones.

— Me has perdonado — no era una pregunta, sino una afirmación.

— Sí — alzó la mirada hacia él —. No sé cuándo lo hice, pero sí te he perdonado.

Vicent asintió y se inclinó sobre ella, cogiéndole del rostro y mirarle sus ojos. Sintió esa intensidad atravesarla y extenderse por todo su ser, entrecortándole la respiración y latiendo su corazón a mil.

— Nunca estaré orgulloso de lo que te hice, Sasha. Decir que me perdonas, es algo inexplicable para mí. El nacimiento de nuestra hija fue un milagro, una bendición. Ahora con tu perdón es otro milagro que no olvidaré jamás. No me cansaré de demostrarte de que te quiero. Me quedo corto en decir lo mucho que me importas. Sin ti, estaría cojo, ciego y malherido de por vida. Respiraría, pero no viviría.

Sus frentes se rozaron y sus alientos. 

— Eres mi luz, Sasha. Mi aliento, mi vida y mi amor.

Su declaración la hizo emocionarse, aunque no quiso llorar, derramó unas lágrimas, que él limpió con su pulgar e índice de su mano libre.

— Parece que estoy viviendo un sueño — esbozó una sonrisa tímida.

— No lo es, no estás soñando — besó sus labios suaves, transmitiéndole durante unos segundos el amor que sentía por ella, aunque ya se lo había demostrado y seguía demostrándole —. No es un espejismo si te digo que, con los latidos de mi corazón,  te amo y te amaré para siempre, más allá de la muerte.

— ¿Me amas?

— Sí, mátame, si no lo hago. Porque mi corazón están en tus manos, mi vida en tu felicidad. Seré un desgraciado, sino te hago feliz.

— Creo que con eso me basta —le echó un vistazo a su hija, que se había dormido, y se puso de puntillas para corresponderle a su beso —, Vicent.  


Me casaré con usted © #1 Saga MatrimoniosOnde as histórias ganham vida. Descobre agora