Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Mi despertador suena fuertemente sobre mi oído, me siento sobre la cama y volteo, Sunshine sigue durmiendo. Me levanto completamente de la cama y camino hacia el baño, hago mis necesidades para luego entrar a ducharme. Las gotas de agua caen librementre sobre mi cara haciendo que me relaje un poco. Desde hace días estoy hostigado con mi vida, algo enfadado, necesito algo de diversión, necesito salir con mis amigos, pero estoy seguro de que Sun, no me dejaría. Termino de bañarme, salgo del baño y camino hacia el armario, me pongo mi acostumbrado traje color negro, y salgo de este, distingo a una Sunshine recién levantada.
—Buenos días amor —dice en un tono adormilado.
Me acerco hacia ella para darle un corto beso.
—Ya me tengo ir —me alejo de ella y voy por el portafolio que yace en la mesita de noche.
—Esta bien, te amo.
—Yo más.
Camino hacia la salida de la habitación, cuando estoy a punto de salir, un grito hace que me devuelva a ella.
—¡¿Que paso, porque gritas!?
—¿Podrías darme dinero?
—Esta bien, ¿Cuanto quieres?
—Mil dolares.
—¡¿Tanto!?
—Si, iré a desayunar con mis amigas — dice levantándose de la cama.
—¿Y necesitas tanto para tan solo desayunar?
—No, luego iré a comprar cosas para la casa.
Saco mi billetera y le doy el dinero.
—Gracias amor.
Suspiro para luego bajar a la planta baja.
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Siguiendo mi aburrida rutina, llegué al trabajo, salí del elevador, los pocos murmullos se callaron al verme, todos inmediatamente comenzaron a trabajar aún más rápido, los ignoré y entré a mi oficina, aventé mi portafolio y me senté en mi silla. Revise los papeles que tenia sobre mi escritorio, pasé las hojas más rápido cuando noté que estaban mal hechos, tenían fallas de ortografía y algunas manchas de ¡¿Pintura De Uñas!?
—¡Ashley!
Inmediatamente entró mi secretaria.
—¿Qué... Qué pasa señor? —dijo temblando de miedo— ¿Necesita algo?
— ¡¿Qué mierda has hecho!? ¡Revolviste todos los papeles! ¡¿Ves esto!? —dije señalando aquel papel con pintura de uñas— ¡¿Lo ves!? ¡Es pintura de uñas!? ¡Esto es el colmo!
— Lo... Lo... Lo siento.
—¡¿Cómo se te ocurre pintarte las uñas en horario de trabajo!? —suspire— Sabes no me seguiré malgastando mi tiempo contigo. Simple y sencillamente estás despedida.
—¿De... Des... Despedida? —dice en un tono sumiso.
—Si, ¡despedida! Ahora recoge tus cosas y ve al área de recursos humanos, le diré a Johann que te pague los días que trabajaste.
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