Christopher Vélez, cree que lo tiene todo, es rico, guapo, y está felizmente casado.
Pero alguien llegará... Alguien que cambiará el orden de su vida, que lo hará darse cuenta de que es lo que realmente desea...
⚠️Historia adaptada, aunque a partir...
Me acomodé la ropa a paso veloz, Christopher por su parte parecía haber tenido un ataque nervioso, parecía una estatua.
—¡Christopher! ¡Muévete! —grité alterada.
—¡Mierda! ¡Hoy no llegaba! —reaccionó acomodándose la ropa.
Pronto un portazo llegó a mis oídos, una mujer entró, era alta, con buen cuerpo y muy hermosa debo admitir. Bajé la mirada y me aleje lo más que pude de Christopher.
—¡Amor! —corrió hacia el y se lanzó a sus brazos.
Christopher también la abrazó por supuesto.
Sentí un nudo formándose en mi garganta, respiré profundo, Sunshine lo beso muy apasionada, Christopher le respondió el beso de igual manera, el beso era de igual a los besos que el me daba.
Me tragué las lágrimas, ¡¿Porqué mierda iba a llorar!? Talvez sean mis hormonas, ahora que recuerdo no falta poco para mi periodo, si debe de ser eso. Traté de convencerme, secándome las lágrimas que amenazaban con salir.
—Hola —Sunshine se acercó hasta quedar frente a frente.
—Buenos días señorita Vélez —forcé una sonrisa.
—¿Te llamas Alessia? —pregunto sonriendo.
—Si —respondí nerviosa, ¿Cómo sabía mi nombre?
Me daba miedo preguntarle el porque.
—Mucho gusto, me llamo Sunshine Fuentes, conocida como la esposa de Christopher —enfatizó la última frase, luego me tendió la mano, la cual forzosamente acepté.
«No llores, no llores»
—¿Porqué tan amistosa? —intervino Christopher.
—Es un buen momento para serlo — amplió su sonrisa— no seré tan grosera con tus empleados, desde hoy seré alguien completamente nueva.
«¿Cómo le digo que no soy una simple empleada?»
—¿Qué bien? —respondió en tono duduso.
—¿Cuántos años tienes? —volvió su vista a mi.
—22 —sonreí nerviosa.
—¡Yo tengo 23! ¡Podríamos ser amigas! —inesperadamente me abrazó, le devolví el abrazo mientras me tensaba— podríamos ir de compras uno de estos días, sería genial poder tener una nueva amiga.
—Claro.
«Tierra tragame y escupeme en Asia»
Christopher parecía querer desmayarse.
—Bueno... Ya la conociste —dijo incómodo—... ¿Irás a casa?
—¿Porqué tanta prisa amor? Pensé que podríamos ir a comer —posó su mano sobre su pecho.
Tragué saliva fuertemente y baje la mirada incomoda.
—No tengo prisa... Solo que tengo mucho trabajo —dijo nervioso.
—Esta bien... Te veo en la casa, recompensaré lo que no te dí en muchos meses —guiño el ojo.
—Esta bien, trataré de llegar temprano entonces.
—Me encantó conocerte Ale, espero volver a verte —desprevenidamente me dio dos besos en la mejilla.
Salió de allí, me quedé mirando a Christopher.
—Tenemos problemas —suspiró.
—Llegaría algún día —me senté.
—Lo sé —dijo pensativo.
—Tengo que trabajar —me levanté, y comencé a caminar hacia la puerta.
—No aún no, puedes... —trató de persuadirme.
—¡Adiós! —salí molesta.
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Me maldecía por haber olvidado entregarle los sellos a Christopher, no quería verlo, y por eso, caminaba enfada hacía su oficina.
«Es hora de poner distancia, se acabó»
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Editado ✔️
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