Capítulo 18

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//Christopher Vélez//

Seguí trabajando por un rato más, hasta que no pude estaba realmente agotado.
Volteé, Alessia estaba recostada en el sillón, jugando con su teléfono. Me acerqué a ella sentandome a su lado.
Se miraba tan hermosa, en un intento por acomodarse, se le subió la falda, y no pude evitar mirar.

— ¿Qué haces? —me daba curiosidad ver qué la distraía tanto.

—Jugando angry birds — dijo entretenida.

— ¿Angry que? —¿Qué rayos es eso?

Me miró sorprendida.

— ¿Nunca has jugado?

Negué.

Me comenzó a explicar, pero sinceramente no ponía atención, por alguna razón me perdí en sus labios «¿Qué más podría hacer con esa boquita?»
Se que no debería pensar cosas así, pero quizás las cosas con Sunshine no mejoren, además no puedo dejar de pensar en que Alessia es muy hermosa.

— ¿Entendiste? —preguntó mirándome a los ojos — es muy sencillo.

Asentí, aunque no haya entendido nada. Sus ojos... Eran hermosos.

— ¿Quieres jugar para desaburrirte un poco?

— No.

En un movimiento rápido le quite el teléfono, ella me miró confundida. Estaba hipnotizado, sus ojos, sus labios, ella era completamente hermosa, quizá mañana me arrepienta, pero hoy no, hoy seré egoísta, mañana me podré lamentar, hoy no. Quizás esto me lleve a algo nuevo.

—¿Entonces? — preguntó inocente.

— Vamos a pasarla bien nena.

Susurré. Me recosté encima de ella, cuidando que mi peso no la aplastara. Comenzó a respirar más fuerte, entrecortada, ambas respiraciones se mezclaban. De tan solo pensar en que iba a suceder, mi entrepierna despertó.

//Alessia Cruz//

Christopher se acostó encima de mi ¿Qué trataba de hacer?, me ponía nerviosa, «espero que me bese, es tan sexy... ¡Callate!» Me dije a mi misma.

— N... No, no podemos —intenté decir.

— Si podemos.

Juntó nuestros labios, tardé unos segundos en corresponder su ritmo, me besaba fuerte, con un aire lujurioso y de deseo. Besaba mejor de lo que había imaginado.

Me tomó del cuello, y nos dio la vuelta, ahora yo estaba encima de él, su lengua intentó pedir acceso en la mía. Se lo concedí. Era una guerra, ninguno quería perder. Gemí. «¡Joder, besa tan bien!»
Sus manos bajaron hasta mi cintura, mientras le tomé del cuello, me subió la falda de manera en la que quedó hasta la cintura, dejando a la vista mis bragas, dejó de besarme, y se desvío hasta mi cuello, donde comenzó a besar y lamer. ¡Oh Dios! Gemía y gemía, sus manos ahora estaban en mis nalgas, las acariciaba.

Me dejé llevar, olvidando que el estaba casado, solo éramos el y yo.

Nos volvimos a dar la vuelta, el estaba encima de mi ahora, me miró por unos insignificantes segundos, pero eso bastó para que mi corazón se detuviera. Ágilmente me quito la ropa interior, dejando mi parte mas íntima expuesta a él. Lo mismo hizo con las prendas de la parte de arriba, quedé desnuda ante el.
Paró unos segundos para quitarse su ropa, ahora si estábamos completamente desnudos.
Apretó mis muslos hacia el, haciéndome jadear por la enorme cercanía con su miembro, sin duda era una máquina de gemidos. Como pude me recuperé, acerqué mi boca hacia su cuello, e hice el mismo trabajo que el había hecho conmigo, soltó varios gruñidos y jadeos. La escena sin duda era demasiado excitante.
Apartó bruscamente mi cara, fruncí el ceño, «que no se eche para atrás ahora»  el como respuesta me sonrió de lado, sus manos ahora descansaban en mis senos, masejeo el izquierdo, mientras que con su boca mordisqueaba el otro, así fue por varios minutos, intercambiandose entre ambos, llevándome a la cima del placer.
Llegó un momento en el que no supe cómo, estaba tan perdida que no me di cuenta cuando el había dejado de acariciar mis senos y ahora estaba entre mis muslos, dándole atención a mi clítoris, metió dos de sus dedos en mi parte, aqueé mi espalda, esto era tan excitante.
No pasaron más de 10 minutos, cuando comencé a temblar, estaba a punto de dejarme venir. Me llené de frustración cuando el se detuvo, dejando mi orgasmo a medias.

—¡Sigue! —lloriqueé desesperada.

— Te daré algo mejor nena.

Y lo sentí, se deslizó en mi hasta entrar.

— ¡Oh dios mío!

Comenzamos un vaivén lento y luego rápido, la oficina estaba llena de jadeos y gemidos por parte de ambos, no sé cuánto tiempo estuvimos así, pero sentía que estábamos a punto de llegar.

— ¡Christopher!

— ¡Si! Nena grita mi nombre —gruñó.

— ¡Christopher!

—¡De nuevo! —ordenó—,nena vamos, dilo —volvió a gruñir.

— ¡Christopher! ¡Chris! ¡Ah!

Había llegado al orgasmo, segundos después el se derramó dentro de mí.

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Estaba exhausta, recostada encima de él, nuestras respiraciones agitadas y mis ojos comenzaron a pesar.

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La amante ||C.V|| Sin EditarWhere stories live. Discover now