Capítulo 97

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Dos días después.


//Christopher Vélez//

—¿Estas listo? —pregunta.

—Más que listo, estoy muy nervioso.

Subimos al auto, el chófer comienza a manejar hacia las oficinas del registro civil.
D

esde aquella llamada, he estado algo confundido, por un lado estoy feliz, por el hecho de poder ser oficialmente novios con Alessia, libre, pero por otro lado, algo me hace querer negarme a firmar, detesto estar así, porque si algo he añorado es separarme de Sunshine.

—¿Chris? ¿Amor? —Alessia me habla despertándome del trance.

—¿Qué pasa?

—Ya llegamos.

Suspiro. Siento que voy a desfallecer en cualquier momento, las manos y todo el cuerpo me están temblando y los nervios no ayudan en nada.

— ¿Qué piso es?

—Piso cuatro —respondo sin emoción alguna.

Las puertas del elevador se cierran, y comenzamos a subir.
Mis nervios aumentan al abrirse las puertas, a eso se le aumenta una enorme tensión cuando la veo, siento como mis manos se entumecen. Ella está hablando por teléfono, nuestras miradas se cruzan, y cuelga el teléfono.

—Pasen por aquí.

Un señor calvo nos señala el pasillo.

—Yo me quedo aquí, te amo —Alessia habla sonriendo.

—Bien, yo te quiero más —beso su mejilla.

—¿Listo? —Evan, mi abogado me pregunta.

—Eso creo  —respondo dudoso.

Entramos a la oficina. Nos sentamos enfrente el uno con el otro, seguido de ambos abogados que se sientan de igual manera, y por último en el fondo de la mesa se sienta el señor que nos llamó minutos atrás.

—Bien —pronuncia el señor— saltemonos las cosas sin importancia, pasemos al grano: la negociación.

El señor sale, dejándonos solos.

Sunshine aprovecha el momento y junta nuestras manos.

—¿Enserio quieres hacerlo? —con los ojos llorosos pregunta.

Por un segundo siento el corazón caer, por mi mente pasan todos los momentos felices que tuvimos, nuestra boda, nuestra luna de miel, me duele verla así pero luego recuerdo el engaño, como me uso como su banco personal, y Alessia, Ale se me viene a la mente, lo mucho que la quiero, que la amo, lo mucho que quiero estar con ella.

—Si, estoy seguro.

—Bien —se calla mordiéndose el labio.


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La amante ||C.V|| Sin EditarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora